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La boda de Benavent. Alfonso Rus, Emilio Llopis, Ricardo Costa, la novia y Marcos Benavent en el día de su boda. :: lp
De playboy a santón hippie
benavent

De playboy a santón hippie

Vive aislado, temeroso de que acaben con su vida por venganza, y se siente desprotegido

F. R.

Miércoles, 27 de enero 2016, 01:09

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valencia. Marcos Benavent rompió moldes cuando el pasado 26 de mayo reapareció. De la imagen de playboy con el bolsillo lleno que transmitía cuando estaba en la cresta de la ola, al frente de la gerencia de Imelsa, y se sentaba en primera fila para presenciar una vez al mes el pleno de la Diputación de Valencia, a la de santón hippy. Se confesó «un yonqui del dinero». Aquello era el pasado. Llegaba para colaborar con la Justicia, para tirar de la manta, a sabiendas de que sus declaraciones ante el juez, cifradas en un centenar de horas, podían desatar una oleada de detenciones, y un terremoto en el PP, como así sucedió ayer.

  • Sus datos

  • Edad 46 años cumple en 2016

  • Cargo Gerente de Imelsa desde 2007 hasta diciembre de 2014

  • Tiempo en el cargo siete años

  • Acusación

  • Investigado y colaborador de la justicia prevaricación administrativa, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.

Pero Benavent no está tranquilo. Aún vive aislado y su paradero es un secreto. Todavía teme por su vida. Un miedo que ya transmitió poco antes de su reaparición y sus primeras declaraciones ante el titular del juzgado número 18. Entonces ya decía que estaba muerto de temor por si le ponían un sicario para acabar con su vida. Y hoy ese terror a perder la vida es idéntico al de hace unos diez meses.

Alfonso Rus se encargó de que Benavent abandonara la gerencia de Imelsa entre finales de 2014 y los primeros días de enero de 2015. Su círculo más cercano era consciente de la denuncia ante la Fiscalía presentada por la diputada de EU, Rosa Pérez, el 30 de julio de 2014. Se acababa de abrir la caja de los truenos pero se desconocía que aquello fuera una trama de amaño de contratos para recaudar dinero. Rus y su hombre de confianza, Emilio Llopis, llegaron a realizar una espera el día de Nochebuena de 2014 para presionarle.

Quizá la presión a la que fue sometido, con denuncias de por medio por parte de Imelsa por la desaparición de unos 40.000 euros, ordenadores portátiles y teléfonos, motivó que detonase pero con espoleta retardada, quien había sido otra de las personas más cercanas a Rus. Después de recorrer países sudamericanos (la selva amazónica), de ir a Japón (un país nada barato por cierto) y de un intento frustrado por visitar la India, volvió compungido y arrepentido. Y como en las películas de gánsters de serie B, empezó a 'cantar'. Ya se habían empezado a conocer las grabaciones que el propio Benavent había realizado. Unas escuchas que efectuó para ganarse su inmunidad, para si alguien le acusaba, esgrimir unas poderosas razones con el fin de disuadirle.

Ni cargos relevantes del PP ni del PSPV se han librado de entrar en el juego del exsuegro de Benavent, Manieno López. Tampoco la justicia, a quien entregó material comprometido de la empresa que gerenciaba su exyerno: grabaciones realizadas por Benavent que podrían comprometer a Rus. «He sido un yonqui del dinero. Voy a hacer daño a mucha gente»; «va a salir mierda a punta pala». Fueron las amenazas que lanzó, pese a su miedo, Benavent. Y, la verdad, está aflorando.

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