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El presidente Puig habla en Les Corts con varios de sus consellers. DAMIÁN TORRES
El 65% de la inversión del Consell estaba sin ejecutar a un mes de acabar el año

El 65% de la inversión del Consell estaba sin ejecutar a un mes de acabar el año

El 30% de las subvenciones previstas en el presupuesto de 2017 de la Generalitat no se habían comprometido a 30 de noviembre

D. Burguera

Valencia

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Miércoles, 20 de diciembre 2017, 23:10

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En Les Corts comenzó el martes el debate para aprobar las cuentas del Consell del año próximo. La Conselleria de Hacienda lleva meses intentando cuadrar necesidades, compromisos, deseos y hasta caprichos de cara a 2018, un puzzle presupuestario que se repite cada año con el fin de contar con una previsión de gastos e ingresos que luego se cumple, o no. En el caso de los del presente ejercicio, el Ejecutivo valenciano a 30 de noviembre registra un grado de gastos comprometidos (lo firmado, ya autorizado tras el visto bueno de todos los técnicos e interventores pertinentes), a nivel general, del 92%. El grado de ejecución (lo que ya se ha puesto en marcha) es del 81,93%. Sin embargo, esas son las cifras genéricas, donde influye mucho (por ejemplo, el capítulo de gastos de personal o pago de la deuda), que obviamente alcanza un porcentaje de cumplimiento elevadísimo. Sin embargo, en la letra pequeña, la situación es distinta.

A un mes de acabar el año, según las propias estadísticas de la Generalitat, las obligaciones reconocidas netas en cuanto a las inversiones reales apenas alcanza un tercio de lo presupuestado, mientras que a nivel de transferencias de capital (subvenciones y ayudas), apenas el 46% ha alcanzado la fase de ejecución. En lo que se refiere al gasto comprometido, en el capítulo de inversiones reales el Ejecutivo no ha cumplido ni con el 60% de las inversiones previstas, mientras que el grado de compromiso de las subvenciones y ayudas se situó, a 30 de noviembre, en el 71,92%.

Si el Consell quiere zanjar el año con los deberes hechos tiene que pisar el acelerador a fondo, lo cual es habitual en la Administración autonómica, a pesar de los perjuicios que esta tardanza provoca en los receptores tanto de las ayudas, así como en los proyectos afectados por las inversiones, que terminan postergadas al año siguiente. En lo que se refiere a los pagos, el capítulo de las subvenciones arroja un resultado mucho más impactante, pues a 30 de noviembre no se habían pagado ni el 10% de las ayudas reconocidas y comprometidas.

El Ejecutivo valenciano destaca que se han ejecutado 118,6 millones más que un año antes

Desde el Consell la visión sobre los presupuestos es optimista. Fuentes de la Generalitat señalan que el total del presupuesto está comprometido en un 92,17% y ejecutado en un 81,93%, «también por encima del año pasado». Es menos de un punto porcentual por encima, en los dos aspectos, pero ciertamente el porcentaje es mayor, lo que empuja al Ejecutivo a considerar que los datos no son malos. Fuentes vinculadas al seguimiento del cumplimiento presupuestario destacan que este año, a 30 de noviembre, se han invertido 118,6 millones más que durante 2016 a la misma fecha, al pasar de 418,8 millones a 537,4 millones, un incremento del 28,3%. Las mismas fuentes destacan que en cuanto a la inversión comprometida, hay 220,2 millones más en obras adjudicadas y subvenciones concedidas, al pasar de 653,5 millones a 873,7 millones, lo que significa un aumento del 33,7% respecto a 2016. No obstante, del presupuesto del año pasado al del ejercicio actual, los capítulos de inversiones directas e indirectas se han incrementado en más de 300 millones, por lo que el incremento cuantitativo de la ejecución es, hasta cierto punto, lógica y casi inevitable.

En cualquier caso, desde el Consell se sigue apuntando como lastre a sus fases de ejecución presupuestaria los parámetros fijados por los anteriores gobiernos autonómicos, los del PP. En cualquier caso, las fotografías y las notas de prensa oficiales presentando planes y realizando declaraciones de intenciones ya se han rentabilizado políticamente, por lo que ahora, si se logra alcanzar un grado de ejecución aceptable ya queda para la letra pequeña, aquella menos relacionada con las grandes cifras y los escaparates de la política.

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