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elena meléndez
Valencia
Viernes, 19 de enero 2018, 14:13
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Para charlar con Cristina de Salazar y Cristina Duato tenemos que quedar en día de fiesta, la única forma de aprovechar una escapada exprés de Cristina junior. El motivo es que la joven estudiante vive en Madrid.
La armonía entre ellas salta a la vista. Nada más verlas se percibe una fluidez natural que traspasa la frontera del vínculo filial y las hace parecer buenas amigas. «La tuve con veintisiete años y me separé cuando ella cumplió cuatro. A su padre, que vivía en Ibiza, lo veía en vacaciones, así que pasábamos mucho tiempo juntas. Me la llevaba a todas partes, era una más del grupo», explica Cristina madre. La vena artística y creativa que caracteriza a ambas tiene en parte su origen cuando Cristina de Salazar estudiaba Bellas Artes y comenzó a trabajar en una promotora de conciertos gestionando la contratación de artistas, la búsqueda de recintos, la publicidad o la venta de localidades. Durante esos años el backstage tras el escenario se convirtió en la zona de juegos para su hija, que hoy la recuerda. «Mi infancia fue muy divertida, rodeada de amigos y yendo a conciertos. Estaba con las hijas de Juanes, pasaba ratos en el camerino con Hilary Duff, jugaba a pillar con Antonio Orozco... Me creía muy mayor aunque era una cría», confiesa Cristina, mientras su madre evoca cómo con sólo diez años aquella niña despierta ya se hacía con la casa y le llamaba para anunciarle lo que había cocinado. «Una tarde me dijo: ‘Mamá, te he hecho la cena, he preparado tortilla de pipas con las cáscaras’. También elaboraba zumo de naranja con la piel incluida. Ha sido un personaje toda la vida. Veía un grupo de niños y se acercaba a jugar sin problemas. Siempre ha sido muy sociable, extrovertida y muy responsable».
Cristina hija, por su parte, empezó a estudiar Gestión de Administración Pública en Valencia cuando terminó el colegio, pero pasado un tiempo se fue a Madrid para trabajar con una agencia de modelos de allí. Se matriculó en ADE y en Comunicación Audiovisual y en la actualidad la representa la agencia SSM, la misma que gestiona las carreras de Naty Abascal, Vanessa Lorenzo o Ariadne Artiles.
El Politécnico es un lugar especial para las dos, un #centro docente con el que además guardan un pasado #en común. «Yo estudié allí Bellas Artes en su día #-recuerda Cristina de #Salazar-. Cuando estuve un periodo sin trabajar decidí volver a las aulas, esta vez para hacer escultura». Y llegó ahí el cruce de caminos. «Coincidió que en ese momento mi hija empezaba sus estudios, así que éramos compañeras de universidad. Quedábamos a almorzar, íbamos a la biblioteca juntas. Sus compañeros alucinaban, había un ambiente muy variopinto, fue una época bonita», rememora la madre.
En estos momentos se presenta ante ella un giro vital importante. Hace un año y medio una productora la localizó. Buscaban protagonistas para un nuevo reality (que acaba de empezar a emitirse) y Cristina les encajó. Se llama ‘Los reyes del barrio’ y consiste en seguir el día a día de cuatro grupos de amigos de distintas ciudades. El de Cristina representa el barrio de Salamanca de Madrid, lugar donde reside desde hace cuatro años. «Sé que me va a traer muchas cosas buenas pero también malas. Conforme vayan viviendo veré cómo las gestiono. Ha sido una experiencia muy estimulante y tengo mucha ilusión», asegura. Cristina madre, que también aparece en pantalla en algunas de las entregas del reality, no puede ocultar una parte de preocupación de cara al inminente estreno televisivo. «Tengo algo de miedo porque sé que este tipo de programas generan críticas. Espero que ella sepa afrontar los comentarios negativos, que sepa tener su vida encauzada, siga con las estudios y las cosas que le interesan».
Como experiencia para recordar, ambas coinciden en destacar las navidades de 2005 que pasaron solas en Ámsterdam, sin obligaciones ni jornadas de compras y con días por delante para disfrutar. «Desaparecimos el día 24 de diciembre por la mañana y volvimos el 6 de enero. Fue como meternos en un cuento de Navidad, visitábamos pueblecitos, paseábamos y disfrutamos muchísimo juntas».
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