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Viernes, 22 de mayo 2015, 01:06
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La campaña electoral que concluye hoy, diferente a más no poder respecto a las celebradas durante las dos últimas dos décadas, no será lo único que cambie. La noche en la que los candidatos se comen las uñas, la noche del cava para unos y del llanto para otros, la noche en las que todos dicen que ganan y nadie admite que pierde, también va a ser diferente a las de los últimos años. El PP abandona el Alameda Palace, el lugar en el que desde hace lustros celebraba los triunfos de las grandes citas electorales. El local está cerrado, pero no se ha buscado alternativa. Directamente, a la sede. El presupuesto de campaña, recortado, también ha tenido que ver. Alberto Fabra tiene que conformarse con quedarse en la sede popular, en la calle Quart, que ya ha recibido una lavada de cara externa. Los discursos de Fabra y de la alcaldesa, Rita Barberá, no estarán rodeados del glamur de antaño. ¿Renunciar a la tradicional fiesta prevista para las grandes ocasiones -autonómicas y municipales- es indicativo de que va a haber otros cambios? El entorno de Isabel Bonig confía aún en una victoria épica. A tiempo de contratar local aún están, aunque no parece que haya disposición.
Donde sí se vislumbra más fiesta es en el Hotel Barceló, en la avenida de Francia. Los de Ciudadanos, se estrenan y en las encuestas durante todo el proceso les ha acompañado una estrella. Se las prometen muy felices, aunque ni Carolina Punset, Fernando Giner, Alexis Marí o Juan Córdoba quieren echar las campanas al vuelo. A los de C's se les veía cansados, tanto que el número dos de Punset, Alexis Marí, bromeaba ayer con que le hubiera gustado que las elecciones se celebrasen anoche mismo. Los hay quienes se mostraban dispuestos a tomar una habitación para después no tener que conducir hasta su casa y arriesgarse a la prueba del alcoholímetro.
Los socialistas se mantienen fieles a su tradición: nacimientos, bautizos y entierros se lavan siempre en casa, en la sede de Blanquerías. Lo que sucede es que por allí, hasta ahora, sólo han pasado féretros políticos. Allí Ximo Puig sabrá si opta a tocar mare y vuelve por la puerta grande al Palau de la Generalitat, si se atrinchera en la cuarta planta o si no renuncia al acta de diputado en el Congreso.
El candidato socialista a la alcaldía de Valencia Joan Calabuig despide su campaña más deportivo que nunca. Al margen de que ha citado a las 9.30 horas a toda su candidatura para que dejen ver sus aptitudes atléticas en el cauce del río, ha lanzado un vídeo de campaña en el que pide a la ciudadanía que marque, con su voto, la diferencia. En las imágenes se suceden siete personas lanzando un penalti en campo de tierra y ante una portería sin guardameta. Para alguien que mínimamente ha dado dos patadas a un balón, no hay nada más fácil que lanzar una pena máxima sin portero enfrente. Y el que finalmente chuta casi echa fuera la pelota: da en el poste izquierdo y el balón se pierde por la meta sin redes. Algún que otro militante confesó que esperaba a continuación que apareciera un árbitro, anulara el penalti y pitara fuera de juego de Calabuig.
Oltra y Montiel, Compromís y Podemos, no se alejan demasiado de sus sedes para realizar el seguimiento de la noche electoral, en Guillem de Castro y la calle Turia, respectivamente.
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