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La casa de Sonia Remohí

La casa de Sonia Remohí

La altura de la cubierta y su capacidad para canalizar la luz natural cautivó a la diseñadora, que abordó una reforma integral

ELENA MELÉNDEZ

Miércoles, 8 de junio 2016, 21:55

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La casa de Sonia Remohí, luminosa, amplia y equilibrada, presenta una decoración discreta y serena, dos de los rasgos que mejor definen a su propietaria, quien nos recibe con una acogedora sonrisa. La diseñadora llegó hasta esta vivienda hace poco más de un año, tras residir una temporada fuera de Valencia, experiencia que no volvería a repetir. «La encontré gracias a mi abuelo, que vive arriba. A mi abuela le apasionaban las reformas y yo he salido a ella. Después de vivir en cinco casas sabes perfectamente lo que quieres y lo que no. La reforma fue rápida porque teníamos muy claro lo que queríamos», explica. El espacio que acoge el hogar familiar estaba de origen cuando entraron; los anteriores propietarios no habían cambiado nada desde los años cuarenta. «El cableado era el mismo, había hasta una nevera de la época. Cuando entré lo vi claro, la amplitud que te dan los techos es increíble y sabía que podíamos sacar mucho partido a la luz natural».

A Sonia, decidida a conservar los altos techos con trabajadas molduras, le llamaba la atención que la gente que iba a presupuestar la obra quería bajarlos o reproducirlos para hacer las instalaciones. Ella deseaba conservarlos, aunque eso condicionara la distribución de las habitaciones. «Unos techos del año cuarenta son una joya; a la hora de hacer la reforma no puedes cargártelos. Este salón eran dos habitaciones. El del pasillo sí que lo bajé para el aire acondicionado».

Para los suelos escogió madera sintética porque, teniendo niños pequeños, necesitaba un material resistente. En el baño decidieron poner un porcelánico con carácter que no desentonara con el resto. Además, quería que fuera en línea con los tonos de la casa, que es en blanco y beis, menos en las habitaciones de los niños, en lila y azul. La cocina es su zona favorita de la casa. Como necesitaba muchos metros, la ubicó en lo que en su día fue el salón de la vivienda. «Quería que fuera grande, porque yo hago mucha vida con los niños aquí. Me gusta la cantidad de luz natural que tiene y las vistas. Puse la mesa al lado de la ventana para poder disfrutarlas». En la zona de fuegos no quería tubos de extracción que rompieran la armonía. Buscó alternativas hasta dar con la original campana de la firma Élica, que también hace las veces de lámpara. «Tiene unos filtros de carbón que depuran el aire y lo expulsan limpio hacia arriba. Es cierto que no aspira como una de tubo, pero hace su papel y es muy bonita». Una gran viga original reposa en una de las paredes, dejando patente el carácter histórico del edificio. En la pared de enfrente reprodujeron la viga para dar continuidad buscando un efecto estético.

La casa fue decorándola conforme encontraba las cosas. El cuadro de la habitación lo compró la semana pasada y en el salón tuvo los cables colgando hasta dar con las lámparas que quería. «Me gustan las cosas sencillas que no me cansen». Nos detenemos ante el bonito cuadro que reproduce el mar y decora el salón, pintura que perteneció al abuelo de su marido. «Era mallorquín, como mi suegro. Es una cala de Mallorca. Lo rescatamos este verano y lo restauramos. Somos muy marineros y en la casa hay muchos detalles relacionados con mar, como ese barco que le regalé siendo novios». Sonia, que trabajó en el mundo de la comunicación y los eventos, se reinventó con la crisis y creó www.salacadula.com, firma de ropa de baño para niños y adultos made in Spain cuyo nombre viene de la canción de Cenicienta. «Es la primera que cantó mi hija y me recuerda al mundo mágico de los cuentos. Al final las madres tenemos que hacer magia para criar a nuestros hijos».

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