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Fruta en el madrileño mercado de San Jacinto. a. vergara
La decadencia de la fruta

La decadencia de la fruta

Menús variados ·

Actualmente, la mayoría está verde y es insulsa. Da la impresión de que la cultivan en el laboratorio del profesor Franz de Copenhague

ANTONIO VERGARA

Valencia

Sábado, 23 de septiembre 2017

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Antaño, la primavera y el verano iban asociadas a la aparición de algunas frutas características de las dos estaciones y al ritual del cambio de ropa en las mujeres, sobre todo las jóvenes, que guardaban en el armario, con el protector antipolillas, los vestidos de colores tristes y con mangas, sustituyéndolos por otros de tonos alegres y 'fresquitos'. La manga -o la no manga- pasaba a llamarse 'japonesa', paradójicamente por su carencia de manga. Esta moda 'fresquita' descubría el vello de sus axilas (sobacos, vocablo tachado por la censura durante el franquismo). Ninguna se depilaba. No existía el 'life style'.

El colega y amigo Vicente Lladró, un experto en agricultura 'au pied du champ', es decir, pisando 'els cavallons' y dirigiendo el 'haca' desde el carro, es quien me ha inspirado este tema a partir de su artículo 'Melocotones que saben a rayos' (LP 16-9-2017). Lladró, además de conocer toda la legislación agrícola, posee la cualidad de desmitificar los lugares comunes de los ecologistas 'progres', que son legión y a menudo supersticiosos.

Hace muchísimos años que la fruta no sabe, generalmente, a la fruta que conocimos. No se trata ni de nostalgia ni de melancolía. En 1983 me di cuenta (caí del caballo, como San Pablo) de que la fruta ya era un producto con su sabor y textura primigenios alterados hasta obtener su casi perfecta desnaturalización. Actualmente, la mayoría está verde y es insulsa. Da la impresión de que la cultivan en el laboratorio del profesor Franz de Copenhague.

Lladró no es un enemigo irracional de la 'química' necesaria y da en el clavo cuando escribe que «eres un enamorado de los buenos melocotones y ansías encontrarte definitivamente con alguno que esté en plenitud, al menos que se acerque a ello, que le notes que lleva vocación... Si no se hubiera truncado al recolectarlo tan verde. Y lo mismo con las manzanas, las peras, los ciruelos, las cerezas, las naranjas, los melones, las sandías...».

Precisamente, el otro día pedí fruta en un restaurante. Eran ciruelas Claudia -'la reina de las ciruelas', dicen-. Me gusta mucho la fruta desde que siendo pequeño la pedía prestada a los perales y a los melocotoneros, directamente de los árboles. Tenía mucho mejor sabor y podía elegir la que no estaba verde. El préstamo era para consumo propio e in situ.

Al ponerme las ciruelas Claudia en el restaurante vi de inmediato que no habían madurado. No obstante empecé a comerlas porque sucede hoy que las frutas presentan la apariencia de verdes y dentro están maduras. Nada. Más verdes que 'La Corte del Faraón'. Me las cambiaron por mango, maduro y dulce, cultivado en... Málaga, donde se planta desde hace más de veinticinco años. Antes ya había dejado de ser una fruta 'exótica', lo mismo que el caqui, el aguacate, la papaya, la chirimoya o, más recientemente, el litchis; y el kumquat. Este cítrico está de moda en la cocina de los restaurantes modernistas, elaboren cocina asiática o no.

Hoy la fruta viaja mucho; lo mismo que otros productos: pescados, carne de vacuno, corderos (La Pampa, Nueva Zelanda), mariscos (Océano Índico, Túnez, Marruecos, Argelia...). Estuve en el aeropuerto de Foronda (Vitoria). Numerosos aviones descargaban pescados y mariscos procedentes de allende los mares. Tan es así que a Foronda le llaman el 'primer puerto de mar de España'. ¡Qué cosas se nos esconden! Y demasiados hosteleros empeñados en vendernos que 'todo es de la playa' (Valencia) o 'de la Bahía' (Alicante). No es cierto porque mucha mercancía procede de aviones cargueros como el gigantesco Airbus A300.

En verdad en verdad os digo que el consumo de fruta ha descendido mucho en Valencia y en el resto de España desde hace décadas. Es un hecho verificable mirando en rededor. 'El Ministerio de Agricultura ha conseguido que la Unión Europea haya aprobado una nueva operación de retirada de fruta de hueso española «para mitigar la situación de excedentes en el mercado e intentar reflotar los precios en el campo» (Lladró).

A dúo, y sin ponerse de acuerdo, Lladró & Vergara concluyen: ¿Qué proporción de los teóricos excedentes se debe a la caída del consumo por no encontrar satisfacción en una fruta insípida o que a veces sabe a rayos?

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