«Me cuesta ver a Ximo Puig como parte de la solución»

Antonio Montiel tiene 56 años y aunque abandera y promulga una nueva política a través de Podemos, es un viejo conocido de todos los partidos y los políticos valencianos por su actividad en coletivos como Salvem LHorta. Esas tablas le permiten exhibir sentido del humor a la hora de eludir temas que le saquen de su principal objetivo: la centralidad del tablero, captar el voto masivo y eludir etiquetas revolucionarias.

-¿Teme que le ocurra como a Podemos en Andalucía, que desde Madrid se les indica lo que tienen que hacer?

-Las elecciones andaluzas se convocaron en un momento de inestabilidad de los competidores de Susana Díaz. Quería pillar con el pie cambiado tanto al PP como a IU y especialmente a Podemos, para presumir de ser la primera en ganarnos. Nuestra candidatura, siendo muy potente, no tuvo tiempo de asentarse y aunque el resultado fue bueno, quizá fuese insuficiente.

-Le pregunto por el intervencionismo de la dirección de Podemos en Madrid.

-Ya, pero a partir de ahí, como son las primeras autonómicas y el resultado no ha sido lo suficientemente bueno para muchos, se ha dado una imagen de debilidad que aquí no se va a producir. El cambio en España pasa por la Comunidad Valenciana, donde estableceremos las condiciones de cualquier posible acuerdo postelectoral en función de nuestro programa, y lo podremos hacer con total autonomía.

-¿Sin buenos resultados no hay autonomía en Podemos?

-Sin buenos resultados pierdes la iniciativa.

-Repito: ¿Teme el intervencionismo de la dirección de Podemos en Madrid tras las elecciones?

-Ya he planteado esta cuestión abiertamente a Madrid. No habrá cambio en España sin que se produzca aquí. De modo que he dejado clara nuestra autonomía, nuestra necesidad de plantear las condiciones de cualquier tipo de negociación de un futuro Consell en clave valenciana. Tenemos la llave de una mayoría autonómica que puede ser decisiva, posteriormente, para otros pactos a nivel nacional.

-¿Tras las andaluzas, tiene la sensación de que han tocado techo?

-No. Hay una bolsa, una orfandad de votos importante, muy alta, según las encuestas. Tanto el PP como el PSPV perderán más votos aquí que en Andalucía.

-Pues esas mismas encuestas no les sitúan a ustedes en la cúspide del poder.

-Lo más importante son las tendencias, y en nuestro caso estamos fuertes y podemos tratar de tú a tú al bipartidismo. Todos los demás se quedan detrás.

-¿Y Compromís no pugna por lo mismo que ustedes?

-Compromís es lo que es.

-¿Y qué es Compromís?

-Compromís tiene un recorrido limitado. Sus opciones no son mayoritarias. No son un rival nuestro. Nosotros trabajamos sobre la orfandad de votos generada por el bipartidismo. No competimos con EU y Compromís, porque cuesta trabajo creer que Compromís lograría por sí solo sobrepasar al PSPV como ellos pretendían. Por mucho que los socialistas cayesen. En algunas comarcas de la Comunidad, Compromís no puede ser la referencia.

-¿Se sentirán responsables si EU desaparece de Les Corts?

-No. Lo he comentado con gente de EU, donde tengo muchos amigos. Bueno, allí y en todas partes.

-En algunos sitios más que en otros, a pesar de no querer reconocer que es usted de la izquierda clásica.

-(Risas) Lo que quiero decir es que EU está en un ciclo que ya antes no le permitía prever un aumento de votantes. La mayor parte de nuestros apoyos provienen de la abstención. El discurso de EU es de autoreivindicación de la izquierda, que no es nuestro discurso.

-¿Ya no es usted de izquierdas?

-Nuestro discurso es suscribible por amplias mayorías. Pequeños comerciantes y empresarios confiesan en privado que votarán a Podemos

-¿Confiesan?

-Afirman, mejor afirman, y si nos votan es por el empobrecimiento de la clase media, achacable a políticas concretas del PP.

-Si hoy fuera 25 de mayo y usted presidente de la Generalitat, ¿qué tres cosas haría primero?

-En primer lugar, hay que replantearse los desahucios.

-No se replantee nada, si ya es presidente. ¿Qué va a hacer?

-Pues como la Generalitat es el primer cliente de un gran número de bancos, para recaudar, para pedir créditos y para pagar a nuestros proveedores, me reuniría con las entidades financieras con oficinas en esta comunidad para demandarles un ejercicio de responsabilidad. Queremos una moratoria en los desahucios y ante las entidades que no entiendan eso haremos lo que haría cualquiera: no trabajar con esa entidad.

-Segunda medida.

-Nos reuniremos con el sector agrario para concertar un incremento de la comercialización de nuestros productos: etiquetado, canales de distribución, valorar los productos

-Pero eso es una estrategia, no una medida concreta.

-De manera inmediata, intervendremos en la dieta de los comedores escolares para modificar la alimentación de los niños introduciendo productos autóctonos más saludables y que, a la vez, redundaría en la renta de los agricultores.

¿Y la tercera medida?

-Dar visibilidad al sector cooperativo. En el País Vasco se ha podido comprobar que el mundo cooperativo ha sido básico para sostener la economía en un momento de crisis. Habrá que modificar inmediatamente la Ley de Cooperativas así como otras como la de servicios sociales, con el fin de evitar la actual fragmentación y devolver a los ayuntamientos la competencia de los servicios sociales.

-¿De dónde sacará el dinero para todo eso?

-Ya sé que los recursos son limitados. La deuda se come gran parte del presupuesto y es posible que nos encontremos con importantes agujeros. Todo eso habrá que auditarlo y renegociar la deuda. Estamos prácticamente abocados a la intervención. Si durante años no se ha producido es porque aquí ha gobernado el PP. Ya sé que a los 100 días de que gobernemos nosotros al señor Montoro le va a parecer intolerable lo que ahora tolera, y utilizará el aparato del Estado, la ley del objetivo del déficit como arma arrojadiza. Será un intento de desactivar las políticas de cambio y por eso deberemos pedir mucha responsabilidad social. Es el momento de hacer patria tanto en clave interna como, por ejemplo, para negociar con Madrid un asunto clave como la financiación. El presidente Fabra no ha estado a la altura en eso y ahí es donde se ve a los patriotas.

-¿Prevé que la Comunitat será intervenida si no gobierna el PP?

-Claro. Es uno de los escenarios posibles, aunque el Estado carecería de legitimidad para hacerlo. A partir de que gobernemos nosotros , el Gobierno central pasará a ser mucho más hostil que ahora. El mecanismo legal l tiene. El incumplimiento del déficit se viene produciendo desde hace dos años, pero si el PP no gobierna en la Comunitat, el Ejecutivo de Rajoy pasará a considerar la situación que hoy tolera como intolerable. Habrá que clarificar en Madrid las reglas del juego. No descarto que, en la huida hacia delante del PP, Rajoy queme las naves ante las regiones donde el PP deje de gobernar.

-Todo eso si Podemos crece, aunque hoy por hoy Ciudadanos les hace sombra en cuanto a ser el partido político de moda en los medios. ¿Algún punto en común más?

-Tenemos pocas cosas en común con Ciudadanos.

-Sea prudente, mire a Toni Cantó. A ver si tiene que pactar.

-Nuestro eje central es la lucha contra la desigualdad, lo que supone universalizar la sanidad, blindar las políticas sociales, mejorar el salario mínimo y Ciudadanos está más cerca de abaratar el mercado de trabajo. Y ni hablar de reformas fiscales redistributivas. No me preocupa Ciudadanos porque no creo que compitamos en la misma lógica.

-Pues si elimina a Ciudadanos y al bipartidismo, ¿con quién pactará?

-Yo no he dicho que no hayan cosas válidas en algunos elementos del bipartidismo. Lo que sí mantengo es que la alternancia ha sido muy cómoda y poco arriesgada. Nosotros tendemos la mano para renovar viejas prácticas. Estamos por la regeneración y creo en acuerdos sobre programas, y en ese sentido no voy a rechazar a todo el mundo.

-Serían cuatro o, por lo menos, tres para pactar.

-Pues habrá que esforzarse. A todo el mundo le gustaría menos fragmentación, pero nosotros no jugamos a ser franquicia de nadie.

-¿Hay partidos que sí juegan a eso?

-O al menos aspiran a ocupar el espacio que deje libre el PP, aunque también les cortejen desde el PSOE.

-¿El PSPV corteja a Ciudadanos?

-No lo sé, pero Pedro Sánchez no descarta ese apoyo y a Ximo Puig también le he leído declaraciones en las que reconocía contactos informales.

-También se ha podido leer que ha pactado con Oltra que sea ella la presidenta de la Generalitat.

-No sé de dónde ha salido eso, pero en absoluto. Salimos a ganar y a gestionar la pluralidad, que no es lo mismo que la ingobernabilidad.

-¿Cree que la ciudadanía podría entender que la jefatura del Consell recayera en una persona que representase a la cuarta o la quinta fuerza más votada?

-No, no, no, no. Podemos aspira a ser la fuerza mayoritaria y que el Consell se articule a nuestro alrededor.

-¿Si hubiese que pactar, cómo se van a mover en ese escenario ?

-Pues planteando nuestros ejes programáticos: desahucios, sanidad pública, con plazos y cantidades, e interrogar a los interesados, y una vez sabida su respuesta consultar con nuestras bases. Son unas elecciones en clave valenciana. No son un anticipo de ninguna estrategia de las generales ni la antesala de nada, sino las definitivas, las del cambio.

-¿Pase lo que pase, si está en su mano, habrá cambio de Gobierno?

-Naturalmente.

-¿Incluso si Podemos no es la primera fuerza de esa alianza?

-La ciudadanía no entendería que no se produjera un cambio no podría dormir tranquilo si dejase en manos del PP la Comunitat.

-¿Y si el presidente fuese Ximo Puig, líder del PSPV?

-A pesar de su eslogan, me cuesta ver al señor Ximo Puig como parte de la solución.

-¿Puig es parte del problema?

-Tiene que cambiar su forma de hacer política. Ya no estamos en el escenario de que le toca al PSPV.

-En cualquier caso, se vislumbra como un socio necesario.

-Ya veremos. Mucho tendrá que cambiar, y hay socialistas que también lo piensan. Un cambio real en los programas y en los estilos.

-Pero quien se siente en la mesa frente a usted será una persona, no un programa.

-Cierto, y al final la ciudadanía decidirá. Consultaremos con las bases. No tenemos una hoja de ruta. El voto que recibamos no incluye un manual de pactos.