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La secuencia aludida de 'El hombre que mató a Liberty Valance'. Marvin y Wayne frente a frente. :: lp
'Cowboys', indios y menú degustación

'Cowboys', indios y menú degustación

Todo lo que parece nuevo suele ser viejo, o antiguo. Hace un par de años pusieron de moda el 'food truck', una copia del 'chuck wagon'

ANTONIO VERGARA

Sábado, 27 de mayo 2017, 21:56

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Uno de los alimentos de los 'cowboys' que dirigían inmensas manadas de bueyes 'longhorn por las interminables praderas del Oeste, vadeando ríos y atravesando montañas, fue la 'ostra de montaña' . Actualmente se la disputarían las feministas más radicales. Era, en realidad, testículos de toros castrados y fritos. Exquisita.

Los rebaños se componían de 1.500 cabezas o 15.000. El término medio oscilaba entre 2.500 y 7.000. Cuando un grupo de 15.000 o más cabezas -cada uno con un líder al frente- debía desplazarse más de 500 ó 600 kilómetros, los cowboys obedecían al jefe y los separaban en seis grupos de 2.500 cada uno, teniendo en cuenta su origen y su edad.

En 1869, veteranos del ejército sudista llevaron a California 15.000 bueyes y 1.200 caballos, atendidos por doscientos hombres. Por la noche acampaban, reunían a todo el ganado y se turnaban para vigilarlo hasta el amanecer. Cualquier tormenta o relampagueo podía provocar la temible 'estampida'. De producirse, obligaba a que los cowboys cabalgaran 400 ó 600 kilómetros para capturarlos y devolverlos a la manada principal.

En muchas ocasiones eran atacados (San Saba, Texas) por los indios sioux o comanche. Éstos robaron 10.000 bueyes de una sola manada. En ocasiones, los cowboy negociaban con las tribus indias y les regalaban bueyes con una pata rota o delgados por la formidable caminata. De propina les entregaban sedas y cajas de whisky.

Todo lo que parece nuevo suele ser viejo, o antiguo. Hace un par de años pusieron de moda el 'food truck', camioneta ambulante que vende comida. Un sistema más viejo que la tos. Lo primero que hacía el líder del 'trek' (largo viaje, expedición) era contratar un 'chuck wagon' y un cocinero.

El 'chuck wagon' era una cocina itinerante que viajaba con el ganado y los 'cowboys'. Estaba cubierta con una loma muy resistente y encerada. El interior almacenaba las provisiones, la 'vajilla' (¿), otros utensilios y los sacos de dormir de los vaqueros. Durante los descansos, mediante un ingenioso mecanismo de madera, salían varios cajones. Uno de ellos era la cocina, casi de juguete.

Cuando el cocinero golpeaba el perol, los cowboys se abalanzaban para recoger el menú degustación. Hambrientos después de varias jornadas -hasta veinticinco- cabalgando y ocupándose del ganado unos cincuenta o sesenta kilómetros diarios. Su alimentación se sustentaba, básicamente, en harina, buey, tocino, judías, maíz, café, jarabe de arce, frutos secos, galletas, sal, azúcar y bicarbonato de sosa.

Con tanta carne en derredor, comían unos gruesos y anchos filetes de buey de tres palmos de longitud, como el que está a punto de originar un tiroteo entre John Wayne y Lee Marvin en 'El hombre que mató a Liberty Valance' (1962). Marvin le pone la zancadilla al camarero (James Stewart), el filete cae al suelo e inmediatamente surge la figura y la voz de trueno de Wayne ordenándole a Marvin (Liberty Valance) que lo recoja él porque ¡"it's my steak, Valance, it's my steak"!, amenaza.

Una de las chabacanas gracias de los cowboys era el nombre con que conocían su guiso preferido. Visto con la sensibilidad del siglo XXI era un guiso bestial. Ingredientes: lengua, corazón, hígado, mollejas, la médula y el cerebro del buey. La Madre de Todas las Bombas para los 'okupas' veganos. Cuando había mujeres en presencia, lo denominaban 'guisado de los bufones'; y cuando no, 'guisado de los hijos de puta'.

El perro, sobre todo joven y gordito, era una delicia. Lo comían con delectación los indios y los cowboys. También los soldados, exploradores o cazadores de nutrias.

Un general de Fort Laramie, Harney, escribió en su diario que "jamás había comido algo más delicioso que este joven perro de Laramie". Por su parte, uno de los manjares de los apaches era el feto no nato de las yeguas. Lo asaban o lo comían crudo, indistintamente. Así es la Historia, sra. Tèllo. Un mulato americano, Jim Beckwit, jefe de una partida de siox, aseguró que "yo mismo he comido la carne de perro, y así como la del caballo, no encontré en ella nada repugnante" ('Viaje a Estados Unidos' de George L. Simonin).

Finalmente, y como dijo el general Zachary Taylor: "las alubias han matado a más hombres que las balas en la guerra entre Estados Unidos y México".

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