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«La refundación pasa por recuperar a gente libre de sospecha»

Militantes veteranos piden explicaciones a quien mantuvo en la Diputación a Emilio Llopis, Juan José Medina y Rafael Soler

J.C.F./B./F.R.

Martes, 9 de febrero 2016, 20:54

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Algunos de los referentes históricos del PP valenciano se muestran muy críticos con la hoja de ruta marcada por la presidenta regional y los barones provinciales. Y en especial, con el protagonismo de Vicente Betoret, al que se reprocha su condición de heredero directo de Alfonso Rus -imputado en la causa y al que el juez le impuso una fianza de dos millones de euros-, y con la propia Isabel Bonig, por permitir que Betoret haya amparado al segundo escalón del rusismo en la Diputación. «A río revuelto, ganancia de pescadores. Y a ver si cuela y se autoriza el congresito y los que fueron elegidos provisionalmente a dedo, se arreglan lo suyo», indicó uno de los históricos del partido en alusión a los responsables del partido que, como Bonig o Betoret, no han sido elegidos por un congreso.

Para un tercer exdirigente, la refundación del partido pasa por «recuperar gente de prestigio que no esté bajo sospecha y probadamente honrada». Ese es el primer paso. Y el segundo, «que se vayan a casa todos los que jalearon a Rus o fueron su brazo ejecutor y ahora quieren dar la impresión de que pasaban por allí». «Si quienes estaban con el expresidente de la Diputación de Valencia continúan y lo hacen en puestos de responsabilidad siempre existirá la duda sobre su comportamiento por venir de la bandera de la que vienen», apuntó otro excargo popular.

«En vez de hablar de la refundación algunos tendrían que explicar su comportamiento tras la destitución de Alfonso Rus y por qué mantuvieron a Emilio Llopis, Juan José Medina y a Rafael Soler. Se disimuló quitándoles de diputados, pero se les nombró asesores. ¿Por qué alguien lo permitió? Bromas, las justas y eso fue tomar el pelo a la gente del partido y a los votantes», lamenta otro veterano.

Hay quien reclama responsabilidades políticas «porque están acreditadas: los que estuvieron con Rus, le jalearon y fueron su brazo ejecutor o amparándose en el nombre de Rus tomaron decisiones. Esos, fuera». «Pero Madrid tiene también una responsabilidad política directa porque lo ha permitido. Tras la destitución de Rus, tendría que haber nombrado una gestora de personas libres de toda sospecha de corrupción e iniciar una limpia. El problema es que no ha habido dirección nacional desde hace cuatro años. Y hace ocho meses toda la banda tenía que haberse ido a la calle».

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