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Rafael Blasco, de negro y de espaldas, en su regreso a la cárcel ayer a mediodía. Damián Torres
La fiscalía recurre la concesión de permisos a Rafael Blasco

La fiscalía recurre la concesión de permisos a Rafael Blasco

El ministerio público y la Junta de Tratamiento de la prisión se opusieron a la salida en libertad del siete veces conseller del Partido Popular

A. Rallo

Valencia

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Jueves, 16 de noviembre 2017, 00:07

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Rafael Blasco ya ha agotado su primer permiso penitenciario. El interno regresó a la penitenciaría de Picassent. Tres días en libertad tras dos años y cuatro meses recluido en su módulo de respeto suponen un alivio para cualquier interno. Más para un preso de sus características, que nunca imaginó verse en semejante situación y con el lastre de la repulsa social. Sin embargo, el posible disfrute de los otros tres días -se le autorizaron dos salidas- puede estar en el aire. El ministerio público ha recurrido esa decisión. Si prosperaran los argumentos de la fiscalía, la segunda salida podría quedar en suspenso.

Resulta extraño que el interno pueda disfrutar de un permiso pese a que la resolución no sea firme, pero es lo que ocurre habitualmente en este tipo de procedimientos. La Fiscalía ya se mostró en contra de que Blasco saliera de la cárcel, pero el juez acogió los argumentos de la defensa del exconseller. Previamente, la Junta de Tratamiento de la cárcel se opuso a la concesión de este privilegio.

El juzgado de Vigilancia Penitenciaria aprobó los permisos del exdirigente popular al valorar una serie de circunstancias. Por ejemplo, el hecho de que hubiera cumplido un tercio de la pena (seis años y seis meses) cuando se puede solicitar a partir de un cuarto. También tenía en cuenta que no podía volver a delinquir de la misma manera ya que no ocupa ningún puesto en la administración. Consideraba, además, que tenía cierto arraigo al contar con su hijo y su mujer, Consuelo Císcar. De igual modo, su edad (72 años) jugó a su favor. Se desconoce qué ha hecho Blasco en los tres días que ha estado fuera. Lo habitual es aprovechar para rodearse de la familia y del núcleo más cercano. El exconseller ya es una figura amortizada en el Partido Popular, sin ningún predicamento tras ser condenado por el desvío de fondos de Cooperación, un delito que difícilmente encuentra perdón en la sociedad. Sólo Alfonso Rus, el expresidente de la Diputación de Valencia y ahora imputado por el caso Imelsa, le dio su apoyo incluso cuando estaba sentado en el banquillo de los acusados.

El futuro de Blasco no se presenta despejado. En unos meses, ya en 2018, será juzgado por las otras dos piezas del caso Cooperación, pequeñas subvenciones a ONG´s y el fallido hospital de Haití que quería levantar la Generalitat tras el terremoto que dejó el país en ruinas. Anticorrupción solicita 16 años de cárcel para el máximo responsable de la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía. El otro asunto que atenaza a su familia es el caso IVAM. La gestión de su mujer al frente de la institución cultural no ha podido ser más sospechosa. Los indicios de criminalidad se acumulan en diferentes frentes. Su propio hijo, Rablaci, también se ha visto salpicado. Todo apunta hacia el banquillo.

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