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La pista Estrimal de Panticosa, el fin de semana de estreno
La pista más espectacular de 2015 está en Formigal-Panticosa

La pista más espectacular de 2015 está en Formigal-Panticosa

Los esquiadores podrán descender por "Estrimal" y regresar al pueblo de Panticosa sin necesidad de utilizar la telecabina

cANAL ESQUÍ

Lunes, 26 de enero 2015, 14:39

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CÓMO LLEGAR

  • Desde Madrid (478 Km.) A-2 dirección Zaragoza-Huesca-Sabiñánigo-Panticosa.

  • Desde Barcelona (359 Km.) A-2 dirección Lérida-Huesca-Sabiñánigo-Panticosa.

  • Desde Pamplona (164 Km.) A-21 y N-240 dirección Jaca-Panticosa.

  • Desde San Sebastián (247 Km.) A-15, A-21 y N-240 dirección Pamplona-Jaca-Panticosa.

La nueva pista de Aramón Formigal-Panticosa, Estrimal, se ha convertido en uno de los mayores atractivos de la estación de esquí del valle de Tena. Y es que no es una pista cualquiera. Con 1.300 metros de longitud y 400 metros de desnivel, esta pista roja une Selva Verde (cota 1.500 metros) con el núcleo urbano de Panticosa, en la base de la telecabina (cota 1.100 metros).

Se convierte así en una de las pocas de España que conectan la estación de esquí con el pueblo. De esta forma, los esquiadores podrán descender por ella y regresar al pueblo sin necesidad de utilizar la telecabina, de forma que puede funcionar también como sistema de evacuación. Eso sí, si se quiere regresar de nuevo a las pistas, gracias a la telecabina, se puede estar en siete minutos en cota 1.900 metros. Así, cogiendo un único remonte y uniéndola a la Pala Petrosos, el sector Panticosa cuenta con la pista roja con mayor desnivel del Pirineo, con 704 metros.

Para esta temporada, el sector Panticosa ofrece 38 kilómetros esquiables y 43 pistas: 7 verdes, 14 azules, 16 rojas y 6 negras. Además, cuenta con 15 remontes, con capacidad para transportar a 14.145 personas a la hora.

Formigal-Panticosa es una de las estaciones de esquí mejor preparadas para disfrutar de una escapada en familia. Y es que cuenta con jardines infantiles para que los más pequeños tengan su primer contacto con la nieve. Se trata de unos centros con unas modernas instalaciones cubiertas y adaptadas a los más pequeños con una zona exterior para jugar en la nieve e incluso realizar las primeras bajadas, gracias a las cintas remontadoras exclusivas para ellos.

En el sector Panticosa el Jardín Nieve está ubicado a cota 1.900 metros, está abierto de 9.30 a 16.30 horas y en él pueden quedarse niños de entre 2 y 7 años, desde 42 euros al día. El servicio de comidas está incluido en el precio de día.

Además, Panticosa dispone de una de las mejores escuelas de esquí del país. Tiene más de 40 años de experiencia y sus profesores están especialmente formados para la enseñanza a los más pequeños. Enseñan Esquí Alpino, Snowboard y hay cursos especiales para personas con discapacidad. Ofrece clases particulares, cursillos de semana o fin de semana y cursos especiales para niños de 4 a 6 años.

Y para los que no esquían, el sector Panticosa ofrece por 15,50 euros un viaje en telecabina para disfrutar de las mejores vistas del Pirineo. El paseo incluye subida y bajada, sin material de esquí. Además, cuenta con un espacio único para disfrutar en familia en el que los trineos son los protagonistas. El horario de esta actividad es de 13:00 a 15:00 horas, miércoles, sábados y domingos. Las tarifas: 3 bajadas, dos euros; y cinco bajadas, tres euros. Los tickets se adquieren en la cafetería.

COMER EN PANTICOSA

Sin necesidad de abandonar las pistas de esquí, Panticosa ofrece multitud de posibilidades para disfrutar de la gastronomía. Como ejemplo, Petrosos, situada en la llegada de la telecabina. Ofrece bocadillos, patatas y bebidas. Su especialidad: bocadillo de Ternasco de Aragón y pimientos con pan de cinco espigas. Además, cuenta con un amplio surtido de repostería dulce y salada y bebidas calientes para desayunar y merendar. Nada como un chocolate con churros para reponer fuerzas después de una larga jornada de esquí.

En la planta baja del edificio Petrosos, se encuentra El Vagón, un nuevo y exclusivo restaurante que ofrece carnes y pescados para compartir y un gran variedad de comida casera a la carta. Destaca el chuletón a la piedra y el cogote de merluza. Junto a El Vagón está La Voglia, un restaurante más familiar, con menús del día y platos aragoneses.

Mientras, en Cobaxo, en el acceso a las pistas, se puede tomar un vermut antes de comer o terminar el día con un buen Gin-Tonic. Además, ofrece música en directo, fiestas temáticas, actuaciones y una terraza en la que disfrutar del mejor aprés-ski de Panticosa. Y en pistas, hay dos zonas para reponer fuerzas: el Sabocos Burguer, con una amplia variedad de hamburguesas; y la pizzería Sela Verde, ubicada a cota 1.500 metros.

MÁS ALLÁ DE LA NIEVE

En las inmediaciones de Panticosa, se pueden visitar tres de los pueblos con más encanto del Valle de Tena. Se trata de Lanuza, Sallent de Gállego y Hoz de Jaca. De esta forma se puede compaginar el esquí con el turismo rural para disfrutar de una escapada completa al Pirineo aragonés.

A diez kilómetros de Panticosa está el pequeño pueblo Lanuza, al que se accede a través de la A-136. Fue expropiado en los años 60 para la construcción de un embalse. Sin embargo, las aguas del pantano nunca llegaron al núcleo urbano y los vecinos, con su trabajo y dinero, lo han ido recuperando poco a poco, manteniendo la esencia y el encanto de los pueblos de montaña.

Continuando por la A-136 hacia el sur, en dirección a Biescas, se encuentra otro embalse, el de Búbal. Allí arranca, a la izquierda, la carretera que discurre hasta Hoz de Jaca bordeando el pantano. Son solo 3 kilómetros de ruta, en continua subida, hasta los 1.270 metros de altitud. El pueblo merece una visita, con un buen número de casas rehabilitadas y otras de nueva construcción que mantienen la arquitectura pirenaica. Pero la gran sorpresa está al final. Una vez que se terminan las casas, la carretera desemboca en un pequeño jardín, con un espectacular mirador. Se trata de un gran balcón literalmente suspendido en el aire, colgado de la roca sobre las aguas del pantano.

Protegido por una gran peña está Sallent de Gállego. La villa fue desde el siglo XIII la más importante del Valle de Tena, y aunque hace tiempo que sus torres fortificadas desaparecieron, aún conserva sus callejuelas estrechas y tortuosas, un viejo puente de piedra, su iglesia gótica de principios del siglo XVI y nobles casonas con techos de pizarra.

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