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El refugio del Ayuntamiento de Valencia, convertido en museo. Jesús Signes
Ruta por la memoria bélica de Valencia

Ruta por la memoria bélica de Valencia

La capital de la II República durante la Guerra Civil se convirtió en una mina de refugios antiaéreos

tamara villena

Valencia

Viernes, 20 de octubre 2017

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Corría el año 1936 cuando el gobierno de la Segunda República Española, por entonces situado en Madrid, decidió trasladar la capitalidad a Valencia por el avance de las tropas del Bando Nacional. Entre noviembre de 1936 y octubre de 1937, durante el gobierno de Largo Caballero, la ciudad de Valencia experimentó todo un cambio cultural y social con la llegada de personalidades variadas como intelectuales o diplomáticos.

La capital valenciana se llenó de iniciativas culturales, charlas, actividades y congresos que pese a la dificultad de la situación político-social consiguieron inyectar la ilusión en los ciudadanos, como medio de evasión al contexto que estaban viviendo. Pero irremediablemente, con el traslado del gobierno no solo vino la atención cultural: Valencia se convirtió en el nuevo foco del conflicto y se llenó de espacios para la prevención de ataques como los refugios antiaéreos contra los bombardeos. El objetivo era proteger a la población civil valenciana y para ello se utilizaron edificios de todo tipo, tanto públicos -colegios principalmente- como privados.

El organismo encargado de crear y acondicionar estos espacios -que seguían dos modelos, el adintelado con columnas y el abovedado- fue la Junta de Defensa Pasiva, que llegó a formar hasta 41 refugios en la ciudad con utilidad pública y a disposición de todos los ciudadanos. Sin embargo, la distribución de los refugios no fue del todo homogénea y la mayoría se agruparon en el centro de Valencia.

Estas estructuras trataban de amortiguar el impacto directo de los proyectiles que los aviones lanzaban contra la población y los efectos de la onda que generaban tras la explosión. Según un estudio que recogió LAS PROVINCIAS, desde 1937 hasta el 27 de marzo de 1939, Valencia sufrió un total de 442 bombardeos que dejaron 847 muertos, 930 edificios destruidos y más de 2800 hospitalizados.

Mientras, la torre del Micalet servía como centro de coordinación y comunicación para que la Junta de Defensa Pasiva avisara a la ciudadanía de que venía un ataque. Ponían en marcha la sirena que advertía a la gente que debía ir a protegerse al refugio y mantenerse ahí hasta que sonase la siguiente, que daba por finalizado el peligro. El valor cultural de los refugios antiaéreos forma parte del patrimonio bélico y su importancia en este aspecto reside en representar cómo la sociedad civil se organizó contra la guerra para sobrevivir.

Son unos de los restos del conflicto que suelen resultar más llamativos, en parte por estar situados en pleno entorno urbano y por suponer una muestra palpable de la colaboración cívica en situaciones de crisis. Aunque no todos pueden visitarse, es recomendable conocer dónde se encuentran y la historia que hay tras algunos de los refugios antiaéreos que se utilizaron en Valencia durante la Guerra Civil:

1. Refugio antiaéreo en el interior del Ayuntamiento de Valencia (c/Arzobispo Mayoral, 1)

El antiguo refugio antiaéreo del interior del Ayuntamiento de Valencia se construyó en 1938 y tiene una capacidad para 700 niños y niñas para proteger al alumnado del grupo escolar que había entonces en lateral del edificio del Ayuntamiento. Tenía dos entradas simétricas con escaleras para acceder a las cinco naves cubiertas con bóvedas, donde también habían bancos que desaparecieron con las posteriores modificaciones para readaptar los usos del lugar a un almacén y cochera. Ha sido rehabilitado recientemente para mostrar el aspecto original del refugio y se han instalado paneles y apoyos audiovisuales para ofrecer una información más completa al visitante. Se puede visitar de manera gratuita con reserva previa y puedes consultar aquí los horarios.

El interior del refugio tras las reformas.
El interior del refugio tras las reformas. Jesús Signes

2. Refugio antiaéreo de la c/Alta 33, esquina con c/Ripalda

Este refugio sigue el modelo adintelado, con un rectángulo sustentado por nueve columnas centrales y conserva al exterior sus chimeneas de ventilación. En los extremos de la parte aérea se conservan dos puertas y en la esquina de la Calle Alta con Ripalda se mantiene el letrero original de 'Refugio' con dos flechas que señalizan las entradas. Estuvo muchos años abandonado y en los años cincuenta se utilizó como vivienda de indigentes hasta que tras la riada del 1957 fue limpiado y acondicionado por la Falla Ripalda.

3. Refugio antiaéreo en la c/Espada 22

Este edificio privado, con capacidad para 380 personas, también pertenece al modelo adintelado con columnas y cuenta con un banco corrido para poder sentarse en las paredes y alrededor de los pilares. Su estado de conservación es bastante crítico, está lleno de pintadas y humedad, aunque en la fachada todavía se conservan las dos puertas de acceso a nivel de calle que daban a las escaleras e incluso en una de ellas aún se pueden ver los restos de la palabra 'Refugio'. Actualmente mantiene los accesos clausurados y al ser de titularidad particular es difícil precisar sus usos posteriores, aunque sí se sabe que sirvió de local de ensayo para un grupo de música.

El interior del refugio, lleno de pintadas.
El interior del refugio, lleno de pintadas. Ayuntamiento de Valencia

4. Refugio antiaéreo del Colegio Gran Asociación (c/Blanquerías, 12)

El proyecto es de septiembre de 1938 y tiene capacidad para albergar a 300 personas. Tiene tres galerías con bóvedas de apenas 10 metros de longitud y 5,5 de ancho. En la actualidad ha sido acondicionado para vestuarios y dependencias del centro Gran Asociación y su particularidad respecto al resto de refugios escolares reside en no estar enterrado y mantener una planta superior como protección. Parece que la construcción se haya realizado dentro del propio edificio existente, conservando la configuración del conjunto, aunque su aspecto actual está totalmente remodelado y no se aprecian las características originales.

Interior del refugio de la calle Blanquerías.
Interior del refugio de la calle Blanquerías. Ayuntamiento de Valencia

5. Refugio antiaéreo del Instituto Luis Vives (c/San Pablo, 4)

Este refugio escolar es el de mayor capacidad de los refugios existentes, aunque se ha modificado su acceso original con la eliminación de las rampas, y ahora se accede a él con una escalera que se incluyó probablemente durante unas reformas del colegio en los años 70. Se trata de 4 galerías abovedadas de las que se han eliminado los bancos corridos que se utilizaban como asiento.

6. Refugio del Grupo Escolar Balmes (c/ Pintor Salvador Abril, 25)

Este refugio destaca por las inscripciones que se leen en su interior: 'Capacidad para 1000 niños' y 'Alejarse de esta puerta un metro para facilitar la entrada del aire'. Consta de dos partes, la principal es el cuerpo de las dos naves y que está sustentada por cuatro pilares y la otra son las rampas de acceso, cubiertas por una losa de 1,50 metros de grosor. Encima de esto se encuentra el sistema de amortiguación de impactos, compuesto por dos capas de 20 centímetros cada una. Tras finalizar la Guerra Civil se sellaron sus accesos y se construyó una solera sobre el patio sin dejar ningún tipo de entrada, por lo que se mantuvo oculto hasta 2003, cuando fue (re)descubierto durante las obras del colegio.

Recomendación inscrita dentro del refugio.
Recomendación inscrita dentro del refugio. Ayuntamiento de Valencia

7. Refugio antiaéreo en la c/Serranos, 25

Sigue el modelo de refugio adintelado donde su alargada planta se sustenta sobre robustas columnas rectangulares, en las que aún se conservan los bancos. Cuenta con dos entradas, una en la calle Serranos sobre la que aún se conserva el rótulo de 'Refugio', y otra en la calle Palomino. Tras pasar unos años como casal fallero y otros tantos como edificio abandonado, el Ayuntamiento de Valencia puso fin a su crítico estado de conservación al realizar las obras para su rehabilitación con fines culturales.

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