Borrar
En familia con Almudena Cano y Rafael Membrives

En familia con Almudena Cano y Rafael Membrives

Su primer encuentro fue en un viaje invernal, donde él era monitor y ella alumna. Doce años después coincidieron en una boda y el flechazo surgió cenando en Xàbia. Martina es el tesoro de una pareja que adora la buena mesa

ELENA MELÉNDEZ

Lunes, 10 de abril 2017, 20:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La historia en común de Almudena Cano y Rafael Membrives arrancó ya hace mucho tiempo, durante un viaje a la nieve. Allí Rafa, de dieciocho años, ejercía de monitor y Almudena, con tan sólo nueve, era una alumna más del grupo. Sin embargo, habría que esperar doce años hasta llegar al siguiente encuentro. Entonces, ambos adultos, coinciden en la boda de un primo de Almudena que casualmente es amigo de Rafa. «Tenemos mucha gente en común y nos íbamos viendo en distintas ocasiones. También en Jávea, donde ambos pasábamos los veranos. Una noche nos fuimos a cenar y ahí surgió todo», recuerda Almudena con una sonrisa. Rafa la matiza. «Ella iba con otras intenciones diferentes a las mías». Entre risas coincidimos en que la afirmación suena regular y él lo aclara. «La realidad es que a mí Almudena me gustaba ya, mientras que ella sólo iba a cenar con un amigo sin más», precisa. La aludida concluye este relato a dos voces: «Yo venía de una relación larga, pero la verdad es que esa cena me encantó y al llegar a casa me dije: Ostras, que esto puede ser algo más. Cinco años después nos casamos y hace uno nació nuestra primera hija».

Nos encontramos en el patio trasero de un edificio de la calle Pizarro, enclave que dentro de una semana acogerá el evento que aúna gastronomía y diseño organizado por Almudena. «Estudié Marketing e hice prácticas en el IVEX. Luego me fui a vivir a Madrid y estuve algunos años trabajando en una empresa de eventos muy fuerte. Para mí fue como un súper máster. Manejé presupuestos y proyectos enormes. Cuando volví a Valencia me metí en el mundo de las bodas y más tarde me monté mi propia empresa», explica mientras muestra el espacio. Rafa, por su parte, se dedicó al sector inmobiliario hasta que, al empezar la crisis, buscó una alternativa y empezó a trabajar en una multinacional americana de fabricación y distribución de material médico. «Aunque es un mundo ajeno al mío, yo disfruto mucho de los eventos que organiza Almu, si bien la parte de la realización no me gusta nada. Pese a eso siempre acabo pringándome desde el montaje hasta la recogida».

Ambos confiesan que disfrutan al máximo de la llegada de su pequeña Martina, una niña «muy buena» que no les ha obligado a renunciar a nada de lo que tenían antes. «Lo que más nos gusta es salir por ahí a comer, viajar y pasar tiempo en Jávea, sobre todo en invierno. Tenemos un Land Rover Santana original de la época y nos movemos con él por allí. También nos gustan mucho el campo y las motos». Esa pasión por la buena mesa se traduce en visitas a restaurantes de todo tipo y presupuesto en los que buscan calidad, afición que también han desarrollado en sus viajes a Nueva York, San Francisco, Ámsterdam, Las Vegas, Venecia, Bora Bora o un sinfín de enclaves en España.

En casa Rafa se encarga de la cocina y confiesa que, si bien se apaña con lo que hay en la nevera, disfruta perdiéndose en los pasillos del Mercado Central para recaer finalmente en el puesto de encurtidos de un buen amigo suyo. «Algunas de mis especialidades son el arroz de bogavante, el cordero o el steak tartar. No me ha enseñado nadie. Es cierto que mi madre siempre cocinaba, pero yo he aprendido por instinto y a través de internet».

Entre ambos fluye una complicidad especial. Lo que a Rafa le gusta de Almudena es su talante conciliador y la alegría con la que aborda hasta la más pequeña de las acciones. «Yo tengo un carácter fuerte, pero ella lo hace todo muy fácil», revela. Almudena, por su parte, valora la capacidad de Rafa para ordenar y organizar. «Tiene las cosas muy claras. Yo soy más caótica en mi día a día. Él me ayuda a parar y mirar lo que tengo delante para organizarme. Nos compensamos mucho».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios