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Marta Rovira. Reuters
Marta Rovira, la independentista pata negra que hizo recular a Puigdemont

Marta Rovira, la independentista pata negra que hizo recular a Puigdemont

La secretaria general de Esquerra incluso amenazó con la dimisión y fue de las que ejerció la máxima presión para que finalmente no hubiera elecciones

Cristian Reino

Barcelona

Viernes, 23 de marzo 2018, 13:10

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En el independentismo, como en todos los movimientos políticos, cohabitan los halcones y las palomas, los duros y los moderados. Marta Rovira pertenece a la primera categoría, la de los más convencidos, que en el caso del secesionismo catalán apuestan por seguir apretando el pie del acelerador hasta el final. En las ya célebres reuniones del mes de octubre, primero en la del día 10 de octubre, el día que Puigdemont dio marcha atrás en la declaración unilateral de independencia, y luego en la del 26 de octubre, cuando el expresidente de la Generalitat apostaba por convocar elecciones, Marta Rovira se alineó con los que no permitían al dirigente nacionalista pisar el freno. La secretaria general de Esquerra incluso amenazó con la dimisión y fue de las que ejerció la máxima presión para que finalmente no hubiera elecciones y la Cámara catalana acabara aprobando la declaración unilateral de independencia. Los duros se impusieron a los moderados.

Durante la campaña electoral y en los últimos meses, en cambio, Rovira había suavizado su discurso. Con Oriol Junqueras en prisión tuvo que coger las riendas de la dirección de ERC y tuvo que ponerse como cabeza de cartel para las elecciones, lo que acabó perjudicando a su partido, pues no acabó de encontrar el tono en campaña. Llegó a decir, incluso, que nunca había apostado por la unilateralidad. «Nunca hemos clamado por la vía unilateral», dijo al inicio de la campaña, cuando meses atrás fue la más firme defensora del referéndum del 1-O, convocado y celebrado de manera unilateral, y también la proclamación de la república del 27-O. La número 2 de ERC ha decidido ahora marchar al «exilio», cuando esa fue una opción muy criticada en el partido cuando la adoptó Carles Puigdemont, a diferencia de Oriol Junqueras, que decidió quedarse en Cataluña y afrontar las consecuencias del proceso. Junqueras siempre ha confiado en ella y hasta la propuso como candidata a la presidencia de la Generalitat si ERC ganaba las elecciones.

Rovira alega ahora razones políticas, pues cree que habría sido «triste vivir silenciada interiormente y sentir su libertad de expresión censurada». Y alega razones personales, sobre todo la de poder seguir viendo a su hija, que en prisión difícilmente podría. Natural de Vic (1977, Barcelona), la secretaria general de ERC ha sido diputada en el Parlamento catalán desde 2012, hasta ayer, que renunció para dejar paso y no ser un obstáculo a la investidura, en caso de ser encarcelada. En 2014 se dio a conocer en la política española cuando acudió, junto a Jordi Turull y Joan Herrera, como parlamentaria elegida por la Cámara catalana para defender un referéndum pactado en Cataluña. Lleva las riendas de Esquerra desde 2011 y sustituyó en la secretaría general a Joan Ridao. Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, entró en la dirección del partido de la mano de Oriol Junqueras, que fue elegido presidente en 2011, tras una etapa convulsa con los liderazgos de Joan Puigcercós y Josep Llúís Carod Rovira. Nieta de alcalde franquista por madre y de abuelo de Ómnium por padre, milita en Esquerra Republicana de Catalunya desde 2005 y en 2008 fue elegida secretaria de Política Internacional, Europa y Cooperación.

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