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El exconseller Blasco, a su llegada al Tribunal Superior de Justicia. :: j.signes
«Tengo reunión con Mr J el viernes a las diez para empujar el último (contrato)... Si te viene bien, haz una recolecta»

«Tengo reunión con Mr J el viernes a las diez para empujar el último (contrato)... Si te viene bien, haz una recolecta»

Los correos electrónicos revelan otra red de amaño de contratos en la conselleria de Blasco

A.RALLO

Sábado, 8 de octubre 2016, 00:46

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De nuevo la misma mecánica y con los mismos protagonistas. El equipo directivo de la Conselleria de Solidaridad, dirigida por Rafael Blasco, y las empresas en la órbita del empresario y amigo del entonces conseller, Augusto César Tauroni. La juez ha descubierto un nuevo caso de corrupción, basado en el supuesto amaño de contratos en el área de informática del departamento autonómico.

El método, con matices, es habitual en este tipo de prácticas delictivas. En este caso, se presentaba y ganaba siempre la firma Fujitsu. Pero esta mercantil, incluso antes de resultar elegida, ya había firmado un contrato con Dinamiz-e, sociedad tutelada por un testaferro de Tauroni. En realidad, eran estos quienes efectuaban todo el trabajo. Y la ley prohíbe subcontratar más del 60 por ciento del importe de la adjudicación.

Los emails

  • «Tengo reunión con Mr J el viernes a las diez para empujar el último... Si te viene bien, haz una recolecta y nos vemos a las once por la zona»

  • «No se hizo con Fujitsu porque no parecía conveniente que se llevaran todo»

  • «El contrato de Fuji por patrimonio de 145K... Javier no lo quiere certificar porque ya no es el jefe de Informática y al mismo tiempo Fuji no quiere emitir la factura y colarla sin antes hablar con la nueva jefa de Informática, que puede ser la agradable de Bienestar o la de Justicia»

  • «Claro, se les dirá que tienen que pagar 145 K por un servicio que sobre el papel no es. El de Fuji dice que eso conociéndolas no lo va a hacer. Ya veremos cómo acaba la cosa. 145 K están en el aire»

La titular del juzgado de Instrucción 21 ha enviado toda la documentación al decanato para que envíe este asunto a otro juzgado. Considera que los hechos no tienen una relación directa con el resto de piezas que ya instruye ella: pequeñas subvenciones a ONGs y el fallido hospital de Haití. No terminan ahí los asuntos que complican el horizonte judicial de los principales imputados. Otro juez mantiene abiertas otras diligencias por la adjudicación del sistema Abucasis en Sanidad.

La investigación no es ni mucho menos reciente. El germen del caso parte de los correos y la documentación requisada en los registros domiciliarios de febrero de 2012. Ahora, no obstante, las sospechas se han convertido en indicios. El auto de la magistrada enumera los contratos bajo investigación. Se trata del portal del ciudadano, de herramientas de participación ciudadana, de la integración de una base de datos, el control telemático de las escuelas de acogida y suministro de software de gestión, entre otros.

La resolución judicial apunta a que la empresa Fujitsu recibía una compensación económica por presentarse a estos concursos. Alrededor del 7% del importe total, según la magistrada. Sobre el papel cobraban por horas que supuestamente había completado su plantilla cuando, en realidad, eran las empresas de Tauroni, siempre cubierto por sus testaferros, las que efectuaban la tarea íntegra. La mecánica se sucede a lo largo de los contratos examinados desde 2008 a 2011, la etapa de Blasco en la Conselleria de Solidaridad tras su breve paso por la de Sanidad.

Existen otros servicios en los que la mercantil inicialmente beneficiada se sustituye por la firma Comteldat. De igual modo, el trabajo terminaba en manos de la empresa de Tauroni. Llama poderosamente la atención la firma Orion, que también se presenta en algún concurso. Esta pertenecía a Luis Mira quien a su vez era el responsable comercial de la sociedad de Tauroni. Por si esto no fuera suficiente, además, había trabajado para la otra empresa invitada (Ibermática), según constaba en su curriculum vitae. Todo lleva a inferir, según la juez, que ab initio ya estaba decidida la beneficiaria.

La Seguridad Social embargó la mercantil Dinamiz-e. Tauroni constituyó entonces la firma S&C para esquivar las restricciones de Hacienda. Es esa sociedad, a nombre de otros dos testaferros, la que utiliza para beneficiarse de otro contrato. De nuevo, supuestamente para simular una apariencia de publicidad y libre concurrencia, confluyen en el proceso Fujitsu, Ibermática y Orion.

Los correos electrónicos -como en general en toda la causa- han sido parte importante para apuntalar las pesquisas. La juez cita varios de los extractos recopilados por la Policía. En uno, un empleado informa a Tauroni de la resolución de un contrato: «No se hizo con Fujitsu porque no parecía conveniente que se llevaran todo». Sorprende que se diga, además, a qué empresas invitar cuando eso es competencia de la Administración. En otro correo se habla de que parece «peligroso» firmar el contrato después de las elecciones. Esto evidencia la estrecha relación entre el equipo de la conselleria y Tauroni, tal y como concluye el auto.

Los correos también muestran un alto grado de participación de Juan Juliá, el comercial de la empresa Fujitsu, en los presuntos tejemanejes de Tauroni. La trama se refiere a él como el «Horchatero». La denominación está relacionada con la sede de la empresa, en la avenida Alfahuir de Valencia, muy próxima a Alboraia. «Muéveme al horchatero que es urgente», ordena en un correo el empresario ahora en prisión a uno de sus empleados.

Más documentación prueba el estrecho vínculo del comercial de la multinacional. «El horchato me ha dado siete documentos que hay que analizar, leer, pero están bien elaborados». Esto está relacionado con otra comunicación en la que Tauroni envía a Marc Llinares, alto cargo de la Conselleria, y en la que indica el pliego de condiciones de algunos contratos. Un hecho ciertamente sorprendente. Por aquel entonces, la red pretendía constituir una nueva empresa, denominada General Contact Services.

La abundante documentación salpica también al entonces jefe de Informática de la Conselleria, Javier Murcia. Tauroni y Mira hablan en repetidas ocasiones acerca de las reuniones con Murcia «respecto a los contratos que iban a adjudicarse de manera inminente. «Tengo reunión con J el martes a primera hora, quedamos el lunes y me das los items», le piden al empresario amigo de Blasco. Más comprometedor resulta este: «Tengo reunión con Mr J el viernes a las diez para empujar el último... Si te viene bien, haz una recolecta y nos vemos a las once por la zona». No pasa por alto la juez el término empleado en el correo -«recolecta»- porque apunta al posible pago de dinero a cambio de que el responsable de la Conselleria diera el visto bueno a las adjudicaciones.

Los emails muestran, además, el conocimiento de los amaños que tenían tanto Llinares como la mano derecha de Blasco en la Conselleria, Tina Sanjuán. Sanjuán solicitó hace unos meses acudir al juzgado a declarar. Pidió perdón, pero sin reconocer las irregularidades. Cumple condena en Picassent por la primera pieza del caso.

La investigación apunta a que los contratos firmados en 2011, en realidad, no respondían al objeto que marcaban. Más bien el dinero era para mantener «otros servicios», además de abonar el sueldo a dos administrativas a las que se menciona «como las enchufadas de la Conselleria», siempre según el auto.

Rafael Blasco, Tina Sanjuán y el empresario Tauroni se encuentran cumpliendo condena en la cárcel de Picassent. Esta nueva investigación, en la que todos ellos, además de Llinares, pueden verse implicados, dificultarán cualquier posibilidad de acuerdo con las acusaciones en el resto de piezas. El acuerdo -bloqueado por las ONGs- consistía en que los principales acusados aceptaran cerca de tres años de prisión y el pago de la responsabilidad civil.

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