Borrar
Seis mandatos consecutivos y su talla política la convirtieron en el gran referente del PPCV.

Ver fotos

Seis mandatos consecutivos y su talla política la convirtieron en el gran referente del PPCV. EFE/J.C.C.

Un año sin cubrir el vacío de Rita Barberá

Se cumplen doce meses de la muerte de la exalcaldesa de Valencia y el PPCV aún arrastra una situación crítica en la ciudad, con una gestora de perfil bajo, sin nuevo líder y sin hoja de ruta clara para recuperar la hegemonía electoral en la principal plaza de la Comunitat

J. C. Ferriol

Valencia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 23 de noviembre 2017, 01:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hace ahora justo un año. Este jueves se cumple el primer aniversario de la muerte de Rita Barberá. Un infarto sorprendió a la exalcaldesa de Valencia en un hotel de Madrid. Era el 23 de noviembre de 2016. Se fue una figura política de talla nacional, la alcaldesa que encadenó seis mandatos consecutivos en las urnas, la dirigente del PP valenciano que tenía hilo directo con Mariano Rajoy. Doce meses después, el vacío político que dejó su fallecimiento en el seno de su partido no se ha cubierto. El frente judicial que hizo saltar por los aires el epílogo de su carrera política -el que le hizo acudir a declarar al Tribunal Supremo la víspera de su muerte- mantiene congelado al PP en la capital. Y la figura de referencia en la política nacional que llegó a ser la 'alcaldesa de España' no se ha cubierto en ningún caso.

Barberá fue la alcaldesa de Valencia desde 1991 hasta 2015. Veinticuatro años de mandato con muchas más luces que sombras en su gestión, y con una conexión con los electores que ningún otro dirigente político ha podido igualar. Un dato como ejemplo: en las elecciones municipales de 2007 el PP que encabezaba Barberá logró en la ciudad de Valencia el apoyo del 57,4% de los votantes. Un porcentaje descomunal, prueba de una conexión con la ciudadanía muy por encima de cualquiera de los estándares actuales. Una sintonía que se prolongó hasta las elecciones de 2011, año de comienzo de una última legislatura en la que las investigaciones judiciales y el desgaste de veinte años de gobierno comenzaron a pasarle factur.

En su momento más álgido, las locales de 2007, Barberá logró el 57% de los votos

La etapa final de la exalcaldesa, la de su último mandato en el consistorio y su posterior elección como senadora por designación territorial, mostró ya el desgaste de su figura política. El deterioro causado por los procesos judiciales por corrupción a dirigentes de su partido, la creciente contestación ciudadana en las calles y la influencia de la crisis económica tuvieron su peor colofón con la detención, el 26 de enero de 2016, de algunos de los principales cargos del partido en la provincia de Valencia, y en especial, en la propia capital. Taula, la investigación por supuesto blanqueo que afecta de lleno al grupo popular del Ayuntamiento de Valencia, arrasó con el legado político de Barberá, hasta obligar a la exalcaldesa a ponerse a la defensiva, aislada en su domicilio, incómoda para el partido que había ayudado a fundar cuarenta años atrás. El PP valenciano llegó a votar en Les Corts su reprobación como senadora, en el que se considera como el episodio definitivo que simbolizó la ruptura entre la actual dirección y la exalcaldesa.

La historia de la Rita Barberá alcaldesa está escrita. Sus éxitos electorales, la modernización de la ciudad, su influencia en la política nacional... La otra, la que hace referencia a lo que ha ocurrido en los últimos doce meses, retrata el vacío que dejó una figura política que no sólo los populares valencianos ya sabían que no podrían cubrir, sino que además ha hecho aún más evidente la práctica paralización en la que se encuentra el partido en la ciudad.

Veinticuatro años de mandato con más luces que sombras. LP/AGENCIAS
Imagen principal - Veinticuatro años de mandato con más luces que sombras.
Imagen secundaria 1 - Veinticuatro años de mandato con más luces que sombras.
Imagen secundaria 2 - Veinticuatro años de mandato con más luces que sombras.

Interinidad

Con la muerte de Barberá, y con el encausamiento de nueve de los diez concejales del PP en el Ayuntamiento de Valencia por el caso Taula, los populares de la Comunitat vieron caer el principal cimiento sobre el que se asentaba su respaldo mayoritario en la Comunitat. No es sólo aquello de que para ganar la Generalitat es clave imponerse en la capital, como Isabel Bonig volvía a recordar esta semana. Se trata también de la situación de interinidad generada a raíz del frente judicial, con el nombramiento de una gestora de perfil bajo, la que dirige Luis Santamaría, y del colapso de la acción de oposición de los populares en el Ayuntamiento del cap i casal, con una relación prácticamente nula con la dirección regional del partido.

El PP valenciano ha renunciado a buscar sustituto para una figura simbólica de la talla de Barberá. Es, como admiten en privado sus dirigentes, una tarea imposible. «Rita era Rita. No tiene un equivalente. Intentar buscarlo sería un error», admite uno de los principales dirigentes del PPCV. No se repetirá una sintonía tan perfecta entre un responsable político y la mayoría de los ciudadanos. La dirección regional que encabeza Bonig ha sufrido en primera persona esa desconexión con la dirección nacional que Barberá contribuía a suavizar. Los populares de la Comunitat sólo comienzan a corregir ahora los síntomas de invisibilidad ante Madrid que ya se percibieron con meridiana claridad durante la etapa de Alberto Fabra. La creciente presencia de ministros, el respaldo que la líder regional comienza a recibir desde la calle Génova -eclipsado todo ahora por el desafío secesionista catalán- no impide que el desierto existente en el PP de la ciudad siga siendo una tarea pendiente.

La situación del grupo municipal, unido a la ausencia de Barberá, ha obligado a la presidenta regional a asumir un mayor protagonismo en la ciudad. Bonig no pretende ser la nueva Barberá, pero es consciente de que el vacío existente en el PP del cap i casal constituye una sangría a suturar cuanto antes si se pretende llegar a 2019 con opciones.

Con el ecuador de la legislatura superado, una campaña electoral oficiosa ya en marcha y con un partido dirigido por una gestora, la ausencia de Barberá aún resulta más llamativa. Bonig ha asegurado esta semana que tiene ya candidatos para esa lista electoral que se presentará a las elecciones del 9 de junio de 2019. El frente judicial le obliga a componer una candidatura nueva casi al completo. Pero el primer reto pasa por encontrar un cartel electoral que se atreva a suceder a Barberá como aspirante a la alcaldía, consciente además de que, con Taula aún por resolver, las opciones de lograr un triunfo que permita alcanzar la alcaldía son, a día de hoy, más que inciertas.

En público, Bonig y su entorno más cercano han evitado señalar con claridad al que todas las quinielas sitúan como el candidato preferido. Otros dirigentes como María José Català o Juan Carlos Moragues sí que han apuntado en alguna entrevista su nombre. El vicepresidente del grupo del Partido Popular Europeo, Esteban González Pons, es la apuesta más clara -y la que ofrece más garantías- para ese desafío. Por capacidad política, incluso por la sintonía mostrada históricamente con Barberá, y por ser una figura de referencia, con un nivel de conocimiento contrastado, el dirigente valenciano encajaría a la perfección en ese perfil de PP moderno, urbano y de discurso arrollador que podría contribuir a que la recuperación de voto percibida en las generales de 2015 y 2016 se consolidara.

González Pons es el preferido, tanto o más en la calle Génova que en la sede de los populares en la valenciana Plaza América. En algunos ámbitos populares se reconoce que el dirigente valenciano tendrá muy complicado no asumir un papel para el que él mismo, en alguna ocasión, ha tratado de borrarse. Con todo, el PPCV busca alternativas por si pese al convencimiento de que sería la mejor opción, el eurodiputado termina declinando la posibilidad. «Hay cantera», ha dicho Bonig echando mano del manual. El problema, quizá, sea que la aportación de respaldo electoral que Barberá sumaba por sí misma al partido -con la excepción de 2015- no se resolverá con una candidatura que no tenga un nombre que ejerza de referencia, que asuma un protagonismo superior al de la mera consideración de cartel electoral, y que movilice a esas decenas de miles de votantes populares que en las últimas elecciones municipales y autonómicas se desmovilizaron o cambiaron su voto.

Ocupe quien ocupe ese cartel electoral popular para el Ayuntamiento de Valencia, las fuentes del PPCV consultadas por este diario coinciden en que habrá que apostar por un liderazgo más coral y que esa designación será lo más parecido «a enviar a alguien en una cápsula espacial». En caso de triunfo, el elegido se convertirá en alcalde de la tercera capital de España, una plaza de primera división en la política española, que garantiza por sí mismas unos niveles de visibilidad más que destacados. Lograr la alcaldía y disponer de mayor poder en el seno del partido va todo unido, por más eso no suponga en ningún caso igualar el ascendiente que Barberá logró en su día, tanto sobre la dirección regional -en especial durante la etapa de Francisco Camps- como en la nacional.

El triunfo en 2019 pondría la primera piedra para recomponer el partido en la ciudad. Eso sí, la derrota -las encuestas que se han publicado no sitúan a los populares con opciones de gobernar- también situaría al cartel electoral que la sufriera al otro lado de un puente del que, en términos políticos, quizá ya no podría volver.

González Pons e Isabel Bonig. El vicepresidente del PP europeo es el que más suena como posible candidato.
González Pons e Isabel Bonig. El vicepresidente del PP europeo es el que más suena como posible candidato. Irene Marsilla

El PPCV espera tener candidato antes de verano

La decisión respecto al cartel electoral del PP para el Ayuntamiento de Valencia, como en el de Madrid y en las principales capitales españolas, se tomará en la calle Génova. ¿Cuándo? Mariano Rajoy ya ha dejado ver que la designación será en breve en los casos de aquellas ciudades que tendrán un candidato nuevo. Con las elecciones del 21-D a la vuelta de la esquina, y la expectativa de que Cataluña pueda tener gobierno entre enero y febrero, el entorno del presidente popular confía en ir despejando poco a poco el calendario político. Tras Cataluña, los Presupuestos del Estado para 2018. Y a continuación, muy probablemente, ese pistoletazo de salida para resolver las incógnitas respecto a los carteles electorales. Los que le conocen recuerdan que al dirigente popular no gusta de experimentos y que la calle Génova tiene muy en cuenta el nivel de conocimiento público de sus posibles candidatos antes de tomar decisiones. «Con ese condicionante, González Pons será el elegido», se señala.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios