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Ciudad de las Artes y las Ciencias. :: damián torres
El Consell descubre dos años después que no puede privatizar Cacsa

El Consell descubre dos años después que no puede privatizar Cacsa

Renuncia in extremis a externalizar la gestión completa del complejo por los reparos legales del uso privado del suelo público

M. HORTELANO

Sábado, 26 de julio 2014, 00:16

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valencia. La privatización de la gestión de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) encabeza desde ayer la lista de fiascos que la Generalitat ha cosechado en lo que llevamos de legislatura, tras la también frustrada externalización de la gestión sanitaria. El conseller de Economía, Máximo Buch, avanzó ayer tras la reunión del pleno del Consell que finalmente el pliego que dejará la gestión de parte del complejo en manos de una operadora privada se limitará, básicamente, a incluir el Ágora en el paquete del Oceanogràfic, cuyo funcionamiento ya estaba en manos privadas. Los problemas legales que plantea el uso privado de los terrenos públicos sobre los que se asienta el complejo han hecho al Consell descubrir, dos años después de su anuncio, que la externalización era un imposible.

Los pliegos de externalización ni siquiera están aprobados, a falta de su paso por la comisión delegada y por el último pleno del Consell de la temporada, el próximo viernes, pero el conseller de Economía ya adelantó dosificó ayer parte de la sorpresa. No habrá externalización de todo el complejo como era el deseo del Consell, y por tanto, la operación de privatización no supondrá el beneficio económico esperado. Así, la única novedad es que el Ágora (el edificio multiusos del complejo, aún sin acabar) también se ofrecerá a un operador privado para que lo gestione y le saque partido, junto con el Oceanogràfic, el acuario valenciano que actualmente ya está en manos de un gestor privado. El operador que se encargue de estos dos edificios tendrá, además, que dar servicio de restauración, catering y encargarse del merchandising de todos los edificios del complejo, algo que, por otra parte, tampoco supone novedad ya que actualmente Cacsa ya tenía externalizado el servicio de comidas en el Museo y en el Hemisfèric, aunque sí se encargaba de la venta de souvenirs, que ahora asumirá el nuevo gestor.

La decisión de no sacar adelante la privatización de todos los edificios y sus zonas comunes se tomó el jueves por la tarde, en una reunión de última hora entre las partes que han tomado partido en el proceso: Economía, la propia Ciudad de las Ciencias y la consultora Deloitte. A pesar de que existía una posibilidad de completar la compleja operación de externalización y que el mismo Buch ya había anunciado hace semanas en público (sacar a concurso un mismo pliego con dos zonas diferenciadas), Economía se echó atrás y prefirió no licitar la privatización del Museo ni del Hemisfèric, ni de las zonas comunes. Ambos edificios están asentados sobre terrenos que son propiedad de la Generalitat. El suelo proviene de expropiaciones y su uso tiene que seguir siendo público ya que ese fue el motivo por el que se liberó. Es decir, la propiedad del complejo tiene que seguir siendo pública . Esta zona, denominada como B, es un bien demanial y, como tal, no puede ser embargado. Algo para lo que en su día el Consell modificó la ley y que ahora está suponiendo el principal escollo para sacar adelante el ambicioso proyecto de externalización de la gestión. En esta misma situación también están las zonas comunes del recinto, que tenían que ser desafectadas para poder a pasar a formar parte de la titularidad de la sociedad anónima que gestiona el complejo.

Tanto la consultora encargada del proceso, como el departamento de Patrimonio de la Conselleria de Hacienda han puesto reparos desde el primer momento, hace ahora dos años, al proceso de privatización. Tanto es así que tampoco la Abogacía de la Generalitat ha dado luz verde a la operación tal y como estaba concebida en sus inicios, por lo que el Consell ha tenido que replantearse la situación y reconocer que no se podía llevar a cabo. De hecho, la propia Deloitte tuvo que modificar en su día los pliegos iniciales y rehacerlos para modificar el proceso, después de que un informe de Patrimonio alertara del alas irregularidades en que se incurrían con la privatización de las zonas en las que hay bienes demaniales.

De hecho, en privado, varios consellers habían cuestionado la externalización. Más en concreto, la improvisación en el proceso que ha acabado en fiasco, después de dos años de anucios y prórrogas en los que se retrasó una y otra vez la fecha de publicación de los pliegos. Unas condiciones que pasarán por pleno el próximo 1 de agosto, para posteriormente ser publicadas en el Diario Oficial de la Comunitat (DOCV).

A pesar de eso, el conseller de Economía se lanzó ayer a desvelar algunas de las novedades que supondrá la privatización de una mínima parte de la gestión. Además del Oceanogràfic, que ya está dirigido por Parques Reunidos, el Ágora también entrará en el lote para la empresa que resulte ganadora del concurso. También deberá dar servicio de restauración, catering y merchandising al resto de edificios que no se privatizan. Según Buch, para evitar una diferencia de precios entre los productos que se vendan en uno y otro edificio. La cesión de la gestión se hará por un período de 15 años, prorrogable a cinco más. La adjudicataria deberá hacer frente a un canon fijo y a otro variable que podría oscilar entre el 30 y el 50% de los beneficios totales. Aunque todo está en el aire de momento.

Buch reconoció ayer que, aunque «en algún momento» del proceso se pensó en que todo recayera en un gestor privado, «ha tropezado con dificultades legales» y aunque se podía haber efectuado una cesión de suelo, se ha valorado que la solución definitiva es «en la práctica mejor» y que espera obtenerse «una mejor rentabilidad». Además el nuevo sistema permite conservar «la experiencia del equipo humano que ya existe en Cacsa» y que, si se hubiera privatizado todo «se podría haber mantenido o no».

Así, según el conseller, se ha optado por un modelo «que une lo mejor de lo público y lo privado» y que unirá «la experiencia del equipo que ya trabaja en Cacsa» y las «nuevas ideas e impulso» que aportará el colaborador privado. La empresa que resulte ganadora podrá sugerir también contenidos (exposiciones, películas) para el Museo y el Hemisfèric aunque, sobre esta cuestión será Cacsa la que tenga la última palabra a la hora de decidir.

Según el Consell, el ahorro residirá, no tanto en gastar menos, como en «ingresar más al atraer a un mayor número de visitantes». En concreto, sobre el Ágora reconoció que es «un edificio relativamente nuevo al que se le va sacando algo de partido» pero que puede dar más desde el punto de vista de eventos y turismo». Eso sí, recordó que el edificio está todavía sin acabar, a falta de las lamas que coronan la estructura del techo, pero señaló que si no se finaliza, es porque el Consell no tiene disponibilidad económica para ello «en plena época de ahorro». «No es el momento, ya que el Ágora puede funcionar perfectamente puesto que su estado tiene un aspecto razonablemente nuevo y parece un edificio acabado; algún día se acabará, pero cuando vuelvan los mejores tiempos y cuando haya presupuesto para rematar el techo y eso lo hará el propietario, Cacsa, cuando pueda», dijo.

Otro de los problemas a los que también se había apuntado para justificar el retraso del proceso era el de las dificultades para dar salida a la parcela donde estaba previsto levantar las conocidas y frustradas Torres de Calatrava y donde actualmente se almacenan a su suerte las lamas que deberían coronar el Ágora. Pero,la denominada parcela M-3 se sacará a subasta de manera independiente.

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