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Isabel Bonig rodeada de cargos populares la noche del 26J. :: manuel molines
«Que Puig no quite ahora a Marzà»

«Que Puig no quite ahora a Marzà»

Bonig se puso como objetivo tras el batacazo de hace un año mantener la unidad. Desde ayer, el fin es construir el relato para 2019

JUAN CARLOS FERRIOL

Lunes, 27 de junio 2016, 23:41

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valencia. «¡Qué grandes! ¡Y con lo que habéis pasado ahí!». Mariano Rajoy telefoneó la noche del 26J a Isabel Bonig para trasladarle su enhorabuena por los resultados en la Comunitat. Ayer por la mañana, en una entrevista en la COPE, volvió a mostrar su alegría por los resultados en la Comunitat. El resultado del PP valenciano, una mejora de cuatro puntos respecto a las generales de hace seis meses y de ocho respecto a las autonómicas del 24 de mayo de 2015, satisface de forma especial al presidente nacional de los populares.

El PPCV ha sido durante los últimos años una espina clavada en la calle Génova. La sucesión de causas judiciales por corrupción sobre algunos de sus principales dirigentes no se ha detenido ni un instante. Y todavía no ha acabado. Pero pese a ello y al batacazo del 24 de mayo, el partido ha recuperado el pulso perdido y se consolida como uno de los graneros de la calle Génova -la Comunitat es la tercera región que más votos aporta a Rajoy y la cuarta en número de escaños-.

El éxito de los populares permite a Isabel Bonig cambiar el orden de las prioridades del partido. Desde su llegada a la presidencia regional, la líder popular se marcó un objetivo claro: mantener la unidad. La pérdida de la hegemonía electoral aparecía en el horizonte como un severo riesgo de desbandada tras más de dos décadas de gobierno en la gran mayoría de las instituciones. Se vislumbraba una crisis de grandes dimensiones que, doce meses después, comienza a considerarse superada.

Ni la dramática situación del partido en la ciudad de Valencia, sin equipo municipal, con el referente histórico del partido -la exalcaldesa Rita Barberá- en una delicada situación judicial y con una gestora dirigiendo la organización, ha supuesto un inconveniente. «Estábamos en el peor momento para el partido». El partido recupera apoyos a buena velocidad, aprovechándose de las políticas de escaparate del Consell tripartito, más pensadas en la provocación que en la gestión real. «Esperamos que Puig no cambie a Marzà, es nuestro mejor fichaje», admitió ayer con sorna un destacado cargo de la cúpula regional popular, en relación con la declaración de guerra a la concertada.

Los populares reconocen que el crecimiento de los últimos doce meses tiene mucho que ver con el efecto de las políticas del tripartito. El victimismo en la reivindicación ante el Gobierno central de más financiación, y la política de gestos de marcado carácter ideológico ha permitido recuperar una parte del electorado popular que en las municipales y autonómicas del 24 de mayo castigó al PPCV por tantos casos de corrupción y por la división interna -el entendimiento de Alberto Fabra con sus barones provinciales y con la calle Génova fue mínimo-. El frente abierto con la concertada, los ataques al cardenal arzobispo Antonio Cañizares, los patinazos en materia de horarios comerciales o las polémicas vinculadas a la política de nombramientos del Consell han supuesto un desgaste que el PP valenciano ha sabido aprovechar.

Superada la etapa de mantener la cohesión interna, apoyada de forma particular en los barones provinciales -y en especial en José Císcar-, Bonig puede poner ya el barco del PP valenciano con la proa hacia 2019. El resultado convierte las citas congresuales en un trámite para su liderazgo. Para lo que sí servirán, se admite desde la calle Quart, es para renovar nombres y proyecto. «Es hora de ponerse con el nuevo relato», se señala de forma gráfica. El PP valenciano se pone ya con el objetivo de recuperar la administración autonómica, y el mayor número de instituciones posibles, en las próximas municipales y autonómicas. «Esa es la nueva prioridad».

Los resultados del 26J sorprenden, en cierta medida, a los populares valencianos. La calle Quart confiaba en mejorar resultados respecto a las últimas citas electorales. Pero los 917.000 votos obtenidos superan con mucho esas expectativas. El PP asume además que dispone de un margen de crecimiento notable, vinculado al fin de los procesos judiciales que todavía mantiene abiertos. La dirección regional considera que la corrupción está amortizada. Pero eso no significa, ni muchos menos, que todos los votantes que abandonaron el partido por ese motivo hayan vuelto a depositar la papeleta popular. La pujanza de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana se justifica en buena medida en ese exvotante del PP que, harto de ver desfilar a dirigentes populares por los banquillos, optó por respaldar al partido que mejor representa la regeneración democrática.

El respaldo que los resultados suponen para Bonig le sitúan además en una posición de fuerza en el pulso abierto que la dirección regional mantiene por el caso Taula con el exequipo popular del Ayuntamiento de Valencia. La presidenta regional ha venido contando con el respaldo de la dirección nacional en un proceso condicionado por la presencia de la exalcaldesa Barberá. La actitud del PPCV, que no sufrirá modificaciones, ha sido la de dejar el desarrollo de este proceso en manos de la dirección nacional. Pero el buen resultado del 26J blinda a la presidenta regional.

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