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Malaga, la ciudad de los museos
La ciudad de los museos

La ciudad de los museos

Es famosa por su sol, por sus playas y por ser la cuna de Pablo Picasso. Lo que menos gente sabe es que aquí hay un museo para cada día del mes (o casi), diez maneras de pedir el café y cien especies diferentes de palmeras. También hay un puerto espectacular, renovado para recibir a los pasajeros de los muchos cruceros que arriban últimamente a la ciudad. Y un centro peatonal de lujo, enlosado con mármol

GUÍA REPSOL

Domingo, 29 de mayo 2016, 14:36

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Primera mañana

Cita con Picasso

10.00 El museo más importante

En Málaga hay 29 museos, pero el más llamativo y el que todo el mundo desea visitar primero es el Picasso. El palacio de Buenavista, un magnífico ejemplo de la arquitectura andaluza del siglo XVI donde se mezclan elementos renacentistas y mudéjares, aloja la colección permanente formada por 233 obras de Picasso (más 43 cedidas a largo plazo) e importantes exposiciones temporales, habitualmente (pero no siempre) vinculadas a la obra del genio malagueño y de su tiempo. Desde su apertura, en 1993, lo han visitado más de 350.000 personas cada año. Para evitar colas, es aconsejable reservar on line.

10.00 El museo más importante

En Málaga hay 29 museos, pero el más llamativo y el que todo el mundo desea visitar primero es el Picasso. El palacio de Buenavista, un magnífico ejemplo de la arquitectura andaluza del siglo XVI donde se mezclan elementos renacentistas y mudéjares, aloja la colección permanente formada por 233 obras de Picasso (más 43 cedidas a largo plazo) e importantes exposiciones temporales, habitualmente (pero no siempre) vinculadas a la obra del genio malagueño y de su tiempo. Desde su apertura, en 1993, lo han visitado más de 350.000 personas cada año. Para evitar colas, es aconsejable reservar on line.

11.30 En casa del genio

Al salir del Museo Picasso, subimos hacia la plaza de la Merced por las calles San Agustín y Granada. Por el camino, hacemos un alto en una tienda de las de antes, de las que ya no quedan: Ultramarinos Zoilo. Es un buen lugar para comprar vino de Málaga, dulces típicos y embutidos: caña de lomo, salchichón, morcilla, morcón Para llevar o, por qué no, para hacerse un bocadillo in situ.

El 25 de octubre de 1881, en la primera planta del actual número 15 de la Plaza de la Merced, nació Pablo Ruiz Picasso. Paseando por las estancias de la Casa Natal de Picasso, vemos, además de curiosos recuerdos familiares, numerosas obras del artista. Lo que más nos llama la atención son los borradores del famoso cuadro Las señoritas de Avignon. Pero tampoco nos pasa inadvertida la Suite de los saltimbanquis, un cuaderno con todos sus grabados realizados entre 1904 y 1906. En esta casa Picasso vivió con su padre, ayudante de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga y su primera gran influencia, así como con su madre y sus hermanas. Y se dice que hizo sus primeros garabatos sentado en la arena de esta misma plaza de la Merced. Él, que siempre reivindicó su origen andaluz y su afición al flamenco y a los toros, pintó su primer cuadro muy cerca de aquí y lo tituló Vista al puerto de Málaga. Todo un homenaje a la ciudad que lo vio nacer.

13.00 Visita a la Manquita

Volvemos sobre nuestros pasos para dirigirnos, bajando toda la calle San Agustín, a la Manquita, que es como llaman a la catedral, porque estuvo 254 años en obras y todavía se quedó con la torre sur a medias. De planta basilical gótica, alzado renacentista y acabados barrocos, la mayor joya arquitectónica de la ciudad se halla en los límites de lo que fue la muralla árabe.

Primera tarde

Entre moros y romanos

14.00 Ajoblanco, Larios y diez cafés

A 150 metros de la catedral está El Chinitas. El nombre de este restaurante es un homenaje al teatrillo o café cantante que hubo hasta 1937 dos calles más arriba, famoso por sus espectáculos flamencos, sus escándalos y los versos de Lorca: En el Café de Chinitas / dijo Paquiro a su hermano: / Soy más valiente que tú, / más torero y más gitano. Es un típico entre los típicos, tanto por su arquitectura, como por su decoración y, claro está, por su carta: ajoblanco con pasas de Málaga, tortillitas de camarones, fritura malagueña Si preferimos una opción menos clásica, a la vuelta de la esquina abre el Manzanilla, bar de tapas creativas, donde debemos probar la hamburguesa de rabo de toro Burger Bull.

Por Moreno Monroy salimos, después de comer, a Marqués de Larios, la principal y más elegante calle comercial de la ciudad, entoldada en verano y solada con mármol, como toda la parte peatonal. Marqués de Larios arriba, en la plaza de la Constitución, nos espera el centenario Café Central. Un panel de azulejos en su interior nos enseña las diez formas posibles que hay en Málaga de pedir un café, que son, de más a menos cargado: solo, largo, semilargo, solo corto, mitad, entrecorto, corto, sombra, nube y no me lo ponga (un vaso vacío).

16.00 Teatro Romano

Las calles Santa María y Císter llevan, en un paseo de cinco minutos, a la de Alcazabilla. Aquí, al pie de la Alcazaba, se encuentra el Teatro Romano. Este teatro, que funcionó como tal hasta el siglo III y luego fue usado como cantera por los moros, permaneció sepultado hasta 1951, cuando se descubrió al hacer unas obras. Hoy pueden admirarse la galería de entrada al proscenium o escenario, parte de la orchestra, el vomitorium o puertas de acceso a las gradas y la cávea, donde otros se sentaron hace 2.000 años a disfrutar de una obra de Plauto o Terencio, igual que hoy hacemos nosotros para gozar de esta obra histórica.

18.00 Tarde de oro en la Alcazaba

Con sólo andar unos metros, pasamos del último vestigio de la época romana a una próspera medina andalusí. Estamos en la Alcazaba, una fortificación construida estratégicamente en la falda del monte Gibralfaro y que es visible desde casi toda la ciudad. Esta joya de la arquitectura árabe es la obra militar musulmana más importante conservada en España. Pero ese carácter militar no le resta belleza a sus estancias y jardines. Por allí pasaron desde emires árabes hasta los Reyes Católicos y algunos de sus descendientes. Desde sus torres y murallas se disfruta de una soberbia vista de Málaga, sobre todo a esta hora en que el sol se pone justo por detrás de la ciudad, bañándola en oro.

20.30 Cenas para todos los gustos

Si somos carnívoros, iremos a La Reserva 12. Si nos gusta el pescado, a Los Mellizos: muy rico, el arroz a la marinera. Y si queremos algo típico a rabiar, nos tomaremos unos langostinos a la plancha escuchando coplas en El Pimpi Florida, una tasca alegre y flamenca de El Palo donde lo normal es que no quepa ni un alfiler.

22.00 Azotea o butaca

Una costumbre muy buena y muy malagueña es la de despedir el día con unos mojitos en las azoteas de los hoteles. Las terrazas más céntricas y deseadas son las del Room Mate Larios, el AC Málaga Palacio y el Molina. Para copas a nivel de calle, se recomiend explorar la plaza Mitjana. Y para una tarde-noche cultural, consultar las carteleras del Cine Albéniz y del Teatro Cervantes. Ambos abren sus puertas al Festival de Málaga de Cine Español, que se celebra en abril, y el segundo además, al Festival Internacional de Jazz, en noviembre.

Segunda mañana

Arte hasta en la mesa

09.00 Subida al castillo de Gibralfaro

Hoy hay que desayunar bien, que falta nos va a hacer para subir a la más impresionante atalaya de esta zona del Mediterráneo: el castillo de Gibralfaro. Desayunar, por ejemplo, un chocolate con churros en Casa Aranda, el café que lleva más de 75 años matando el gusanillo mañanero de los malagueños con sus famosas ruedas. Y, ya con energías renovadas, al castillo. Aquí resistió El Zegrí tres meses largos el asedio de los Reyes Católicos. Podemos ascender en 25 minutos paseando por la Coracha de la Alcazaba. Otra opción, más cómoda, es el autobús 35. Y otra, estar alojados en el Parador de Gibralfaro, así no hay ni que madrugar. La vista de la ciudad y la bahía es excepcional. Dentro, una curiosidad: el Pozo Airón, de 40 metros de profundidad, excavado en la roca. También es curioso el polvorín, que aloja un centro de interpretación en el que se cuenta cómo era la vida militar en el castillo.

11.30 Otros tres museos

Volvemos al centro para visitar otros de los muchos museos que hay en la ciudad. Indispensable, el Museo Carmen Thyssen. Junto con el Museo Picasso, es el que más gusta a los extranjeros, porque en sus lienzos pueden ver la Andalucía del siglo XIX, la más típica, llena de bandoleros, ventas bullangueras y playas salvajes. Sin embargo, el más visitado de la ciudad, más incluso que el Picasso, es el Centro de Arte Contemporáneo, sin duda porque es uno de los mejores de España y también porque es gratuito. Si tenemos tiempo, otro museo que merece mucho la pena conocer es el Automovilístico.

14.30 Pescaíto en la playa

No se puede venir a Málaga y no comer pescaíto frito y espetos de sardinas en los chiringuitos del barrio marinero de Pedregalejo. Ahí están El Lirio, El Morata y El Cabra. Además, si el tiempo acompaña, que suele hacerlo, nos podemos dar un baño en la playa. En otro barrio tradicional, El Palo, se encuentra El Tintero, donde los camareros van por las mesas subastando los platos recién hechos (¡boqueroncitos, boqueroncitos!) y se los queda el más rápido.

Segunda tarde

Historia en tiendas y barricas

16.00 El jardín tropical más bello

Cambiamos la brisa yodada del mar por el perfume de las flores del Jardín Botánico-Histórico La Concepción. A cinco kilómetros de Málaga, saliendo en dirección a Antequera y Madrid, se halla este jardín tropical, el más bello e importante de España y uno de los mejores de Europa, con más de mil especies plantadas al aire libre. Para no dispersarse, porque es mucho jardín, lo mejor es que sigamos alguno de los cinco itinerarios recomendados: Jardines Temáticos, Joyas de La Concepción, Vuelta al Mundo, Ruta de los Miradores y Ruta Forestal. El de La Concepción es un jardín botánico, sí, pero también histórico, que nos cuenta la historia de los burgueses que amasaron fortunas en la Málaga de siglo XIX y vivían como reyes en fincas como ésta, rodeados de esculturas romanas, ficus gigantescos y palmeras de cien especies.

19.30 Brindis con vino de Málaga

Ahora que apuramos las últimas horas en Málaga, propongamos un brindis a su salud. No hay mejor lugar para hacerlo que la Antigua Casa del Guardia. Desde 1840 lleva abierta esta taberna por la que han pasado la reina Isabel II, Gregorio Marañón, Antonio Gala y media España. Es la otra catedral de Málaga y, para muchos, la primera. Catedral del vino que se expone a la veneración de los parroquianos en cubas que, por su aspecto, debieron de llegar con los barcos fenicios que fundaron Malaka 2.800 años ha. Hay que pedirse un vino de Málaga, ya sea un moscatel, un pajarete o un Pedro Ximénez. Y si es hora de tomar un piscolabis, acompañarlo con marisco. Y si es domingo, con nada, porque esta catedral, precisamente ese día, está cerrada.

21.00 Cocina creativa en el Muelle Uno

Como en la variedad está el gusto, pocos gustos mayores que ir de la Antigua Casa de Guarda al restaurante José Carlos García, que es de lo más fashion, creativo y exclusivo, con sus seis mesas en mitad del reluciente Muelle Uno, entre yates, tiendas de moda y terrazas, donde luego, tomando copas, se está mejor que bien. La noche perfecta acaba andando en buena compañía hacia la playa de La Malagueta o, en dirección contraria, hacia el Palmeral de las Sorpresas, el paseo que bordea el puerto bajo una pérgola fantástica, como el esqueleto de una gigantesca serpiente marina.

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