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Imagen del acceso a la vivienda desde el jardín. IDEALISTA

Iglesias y Montero abren con su chalet de lujo un nuevo conflicto en Podemos

'Kichi', alcalde de Cádiz, recuerda a los líderes del partido que se comprometieron a vivir como «la gente corriente» y «no como la casta»

ANDER AZPIROZ

MADRID.

Sábado, 19 de mayo 2018, 00:24

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El silencioso cierre de filas con el que Podemos respondió a la polémica sobre la compra del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero comienza a resquebrajarse. Las críticas internas afloraron ayer en un partido que desde su nacimiento ha predicado contra los excesos de los ricos y las estrecheces de los trabajadores. Un discurso que, para algunos, no cuadra con vivir en una casa de 260 metros cuadrados, edificada sobre una parcela de la sierra madrileña de más de 2.000 metros cuadrados y cuyo precio supera los 600.000 euros.

La crítica más hiriente para los dos máximos dirigentes podemistas llegó desde uno de los bautizados como 'ayuntamientos del cambio'. José María González 'Kichi', alcalde de Cádiz y miembro de la corriente anticapitalista, apuntó de lleno a las contradicciones que cada vez más voces en la formación achacan a Iglesias, quien en 2012 censuró en las redes sociales al entonces ministro Luis de Guindos con el argumento de que la economía española estuviese dirigida por una persona que se gastó 600.000 euros en la compra de un ático de lujo.

«No quiero dejar de vivir y criar a mis hijos en un piso de currante en el barrio de La Viña (la zona más popular de la ciudad) con mi compañera, que ya es bastante privilegio vivir en La Viña, en Cádiz y con Teresa Rodríguez, por eso no recibo otros ingresos y por eso no genero más ahorro que el que dono cada mes», señaló 'Kichi'. El alcalde de Cádiz contrapuso así su estilo de vida junto a Rodríguez, líder a su vez del partido en Andalucía y figura de referencia dentro de los anticapitalistas, al de Iglesias y Montero. 'Kichi' recordó además que los dirigentes de Podemos tienen el compromiso «de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones» y «renunciar a privilegios como el exceso de sueldo».

«La idea es no parecernos a la casta -agrega-, es no ser como ellos porque vinimos a desalojarlos a ellos después de que hubieran estado desahuciando por miles a nuestra gente, es no vivir como ellos, es parecernos al pueblo que nos eligió y al que seguimos siendo leales».

El alcalde de Cádiz fue el dirigente podemista de más alto rango que se pronunció sobre la adquisición del chalet. Pero entre la militancia también se extendieron las críticas. Lo hicieron ayer en 'Plaza Podemos', el foro de debate y participación del partido. Usuarios que se declaran simpatizantes de la formación censuraron lo que consideran «un error político por su alta carga de incoherencia». Afirmaron que cuando se representa a cinco millones de «personas obreras» se tiene que «ofrecer una imagen acorde» e, incluso, hubo quien señaló que «ya es hora de que Pablo pase el testigo». Una opinión bastante generalizada en el partido, aunque sin salir del anonimato, es que la vivienda ha brindado munición a los adversarios de Podemos, que a partir de ahora podrán esgrimir la compra del chalé cada vez que Iglesias o Montero suban a la tribuna del Congreso para defender reivindicaciones sociales. La mejor noticia para Iglesias es que la principal corriente crítica con su gestión interna ha decidido no pronunciarse sobre el asunto aunque tampoco la han justificado. Íñigo Errejón y los suyos han pasado de puntillas para no abrir una nueva guerra en Madrid, donde los equilibrios en la candidatura del exnúmero dos de Podemos para presidir la comunidad penden de un hilo.

Tampoco quiso entrar en valoraciones su aliado Alberto Garzón. El coordinador federal de IU, con quien Podemos negocia estos días una reedición de su confluencia para las citas electorales del próximo año, eludió manifestarse sobre decisiones personales de dirigentes de otras organizaciones. «No lo hice antes y no lo voy a hacer ahora», zanjó.

Pero Iglesias y Montero también volvieron a recibir el respaldo de algunos compañeros. El número tres de Podemos salió de nuevo ayer en defensa del secretario general y la portavoz en el Congreso y tachó de «reaccionarios» a los que sostienen que es contradictorio «tener un buen sueldo y una buena casa y querer al mismo tiempo un país mejor en el que nadie lo pase mal».

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