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La casa de Antonio Girbés

La casa de Antonio Girbés

El artista internacional valenciano reside en una vivienda decimonónica de Dénia que fue hogar del escultor Tony Becket

ELENA MELÉNDEZ

Jueves, 7 de julio 2016, 21:11

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En plena calle Loreto de Dénia emerge la casa del artista Antonio Girbés, una construcción de principios del siglo XIX que te sumerge en otro mundo nada más poner un pie en ella. Para entender esta sorprendente vivienda hay que hablar de su anterior propietario, el escultor alemán Tony Becket. «Era una persona muy particular, teníamos amigos comunes. Claudia, mi mujer, se enamoró de una de sus esculturas, pero él le dijo que no la vendía. Pasaron los años, entablamos amistad y un día nos dijo que se iba a desprender de la casa para irse a Tailandia», explica. Becket les informó de que sólo quería vendérsela a ellos, porque sabía que la iban a mantener.

La casa estaba toda pintada de negro y el suelo de la sala principal quedaba oculto por la grava que está ahora en el patio, lo que facilitaba al escultor mover las piezas por el espacio. En esa sala, la mirada encuentra sucesivos estímulos en los que posarse: un pavo real, varias piezas de Becket -como la gran mesa semicircular y la silla de madera-, una de las fotos de Girbés de la serie 'Delirious City' realizada en la Sagrada Familia, una obra de Joan Verdú, dos gárgolas que flanquean el paso a la terraza u otra enorme foto del artista que pertenece a su serie 'Forbidden City'. «Elena Ochoa vio un portfolio mío y le gustó. Me propuso hacer una acción, sin límites. La idea fue ir a la Ciudad Prohibida, un lugar creado para el emperador, su familia y su corte, pero no para los humanos. Lo que hice fue traer un trabajo 'robado' de dentro de aquellas murallas, todo es verdad y todo es mentira», revela.

Antonio y Claudia vivieron los primeros cinco años sin cambiar nada, hasta que un día decidieron hacer alguna cosa. Le quitaron un poco de rabia al negro y sacaron la gravilla al patio. Antonio destaca su orientación perfecta para el verano, pues la fachada mira al sur. Además, tiene unas paredes muy gruesas, así que cuando entras de la calle te recibe una agradable temperatura. «Era la antigua Oficina de Correos de Dénia y yo creo que eso tiene que ver con la energía positiva que atesora la casa. Aquí han pasado muchas cosas. Todo el mundo conoce la casa y ha tenido una relación desde niño con ella. Muchos han compartido conmigo sus recuerdos».

A modo decorativo reposa una cama artesanal que compraron en Italia, luego les acompañó a Viena y de ahí a Dénia. «Es la única pieza que cuando nos movamos se vendrá con nosotros». La pared que está enfrentada a la puerta de entrada la pintó de dorado para jugar con el reflejo de la luz y las puertas decidieron sustituirlas por cortinas. «El estilo se corresponde con nosotros, ecléctico y enloquecido». Su cama es la que dejó el anterior propietario, y sobre el cabezal reposa una obra floral de su serie 'The Untitles'.

Del piso de arriba no tocaron nada. Esa planta acoge la habitación de su nieto, piezas clásicas del diseño como la lámpara de Joe Colombo y la cocina, una escultura de Becket en acero corten a la que integró una placa... Detrás tiene dos pilas altas y nada para colocar los platos. «Todo muy práctico», bromea el artista. Un amplio baño rebosa intimidad, con las paredes y el suelo en mosaico negro. El jardín era el taller del escultor. «No veías nada, era muy salvaje. A mí lo que más me gusta del mundo son unas tijeritas y cosas para cortar. He plantado todo menos el algarrobo que nace del muro y ha tomado todo el protagonismo. Hay dos tipos de bambú».

Antonio nos conduce por su casa como un mago o un alquimista, desvelando cada detalle. Su presente pasa por Venecia, en esa Italia donde lo conocen como 'el orfebre del píxel'. Allí se muestra al público la exposición de su serie 'Refugios' en la Oficina del Arte Espiritual que pertenece al monasterio de San Giorgio Maggiore, una cita única que tiene lugar durante la Bienal de Venecia y ha sido apoyada por la Fundación Hortensia Herrero. «Son refugios entendidos como algo muy amplio. Estamos en un momento en que todos necesitamos un lugar donde sentirnos protegidos. Estoy contento porque es la primera vez que lo hacen con un artista valenciano. Los resultados son estupendos, hace un mes que se inauguró y llevamos cinco mil visitantes».

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