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Urkullu, durante su intervención en el pleno. Blanca Castillo
Urkullu defiende legalizar las consultas de autodeterminación en pleno conflicto catalán

Urkullu defiende legalizar las consultas de autodeterminación en pleno conflicto catalán

Plantea su propuesta para lograr una Euskadi cosoberana en el marco de un Estado confederal

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Jueves, 21 de septiembre 2017, 13:50

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha aprovechado su intervención en el pleno de política general para plantear su propuesta de reforma del Estatuto de Gernika en pleno incendio del conflicto catalán, que, según advirtió ayer el propio jefe del Ejecutivo de Vitoria, podría llegar a un punto de no retorno si no se encauza en una mesa de diálogo. En ese contexto, el lehendakari ha reivindicado, de nuevo, la ‘vía vasca’ del pacto y el acuerdo para actualizar el autogobierno vasco y reconocer a Euskadi como nación y ha defendido también la necesidad de «institucionalizar» el derecho de la ciudadanía a ser consultada «de manera legal y pactada, conjugando el principio democrático con el de legalidad».

Urkullu ha aportado algunas consideraciones personales para «facilitar el desarrollo y el avance» de los trabajos de la ponencia y la redacción de un texto articulado de nuevo estatus que logre recabar el «máximo consenso». En ese contexto, la propuesta del lehendakari, lejos de la independencia que reivindican los soberanistas catalanes, pasa por seguir conviviendo dentro del Estado, siempre y cuando avance hacia un modelo «confederal» que asuma su «plurinacionalidad». En ese contexto, Euskadi alcanzaría un acuerdo «que asuma el concepto de cosoberanía o soberanía compartida» y se asiente en el blindaje de las competencias mediante un pacto político que reconozca la bilateralidad y traslade el espíritu del Concierto Económico al terreno político sobre la base de los derechos históricos «como poder constituyente».

«La salida del laberinto político territorial se encuentra en el horizonte del Estado confederal», ha concluido Urkullu su intervención, de apenas hora y veinte minutos, en la que, como había avanzado, se ha centrado en los retos de su Gobierno para el presente curso político. No obstante, los acontecimientos de ayer en Cataluña, donde la detención de catorce cargos de la Generalitat y la operación policial para impedir el referéndum del 1-O han impulsado importantes protestas en las calles, han forzado al lehendakari a arrancar su discurso con una especie de prólogo en el que ha desgranado sus propuestas para resolver el conflicto catalán.

Tono pactista

Urkullu no se ha apartado de su tono pactista y ha recordado que siempre se ha mostrado «prudente» y respetuoso con el camino emprendido por los independentistas catalanes «pero la manera de gestionar el conflicto suscitado ha desbordado algunos límites que requieren un pronunciamiento expreso», ha denunciado. Por eso, el lehendakari, como ha repetido más tarde en su discurso, ha insistido en la necesidad de buscar una «solución política negociada» que, como punto de partida, reconozca la existencia de «un conflicto entre voluntades sociales mayoritarias que, en cuanto a su proyecto nacional, se manifiestan de formas divergentes en Cataluña, en Euskadi y en el resto del Estado español».

«El conflicto sobre Cataluña debe ser trasladado de un marco de enfrentamiento agonístico a un marco de diálogo político e institucional. Es necesario llevarlo del callejón sin salida a la mesa de diálogo», ha reivindicado, tras poner como modelo, una vez más, el referéndum pactado que se celebró en Escocia y emplazar directamente al Gobierno central a abrir la puerta a una vía negociada. «Ni la imposición, ni la vía judicial y, mucho menos, la vía penal son la solución», ha advertido, convencido de que, llegados a este punto, el «reto» más urgente es evitar «cualquier forma de fractura social o política».

Y para evitarlo, el lehendakari se ha mostrado convencido de que es preciso «articular mecanismos consensuados» para que «los pueblos» puedan «decidir su futuro». En otro momento de su intervención, Urkullu, que denunció la ausencia de garantías del plebiscito del 1 de octubre, ha exigido reformas políticas que permitan que las «comunidades políticas» que «mediante decisión expresa y clara de sus instituciones parlamentarias de autogobierno quieran consultar a la ciudadanía sobre su futuro puedan hacerlo con plenas garantías». Sin citarla, ha pedido así una reforma constitucional que abra la puerta a los referendos de autodeterminación, ahora mismo una quimera por las reforzadísimas mayorías que requeriría.

«Nuestra vía propia»

Pero, en lo que atañe a Euskadi, Urkullu se ha seguido mostrando pragmático y ha recomendado, incluso, no caer en la tentación de emular a Cataluña y «centrar el esfuerzo en nuestra vía propia». El ‘hecho diferencial’ en ese camino a la vasca sería el reconocimiento jurídico del que gozan los derechos históricos tanto en la Constitución como en el Estatuto de Gernika, un «elemento legitimador» que, a su juicio, permitiría avanzar en el reconocimiento de la «singularidad» vasca. Según el análisis de Urkullu, resulta fundamental también dotar al debate del autogobierno de una dimensión europea y disponer de una «precisa capacidad de decisión» en el ámbito del Estado, en la UE y en el escenario internacional.

A la espera de que la ponencia vaya avanzando en la redacción de un borrador de Estatuto, Urkullu ha interpelado a los grupos para alcanzar un acuerdo que impulse el pleno cumplimiento del Estatuto y el traspaso de las materias pendientes, 37 según el informe actualizado que acaba de aprobar el Gobierno vasco y que será presentado mañana. El documento ha identificado 31 ttransferencias sin ejecutar y otras seis nuevas propuestas por traspasos realizados de manera parcial o por la irrupción de «nuevas realidades» desde 1979. Entre 1994 y 2011, según ha recordado el lehendakari, se han efectuado 35 traspasos, entre ellos la administración de Justicia o el servicio público de empleo.

El lehendakari ha reivindicado, en euskera, los acuerdos alcanzados con el Gobierno del PP para actualizar el Cupo o renovar la plantilla de la Ertzaintza, ha tendido la mano a «todos» los grupos para negociar los Presupuestos de 2018 -en el alero por la muy probable ruptura PNV-PP por Cataluña- y ha avanzado su intención de lograr acuerdos para reformar la RGI, reforzar la calidad de la Educación y seguir avanzando en el impulso de la natalidad, la internacionalización de las empresas vascas y la innovación. Además, ha confiado en que «el siguiente paso» en el «final ordenado» de la violencia será la disolución «unilateral, efectiva y definitiva» de ETA, lo que, en paralelo a la profundización en la atención a las víctimas, debería posibilitar la «normalización y pacificación» de la política «penal, penitenciaria y de reinserción».

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