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F. R.
Jueves, 14 de diciembre 2017, 00:40
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Jaume Vives saltó a la fama durante el proceso independentista catalán por poner a todo volumen en el balcón de su casa en Barcelona la canción '¡Que viva España!' de Manolo Escobar y el himno de la Guardia Civil, con los que reivindicó la españolidad de Cataluña. Pero esa no es su faceta habitual. A sus 25 años se define como «periodista de barba larga y descuidada». Católico, denuncia la pobreza. Ha escrito tres libros y dirigido documentales sobre la persecución de los cristianos en Irak y Siria, como el que mostró ayer en el colegio Jesús y María, de Valencia, como acto inscrito en el segundo centenario del centro.
¿Por qué colocó esos altavoces? Lo hizo, dice, como contraataque a las caceroladas a favor de los detenidos independentistas catalanes, aunque la raíz es más profunda. «Fue fruto del hartazgo de muchos años de ver cómo los independentistas avanzaban y llegaron hasta donde nunca habían llegado. Han engañado, adoctrinado y manipulado a niños y mayores, pero nunca habían dado un paso más allá y en la equidistancia no haces nada», se autocriticó Vives. El pistoletazo de salida fue «el ridículo estrepitoso» del referéndum del 1-0. «No es que los que nos sentimos españoles salgamos del armario, sino que ellos mismos nos han abierto las puertas y nos han sacado», añadió. «Habíamos estado muchos años en silencio porque no nos habíamos creido su discurso», dijo.
«Volveremos a sacar los altavoces si ganan los constitucionalistas el 21-D. Y no todo serán altavoces en el balcón», sostiene. Consideró que las elecciones se convocaron «con mucha prisa» y que son «un gran error». Afirmó que «el Gobierno no ha salvado Cataluña, porque no ha aplicado el artículo 155 de la Constitución, sino que ha hecho teatro. Y salga lo que salga, contrarrestar 35 años de dictadura es muy complicado. Si no cierras TV3, Catalunya Ràdio y los medios privados que viven de lo público, y si no haces un cambio en la educación, las columnas del independentismo para adoctrinar y engañar, todo va a seguir igual».
El Gobierno catalán ha inyectado durante décadas dinero a entidades valencianas para promover la lengua y la cultura catalana en tierra valenciana. «Los valencianistas pancatalanistas es lo más absurdo y los más ridículo que uno se puede encontrar. Puedes encontrarte a un engañado que desconoce su historia, sus raíces, su tierra, y otra es encontrarse a un tío de Valencia que quiere que su tierra forme parte de esa masa enagenada. Es absurdo. Ese nacionalismo valenciano no se aguanta por ningún lado. El problema viene de la educación, porque hay un desconocimiento de la historia de España y de los pueblso que la componen», opinó.
Respecto al documental que mostró ayer en el colegio Jesús y María, Jaume Vives realizó un paralelismo con lo que sucedió hace 80 años, en la Guerra Civil española. «En 1936 y antes hubo una persecución brutal a los cristianos en España que se ha querido esconder, que incluso está mal visto hablar de ella. Se mataron a miles y miles de sacerdotes y monjas. A las monjas se las violaba y se dejaban sus tumbas abiertas en calles, expuestas para que la gente viera lo que les pasaba a los católicos solo por ser católicos», denunció.
Vives afirma sin dudar que «nos dicen que la República fue Disney y lo que vino después fue Mordor, cuando la novedad es que la República fue mucho peor que Mordor». Defiende que las persecuciones con sangre «fortalecen la fe y cuando son como en Occidente, los cristianos se avergüenzan».
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