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La casa de Sandra Figuerola

La casa de Sandra Figuerola

El color se apodera del acogedor hogar de la diseñadora, emplazado en una paradisíaca urbanización junto al mar y donde la amplia terraza exterior se funde con el salón y la cocina a través de unos grandes ventanales

ELENA MELÉNDEZ

Martes, 18 de octubre 2016, 21:28

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En una de las urbanizaciones con más encanto de la playa de El Saler se encuentra el hogar familiar de Sandra Figuerola, una de las diseñadoras con más solera de Valencia, formada en Bellas Artes, socia fundadora del colectivo La Nau, profesora del CEU y en los últimos años también interiorista con su socia Zdenka Lara. Nada más entrar se percibe el gusto de Sandra por los colores, las formas originales, los contrastes y el medio natural. En la agradable y amplia terraza, con suelo de baldosas empedradas, reposa su perrita y, junto a ella, tres gatitos de pocas semanas juguetean en una pequeña cama dispuesta para ellos. «Su madre da a luz en el bosque y luego los trae aquí hasta que se hacen fuertes y se marchan», explica Sandra. Unos grandes ventanales vinculan esa zona exterior salpicada de plantas con un interior luminoso y diáfano compuesto por salón y cocina. «Me gusta que estén las dos zonas conectadas. Se crean momentos muy agradables cocinando en familia y cuando vienen amigos».

La casa la compraron en 2001. Se hallaba en mal estado, era antigua y no se había reformado nunca. «Esta urbanización es de los años setenta. Entonces era muy oscura y todos estos ventanales no existían. Incorporamos parte de las terrazas para ampliar y hacer más habitaciones, la tiramos completamente, hubo que reforzar y empezar de cero». Cuenta que el proyecto lo llevó a cabo el estudio de arquitectura NJ40, que la casa ha ido creciendo de forma natural y que muchas de las piezas que la decoran proceden de distintos puntos del planeta. «Nos gusta mucho viajar con nuestros hijos, hacemos intercambio de casas. Hemos estado en Canadá, Estados Unidos, Islandia, Grecia... Me encanta traerme recuerdos de todos los viajes. También hemos ido bastantes veces a Marrakech». Para Sandra, esas escapadas son experiencias muy intensas que refuerzan los lazos familiares. «Aprovechamos para conversar y disfrutar del tiempo juntos, más que viajar es una forma de vida». A esta amante de la estética le gustan los tonos intensos y los contrastes. Su idea fue crear una base muy neutra a nivel de contenedor y luego salpicarla de notas de color. «Las alfombras son diseño mío para Gandía Blasco. Me gusta mucho lo étnico, incluso mis creaciones tienen todas una base étnica cultural que reinterpreto para darle el punto contemporáneo, los viajes me sirven para inspirarme».

Muestra un cocodrilo de madera adquirido en Egipto, una pieza que pende de la pared traída de Marrakech que ejerce de protectora del hogar, un cuadro con una cabeza central comprado en el mercadillo de Jalón, unos camellos de Túnez... «También hay piezas de India. Las cabezas de plástico las adquirí en una exposición de cosas recicladas y el jarrón es del mercadillo de Valencia. Tiene más de treinta años, donde voy me lo llevo, está todo roto pero me fascina». Los objetos que habitan este hogar lleno de vida son una mezcla de recuerdos de viajes, compras de rastro y muebles de firma. «Las piezas de las que me rodeo han de tener un guiño, llegarme de alguna manera, generar algo de sentido del humor».

Cuando se instalaron en El Saler, ella estaba embarazada de su primer bebé y habían pensado que querían otra forma de vida para sus hijos. «Nuestra idea era que pudieran construir cabañas en los árboles, que jugaran por la calle con un bocata. Aquí se socializan muy pronto, no hay peligros ni pasan coches, es una vida muy sencilla y libre». «¿En qué época del año disfrutas más de la casa?», me intereso. «Mi estación favorita aquí es la primavera -responde Sandra-. Nos gusta mucho ir a la playa hasta el invierno. Cuando hace más frío hacemos mucha vida dentro de la casa, nos gusta juntarnos para tomar un vino con amigos. Sin embargo, a la vez soy urbanita y me desplazo hasta la ciudad para trabajar o para dar clase».

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