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¿Quién es José Ignacio Lacomba?

¿Quién es José Ignacio Lacomba?

Los históricos programas de Félix Rodríguez de la Fuente apuntalaron la personalidad de un niño que amaba el campo y los animales

MARÍA JOSÉ CARCHANO

Jueves, 9 de junio 2016, 22:07

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José Ignacio Lacomba le invitó Delibes para hacer el primer estudio de la nutria en España, con veinte años, aspecto hippy, su Land Rover y muchas ganas de comerse el mundo. Más de tres décadas después este doctor en Biología, apasionado de la naturaleza desde la infancia, defiende que hay que ser sincero con uno mismo y luchar desde el corazón. En el colegio se han vivido horas bajas por la crisis, y reconoce que no se le han abierto las puertas de todos los despachos.

-Mirando las estadísticas de desempleo, los biólogos no lo tienen fácil. Es una de las profesiones con más paro. ¿Qué diría a un joven que quiere emprender ese camino?

-Si su vocación es la biología, que la estudie. Ese conocimiento le dará la capacidad de análisis que le servirá en todo ámbito de la vida. Si un hijo mío quiere estudiar Filosofía no le diré que morirá de hambre, aunque tal vez lo piense, porque el desarrollo profesional puede venir por cualquier esquina. Seguro que te será útil si eres un apasionado del conocimiento.

-¿Es su caso?

-Soy el típico biólogo al que de pequeño le gustaban los animalitos. Después me interesé por los ecosistemas y he acabado trabajando en conservación de espacios naturales, de especies amenazadas. Yo veía a Félix Rodríguez de la Fuente porque a mi padre le encantaba. Además, si me quería comprar un libro de naturaleza o una serie por fascículos nunca les sabía mal a mis padres gastar unas pesetas en esas cosas. Me he pasado la vida levantando piedras para buscar bichos.

-Es importante cultivar esa vocación.

-Un profesor te puede hacer odiar o amar una asignatura. En mi caso fue efectivamente mi padre, a quien le encantaban los animales. Siempre teníamos algún sitio en el campo donde ir y criábamos cualquier bicho que se presentara.

-Estamos en un momento complicado, con muchos lugares amenazados. ¿Es optimista?

-No soy pesimista, no puedo serlo, pero hace falta gente que se proponga cosas y luche por conseguirlas desde la generosidad, el entendimiento, el esfuerzo, la solidaridad y la entrega. Si todos actuamos con buen corazón, sentido común y conocimiento, las cosas no pueden salir mal. Creo en el optimismo, si no no estaría aquí. Además, tengo hijos y quiero confiar en un futuro tan bueno como el que he tenido yo.

-Usted ahora trabaja en el Marjal dels Moros, entre Sagunto y Puçol. Muy distinto al trabajo de oficina.

-No crea, que paso muchas horas ante el ordenador. Por suerte también trabajo en el campo. Y si me puedo meter en una acequia a atrapar galápagos para un estudio de seguimiento lo voy a hacer. Es divertido. He tenido la suerte de participar en proyectos internacionales muy interesantes.

-Póngame algún ejemplo.

-La última gran experiencia fue un año y medio llevando una reserva de la biosfera con cinco millones de hectáreas en Uruguay. Es un país maravilloso, con muy poca densidad de población. Tiene islas con lobos marinos y por la noche no hay contaminación lumínica, el cielo está tan bestialmente lleno de estrellas que te aplasta y eso te llena de una manera única. Allí la sensación de libertad es tan grande

-¿Tuvo que dejar atrás a la familia?

-Mis hijos eran pequeños y nos fuimos todos. Mi mujer se pidió una excedencia por maternidad y todavía mantenemos amigos allí. Es más, mi hija pequeña, aunque nació ya en España, es made in Uruguay (ríe).

-¿Si le ofrecieran un proyecto parecido repetiría?

-Sin duda. Se lo digo a los jóvenes que tienen la oportunidad de irse: que se vayan, porque es una experiencia única para el trabajo y para la vida, que al final es la profesión más complicada. Aprendes a sufrir, a esforzarte en un mundo adverso, a valorar más las cosas. Sin esfuerzo nada se consigue.

-Esfuerzo... y pasión.

-Por supuesto. Pienso que si tienes que defender una cosa te la has de creer. No se puede vender humo.

-La de aventuras que debe de tener

-He estado en Mozambique ayudando en un emprendimiento turístico, con mis compañeros viendo pájaros en Mauritania, felices de dormir en el desierto tragando arena, viendo águilas pescadoras en Marruecos.

-¿Con la edad uno se tranquiliza?

-Un poco sí, porque eres consciente de tus límites, pero el espíritu se mantiene y nos sigue emocionando una laguna llena de malvasías. O conocer a gente auténtica ligada al territorio.

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