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En familia con Coté Soler y Natalia Segrelles

En familia con Coté Soler y Natalia Segrelles

La madre es un torrente de vitalidad capaz de aludir a Scarlett O’Hara a la hora de autodefinirse. Frente a ella, la hija representa el contrapeso discreto. Tan distintas entre sí, terminan complementándose

ELENA MELÉNDEZ

Miércoles, 15 de marzo 2017, 20:28

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Nada más llegar Coté Soler me entrega un papel con unas notas escritas. Se trata de un fragmento del poema No te detengas, de Walt Whitman. Es su favorito, el que de alguna manera le ha marcado la vida. Junto a ella está su hija, Natalia Segrelles, periodista experta en comunicación de empresas, discreta, perfeccionista y llena de encanto. La presencia de Coté no pasa inadvertida en el local del centro en el que nos encontramos. «Tengo un aspecto lúdico demasiado inconsciente y Natalia es justo lo contrario. Con las piezas de las dos crearíamos la forma completa de un puzle», explica Coté. Y Natalia añade: «Somos como el yin y el yang». Valencianas ambas hasta la médula, Coté nació en Conde Salvatierra y Natalia vive hoy junto a la Gran Vía. Madre e hija provienen de una estirpe de mujeres fuertes de marcada personalidad. «Somos cinco hermanas y un hermano. Todas son brutales, mujeres muy fuertes que han destacado por algo. Mi hermana Paz Soler era la mujer más guapa de Valencia con diferencia», detalla Coté.

Entre las dos existe la complicidad de quien se conoce bien. Coté asegura que pocas cosas le quitan la sonrisa, que la vida es maravillosa, que hay que exprimirla al máximo y que la actitud es más importante que acumular experiencias. «No creo tanto en el carpe diem como en la ilusión. Irte ahora a tomar algo en una terraza de la Patacona me parece tan maravilloso como hacer un largo viaje. A mí se me lleva el coche la grúa y vuelvo al restaurante a tomarme algo. Hago como Scarlett OHara: Pensaré en eso mañana».

Natalia se considera más pragmática y menos sofisticada. A ella no le importa salir sin ir maquillada, no lleva joyas ni reloj, pero a pesar de su estilo más sobrio confiesa haber heredado de su madre una suerte de coquetería que tiene más que ver con el saber estar. «Si salgo y llevo tacones la idea de quitármelos en una boda para ponerme unas alpargatas no la concibo. Creo que si te pones unos buenos zapatos has de tener el coraje de defenderlos toda la noche», admite Natalia, a quien le viene el recuerdo de su niñez del delicado perfume que envolvía a su madre. «Me acercaba a su abrigo y me parecía que era la persona que mejor olía del mundo. Mezclaba perfumes con aceites y esencias. Llevo toda la vida viéndola con unos tacones altísimos y una sonrisa, creo que nunca le he escuchado quejarse». Otra cosa que ha sacado de ella es que, pese a ser tan urbana, siempre ha disfrutado del contacto con la naturaleza, del amor por los animales y de la vida en el campo. Una afición que la llevaba a salir con toda la familia de excursión cada domingo con el fin de explorar rincones de la Comunitat y tener contacto con el mar. «La naturaleza es un contrapunto a la sofisticación», afirma Coté.

La vida social de la ciudad no tiene secretos para ninguna de ellas. En el caso de Coté se trata de un terreno donde se mueve con fluidez y que confiesa dominar a la perfección gracias a una máxima. «Es muy sencilla, aunque parezca complicada: nunca te vas a llevar chascos si no esperas nada. En la vida social no vas a encontrar ni generosidad ni solidaridad. Cuando tienes claro que es un mundo ficticio y controlas las claves resulta fantástico». Natalia, por su parte, vive el compromiso social desde la empatía: «Como soy muy sensible, siempre que alguien me invita pienso que ha pensado en mí. Por ello, aunque me venga fatal, cuando me invitan voy».

Si Natalia admira de Coté su pasión por la vida y su optimismo desbordante, ésta ha aprendido de su hija que la vida necesita a veces un toque serio. «También lo mucho que la gente agradece que alguien se tome la molestia de tener un detalle con ella. Creo que esos pequeños gestos dejan huella en las personas y Natalia es una auténtica experta a la hora de saber cómo agradar a los demás».

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