Los dos valores en alza
La «Thatcher de la Vall» es la encargada de insuflar a la formación su fuerza para lograr devolverle la unidad
F. R./J. C. F.
Martes, 3 de junio 2014, 00:12
Hace casi un mes, el pasado 6 de mayo, el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, definía a Isabel Bonig como «una estrella política emergente» cuando presentó la conferencia de la consellera de Infraestructuras en el Fórum Europa Tribuna Mediterránea. Bonig dio cuenta de su ideario político, de su liberalismo, de su confianza en la iniciativa privada frente a un Estado intervencionista y confesó que se sentía «orgullosa de ser de derechas, del PP, española y valenciana».
No fue la primera vez que dijo eso en público. Cuando el PP valenciano se encontraba todavía en estado de shock porque el Consell rozaba la bancarrota, aún estaba presente el cambio en la cúpula del partido, todavía sonaban los ecos del juicio de Camps, el grupo parlamentario estaba trufado de diputados imputados y era presa de un enorme pesimismo, Bonig compareció el día de los enamorados del año pasado para responder por qué no pagaba las ayudas por la compra de la primera vivienda. La consellera asumió esa deuda -250 millones, dijo- y afirmó que pagaría cuando tuviera el dinero. Su intervención fue explosiva y sincera y derivó hacia que se sentía orgullosa de ser de «española, valenciana y de derechas». Los diputados del PP enrojecieron sus manos de lo que aplaudieron.
Bonig era hasta ayer la secretaria general del PP de la provincia de Castellón, la número dos de Javier Moliner, que en 2013 la bautizó como «la Thatcher de la Vall». La nueva número dos de facto del PPCV reclama el desarrollo de «la política con mayúsculas», basada en ideología, y desarrollada por políticos «valientes que antepongan los intereses generales a los del partido». Pide convicción en los valores, trabajo y claridad en la gestión.
Y, además, no reniega de sus orígenes, de haber sido asesora en la conselleria de Educación con Font de Mora de conseller, alcaldesa de la Vall d'Uixó elegida dos veces por mayoría absoluta y de que fuera Francisco Camps el que la elevase a consellera de Infraestructuras y que después la mantuviera Fabra.
Camps ya se había fijado en Bonig cuando era alcaldesa. Junto a María José Catalá, entonces alcaldesa de Torrent y hoy consellera de Educación y portavoz del Consell desde que fue nombrada el pasado jueves por la tarde.
El anterior presidente del PPCV nombró a ambas y a Mercedes Alonso que era candidata a la alcaldía de Elche -hoy alcaldesa-, coordinadas por Rita Barberá, las redactoras de la ponencia «Sí a la Comunitat Valenciana, sí al PP».
Hoy, Isabel Bonig y María José Catalá son las mujeres de moda entre los populares valencianos, las mujeres en alza en el partido y en el Gobierno autonómico.
Isabel Bonig es una persona con arrojo pero también sabe dónde se mete ahora: un partido que necesita unidad. Una unidad que empezó a fraguarse ayer, con su nombramiento: unanimidad. Fabra la llamó por teléfono poco después de que acabara de llegar de viaje procedente de Zaragoza, sobre las 18.45 horas le comunicó la decisión.
Bonig se mostró contenta, pero es consciente de que el cargo entraña gran responsabilidad. Lo que más le gustó del encuentro de ayer fue el apoyo recibido por parte de la alcaldesa de Valencia y referente del PPCV, Rita Barberá. De ella también tiene muy buena opinión Alfonso Rus y José Císcar.
La «Thatcher de la Vall», como le gusta que la llamen, aunque reconoce que no le llega «ni a la altura del betún», era consciente, como muchos militantes y altos cargos del PPCV, de que el partido necesitaba un cambio.
Lo que no sabía la semana pasada Isabel Bonig, aunque algún comentario reconoce que le había llegado, es que iba a ser ella la encargada de derramar su pasión en el partido del que está orgullosa y que además de eso tiene que ser capaz de insuflar a su organización su «fuerza titánica», «un vendaval de optimismo y energía» y el hecho de ser «una política de raza», como la define su presidente provincial, Javier Moliner.
El reto inmediato de Isabel Bonig es empezar a trabajar de cara a las elecciones autonómicas y locales del cuarto domingo de mayo de 2015 no solo para que el PP consiga un triunfo pírrico, como el de las pasadas elecciones europeas, «sino para conseguir una victoria en las urnas que facilite que el partido no salga del Consell».
Ayer, cuando la llamó su amigo y jefe de filas, Javier Moliner le confesó que con su marcha para a ser la número dos del PPCV «me dejas huérfano».