El Consell se toma vacaciones en Les Corts

El Consell quema etapas con rapidez. La euforia del recién llegado remite. Las medidas rupturistas chocan en ocasiones con la realidad, una circunstancia que el Ejecutivo está sufriendo en sus carnes a la hora de confeccionar el Presupuesto de 2016 así como las modificaciones que incluye en la Ley de Acompañamiento. La gestión del día a día propicia que las intenciones políticas queden limitadas por la ley y los intereses tripartitos. Los debates han comenzado a crisparse en Les Corts, y la Cámara, inicialmente llena de consellers deseosos de explicarse, ya registra notables ausencias. Esta semana, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, no acudirá a la sesión de control. Igualmente, su vicepresidenta, Mónica Oltra, y otros tres consellers han comunicado que no asistirán a los tiempos parlamentarios destinados a las preguntas e interpelaciones.

"Hago un llamamiento a todas las partes a evitar «la provocación del adversario y a que los debates mejoren en profundidad y en tono, para no transmitir a la sociedad el mensaje de que la institución es poco menos que una batalla campal". Así se manifestó el síndic de Podemos, Antonio Montiel, el martes pasado, tras un pleno en el que Ximo Puig perdió los nervios y acabó reconociendo que había llamado "payaso" a un diputado del PP.

Al día siguiente, una parlamentaria de Compromís aseguró que las medidas sanitarias para reducir el copago (retiradas de la Ley de Acompañamiento tras advertir el Consell Jurídic Consultiu de que si se mantenían en la norma podrían ser recurridas por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional) "acabaremos por incluirlas en los presupuestos, por la puerta de delante o por la de atrás", una declaración de intenciones que causó estupefacción hasta en la bancada socialista. El PSPV, por su parte, también tuvo que bregar la semana pasada con las críticas a su enmienda para que los altos cargos cobren más conservando sus anteriores sueldos de funcionarios. La aplicación de la iniciativa sobre los salarios ha sido puesta en duda por Podemos, y hasta Puig ha admitido que puede terminar aparcada.

Mata también señaló la semana pasada que el ambiente está "denso" y "parece que se corte". Tal vez para aligerar el clima, los socialistas, junto a Podemos y Compromís, impusieron en la Junta de Síndics que el presidente de la Generalitat no se someta a la sesión de control del pleno de esta semana. Alegaron que el próximo pleno parlamentario contaba ya con demasiados puntos en el orden del día.

En esa misma junta se anunció que no sólo se ausentará Puig. Su vicepresidenta, Mónica Oltra, también excusa su presencia, así como el conseller de Educación, Vicent Marzà; y las conselleras de Sanidad y Agricultura, Carmen Montón y Elena Cebrián, respectivamente. De este modo, exactamente medio Consell se toma vacaciones respecto a preguntas comprometidas en Les Corts. La rendición de cuentas deja de ser una prioridad en las sesiones parlamentarias. El PP ya ha manifestado su disgusto porque una consellera como la de Vivienda, María José Salvador, ha evitado comparecer en la comisión de su departamento delegando en su secretario autonómico. Los populares también utilizaban este mismo recurso para eludir comparecencias comprometidas, y bien criticados que eran por parte de la oposición que ahora copia esas mismas prácticas.

"Es muy extraño, denota que comienzan a ponerse nerviosos. Lo de Puig no tiene excusa. Que el presidente de la Generalitat no acuda a la sesión de control y no se alegue ningún compromiso, ni viajes ni compromisos importantes de agenda...", señala la portavoz del PP, Isabel Bonig, que el miércoles bromeó con Puig acerca de su ausencia esta semana, y el presidente lo atribuyó a su grupo parlamentario, los socialistas. "No están acostumbrados a aguantar las preguntas de la oposición, y eso se nota en las repuestas que dan y en las ausencias", explica Bonig.