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BURGUERA
Viernes, 16 de octubre 2015, 00:11
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La unidad de España es un tema irrelevante para el tripartito (PSPV, Compromís y Podemos) que sostiene al Consell. A pesar de que algunos de los grupos parlamentarios que firmaron el 'Pacto del Botánico' demuestran reiteradamente, a través de iniciativas parlamentarias, su sensibilidad por asuntos como el conflicto entre armenios y turcos, el debate sobre la cohesión de España, con el independentismo catalán en efervescencia, fue considerada ayer insustancial por parte de los portavoces de los socialistas, nacionalistas y podemistas. De este modo, el pleno de Les Corts rechazó una iniciativa del PP (a la que se añadió un texto de Ciudadanos) para «poner en valor la cohesión y la unidad de España» y defender el Estado de derecho, los valores constitucionales y «la soberanía nacional, que no es vulnerable ni fraccionable».
Tanto el diputado del PP Jorge Bellver como la síndic de C's Carolina Punset cargaron con dureza contra el nacionalismo, principalmente el catalán (pero también contra el «nacionalismo español identitario, que es residual», según comentó Punset, para quien «eso sólo interesa a España 2000, que caben en un taxi»). Sin embargo, recibieron la indiferencia por parte del PSPV, mientras que Podemos rechazó la iniciativa por no considerarla prioritaria y Compromís prefirió no darse por aludido (el peso del nacionalismo en el ADN de la coalición es hegemónico) y también se excusó en la escasa importancia del asunto para votar en contra.
El mismo día y casi a la misma hora en que alcaldes y políticos soberanistas catalanes arropaban al presidente del Govern, Artur Mas, en su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por la consulta del 9N, Bellver defendió en Les Corts una proposición que, según el presidente del grupo popular en la Cámara, «se limita a recoger todos los preceptos que aparecen en los artículos 1 y 2 de la Constitución sin ningún interés partidista». La proposición, según explica el PP, se ha presentado en todos los parlamentos autonómicos porque, según Bellver, su partido «puede decir lo mismo en todos los lugares de España. Sin embargo, desgraciadamente el PSOE ya se ha pronunciado en contra en Baleares y se ha abstenido en Madrid».
Bellver (su intención es buena y hasta cita a Ortega y, en esta ocasión, también a Solé Tura; pero suele cargar las tintas y deriva hacia lo tremendo) intentó armar un discurso en el que apeló al sentido de estado del PSPV, y les interpeló: «Les pido, señores de la bancada socialista, que dejen de ser ambiguos, sean valientes. Y apoyen de una vez nuestra Constitución».
También hacia los escaños que lidera Ximo Puig dirigió sus palabras Punset, que dio por perdidos al resto del tripartito. «De Compromís y Podemos se entiende, están donde están, pero de los socialistas se espera otra cosa», indicó la síndic de Ciudadanos durante una intervención en la que preguntó: «¿Qué hace el presidente Puig diciendo que nación es un hecho discutido y discutible, por el amor de Dios?», en referencia al apoyo del presidente de la Generalitat a las tesis de los socialistas catalanes.
«A los que nos dicen, como los socialistas, 'eso es un tema catalán, esto es Valencia', yo les digo, 'Cataluña es España, Valencia es España y España somos todos' y, por tanto, sí nos importa lo que les pase a nuestros conciudadanos, una preocupación especial en la Comunitat, no sólo por cuestiones pragmáticas y comerciales, pues somos vecinos, sino porque formamos parte del bodrio intelectual de eso que llaman 'païssos catalans', que nos quieren dar hasta un pasaporte. España necesita una izquierda razonable, no vendida al nacionalismo. Los socialistas deberían, aunque sólo fuera por márketing político, dar la espalda a ese nacionalismo del que los ciudadanos están hasta el gorro porque lo que debemos fomentar es el patriotismo civil, la construcción de un país con una estructura institucional que nos garantice la libertad e igualdad de derechos de todos», señaló Punset.
Los más reclamados por PP y C's durante su proposición, los socialistas, en voz de su síndic, Manolo Mata, rechazaron la propuesta. Como es costumbre en el portavoz del PSPV, no explicó su negativa. Enlazó varias frases más o menos de impacto antes de estructurar una respuesta parlamentaria. Mata empleó un retruécano para advertir al PP que «sólo se pone en valor lo que no tiene valor», cuestionó que los populares defiendan a los españoles porque a través del Gobierno central «están creando más ricos» y «no creen en la España solidaria». El socialista incluyó un comentario malévolo y con doble destinatario («el PP fabrica cada día independentistas igual que el cardenal Cañizares, es una fábrica de apóstatas»), ofreció un argumento folklórico («como en la canción de Rocío Jurado, se les rompió el amor de tanto usarlo, y con España les está pasando igual»), y remató, tras un «no menten a España en vano», con un deseo: «Dejen a España en paz, es demasiado importante como para esto».
El electorialismo de la propuesta del PP fue también el argumento de Compromís, que, además, eligió a Juan Ponce para defender su posición y devaluar el debate (Ponce, miembro de Els Verds, ajeno al nacionalismo, algo así como si hubiesen designado a un marciano para hablar sobre la Albufera). Ponce consideró que Les Corts está «para trabajar por los valencianos» y no para «crear circos que desvían de lo fundamental, que es que la derecha ha arruinado al Estado español». El más original e incisivo en su rechazo fue el diputado de Podemos, Antonio Estañ, quien censuró la «apropiación partidista e interesada de la Constitución» por parte del PP en lo referente al independentismo, aunque, según Estañ, «no se atienen a ella cuando se vulneran sistemáticamente derechos o cuando no dan respuesta a los problemas». Para el diputado de Podemos, «lo que de verdad rompe España es la precariedad y el paro», y advirtió que «con cuatro años más de gobierno del PP se nos independiza hasta Valladolid».
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