Borrar
Manuel Velarte, Rita Barberá y Antonio Galbis (con gafas de sol) en el récord de 1992.
La paella 'made in Hollywood' de Galbis

La paella 'made in Hollywood' de Galbis

Fue en marzo de 1992, en el viejo cauce, convertido en un plató de cine. Con capacidad para 100.000 raciones, sobraron 23.768

ANTONIO VERGARA

Sábado, 20 de mayo 2017, 21:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El sábado 13 de mayo de 2017 falleció el hostelero Antonio Galbis. Tenía 84 años. Durante los años setenta, ochenta y noventa del siglo XX representó la más acrisolada culinaria 'rechional'. Se sustentaba en su paella y en el acontecimiento histórico de obtener el récord Guinnes con la paella que él y otro valenciano, Manuel Velarte (fallecido en 2011), guisaron en el viejo cauce en marzo de 1992.

Tres años después, el PP y UV, espoleados por este récord, firmaron 'El Pacte del Pollastre'. El PP y UV desalojaron al PSPV de las instituciones. Se llamó así porque uno de sus orfebres fue Federico Félix, siempre jovial y huertano, y ciclista de verdad, de carretera. Hace varios años lo vi bajando de Serra, casi a 'tumba abierta', muy bien equipado y con una 'máquina' de carreras. Me emocioné. Yo también fui ciclista de carretera.

Antonio Galbis fue un buen hombre. Lizondista de sentimiento, 'rechionalista', en suma. En 1992 el lizondismo campaba por sus respetos. Aquella paella equivalía a elevar el lizondismo y la paella a la altura de una superproducción de Cecil B. de Mille. La paella de 1992 para 100.000 personas, situó nuestra principal seña de identidad en el estrellato.

La paella la construyeron expresamente. Ningún restaurante tiene paellas para 100.000 clientes. El recipiente medía unos 20 metros de diámetro. Los maestros ferreteros comenzaron a ensamblar, con soldadura autógena, las cuatro partes de la paella y sus robustas patas. Las chispas de la soldadura saltaban. Fue una tarea ciclópea. Admirable. Montones de leña permanecían esperando su entrada en la escena.

El 'Día D' (8 de marzo), el general Eisenhower dio la orden de '¡avant'!, '¡foc!'. Todas las tropas encendieron la leña, ya debajo de la paella. Varios especialistas, provistos de mascarillas para no intoxicarse por el humo ascendente, arrojaban desde unas grúas parecidas a las utilizadas para la construcción de fincas, decenas de kilos de arroz desde una altura aproximada de dos o tres metros. Los trozos de pollo y conejo, así como el 'garrofò' y las demás verduras, se precipitaban al vacío desde las grúas. Un suicidio colectivo. El agua para el caldo de cocción lo suministraban unas mangueras de bomberos.

El sofrito, de tomate de bote, lo habían hecho con unas enormes palas de la industria siderúrgica. La brigada anti incendios vigilaba la correcta combustión de la leña y la distribuía regularmente. Vestían uniformes ignífugos.

Al final de la cocción, Galbis y Velarte probaron el arroz y le otorgaron el 'vist i plau'. La muchedumbre se abalanzó al lugar de autos y comió paella hasta saciarse. Y aún sobraron 23.768 raciones. El cauce sin agua del río Guadalaviar fue un plató de cine.

Antonio Galbis nació en Alcoy. Su abuela, Eulalia Doménech, al finalizar la Guerra Civil, abrió en el puente de Gabarda (Ribera Alta) un ventorrillo de carretera para los viajantes de comercio y los camioneros. Antonio Galbis lo transformó en Hostal Galbis. En los años ochenta se afilió a la Asociación de Restaurantes de Buena Mesa: Currito, Mesón de la Villa (Aranda de Duero) o José Castillo (Hostal Castillo, Olabarría). Fue pionero en organizar Jornadas Gastronómicas. Recuerdo la primera, en el restaurante Río Sil de Valencia (calle Mosén Femades).

A finales de los setenta empezó a cosechar buenas críticas. El recordado Lorenzo Millo, que trabajaba como depositario en el ayuntamiento de Alcúdia de Carlet, fue su descubridor. Comía en Galbis a menudo. Lo recomendó en la 'Guía Gourmetour', fundada en 1976. Edición 1979: «Antonio y su hijo, Juan Carlos, han subido el nivel de este local por su entusiasmo y buen hacer. Hacen cocina regional con un agradable punto de originalidad. Puntuación, 6,5».

Cambiaron los tiempos Y la gran esperanza blanca de Antonio, su hijo Juan Carlos, abandonó Casa Galbis y ayudado por su padre abrió (1989) un restaurante en la calle Marvá. No tuvo éxito. Cerró en 1996.

Reposa en la paz de los justos, Antonio.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios