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La sede de Divalterra, en el centro de Valencia. :: d. torres
Imelsa dio 50.000 euros a un taller de empleo de Llutxent sin ningún control

Imelsa dio 50.000 euros a un taller de empleo de Llutxent sin ningún control

El director financiero de la empresa de la Diputación revela a un juez la falta de vigilancia para comprobar los trabajos realizados

A. RALLO

Lunes, 27 de febrero 2017, 20:05

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El caso Imelsa se divide en tres juzgados. El 18 lleva el grueso de la instrucción y todas las piezas separadas que se han desgajado de la causa general. No obstante, hay dos asuntos, de menor importancia, que se investigan en otros órganos. Se trata de los cerca de 40.000 euros que supuestamente Benavent se llevó de Imelsa -ahora Divalterra- antes de huir y de las sospechas de que un contrato no se llegó a cumplir.

La investigación de ambos asuntos avanza en paralelo a las causas más mediáticas. Recientemente, el director financiero Castellote acudió al juzgado para declarar como testigo acerca de las irregularidades de ese contrato menor de casi 50.000 euros. Se trata de un taller de empleo en Llutxent. El directivo explicó que lo primero que hizo tras desembarcar en la firma fue establecer la obligatoriedad de un informe de necesidad para justificar cualquier proyecto que decidiera acometer la firma, así como otras medidas de control. En algún momento de la declaración parece deslizar que Montblanch, el anterior responsable de las finanzas de la entidad, no establecía este tipo de cautela, aunque aclara que tampoco tenía obligación de implantarla.

Castellote relata al juez su sorpresa tras indagar sobre la empresa que Hacienda la había denunciado previamente por irregularidades. Los expedientes habían desaparecido y tuvo que pedir al banco los pagos efectuados porque, al parecer, no constaban en la sociedad. Tampoco encontró antecedentes de la contratación de las obras.

Fue el propio Benavent quien le dijo que había un taller de empleo en Llutxent. El director financiero se interesó por el proyecto y se entrevistó con el supuesto director. No sabía nada. Castellote explicó al juez que no encontró ni presupuesto de las obras, ni documentos sobre el empresario ni tampoco informes de ningún tipo. Admite que Imelsa carecía de cualquier protocolo de control para comprobar la realización de las obras, pero debían de haberse aplicado las normas de contratación públicas.

Uno de los temores es que con el taller de Llutxent se repitiera la fórmula supuestamente explotada hasta la saciedad en el resto del mandato de Benavent en Imelsa y de Alfonso Rus en la Diputación de Valencia. Pago de obras ficticias para el desvío de fondos públicos. En este caso, que afecta a la empresa Proactivas, ni siquiera las facturas iban a nombre de la mercantil. El propio responsable comunicó que se está devolviendo esa cantidad.

Divalterra, el nuevo nombre de la antigua Imelsa, no ha podido desprenderse de la sombra de corrupción que arrastra la firma desde hace más de una década.

Mientras la empresa se personaba en los procedimientos judiciales para reclamar el perjuicio causado por el desvío de fondos, un gerente de la firma pasaba gintonics y licores como dietas y se denunciaban irregularidades en la contratación de letrados. El escándalo llevó al anuncio del desmantelamiento de la firma. Pero poco se ha avanzado desde entonces.

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