Borrar
Urgente El precio de la luz de este viernes se dispara con la nueva tarifa
Ermita Fortificada. En la actualidad, esta construcción es la sede del museo Fortificaciones de Cabanes.
Cabanes descubre sus torres vigías

Cabanes descubre sus torres vigías

Un paseo por el parque natural de la localidad permite disfrutar de las fortificaciones que esconde el litoral castellonense

Noelia Camacho

Domingo, 26 de julio 2015, 20:34

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El parque natural del Prat de Cabanes-Torreblanca (Castellón) esconde muchos secretos. Cerca de este impresionante paraje natural aguarda lo que Rafael Cebrián denomina La ruta de las Torres en su libro Caminos junto al mar en la Comunitat Valenciana (Carena Editors). Una oportunidad única para descubrir las torres vigías que aún se conservan en el litoral castellonense. Un paseo por la historia que, a lo largo de una mañana, promete auténticas joyas de la arquitectura en un enclave natural único.

Para iniciar el recorrido, que se puede hacer en coche o en bicicleta, se ha de llegar a la localidad castellonense de Cabanes. A unos 30 kilómetros de Castellón, 95 si se hace desde Valencia, se ha de tomar la Nacional 340 en dirección a la localidad. Una vez allí, el mejor punto de partida es la Iglesia de la Asunción.

Hay que empezar tomando la carretera que pasa por la misma iglesia en dirección a Cabanes. A unos 1.200 metros tras pasar el puente sobre la autopista, a la derecha, se encuentra una amplia zona de aparcamiento, en la que está instalado un cartel informativo sobre las torres, calificadas de vigías porque se utilizaban para vigilar posibles ataques, sobre todo de piratas debido a su cercanía al mar. Una vez repasado el itinerario, a 2,4 kilómetros aparece la Torre del Carmelet, un sólido edificio de planta cuadrada que será la infraestructura mejor conservada que se encuentre durante el trayecto. No hay que perder el tiempo porque, sólo a 200 metros, se intuye la Torre dels Gats, un inmueble de características similares a su vecino que deja apreciar la intrahistoria de las fortalezas escondidas en Cabanes.

Apenas a algo menos de un kilómetro y medio, aparece la Ermita fortificada de Albalat. Doce kilómetros separan esta ermita construida en el siglo XIII de la población. Pero es una auténtica delicia arquitectónica, fortificada en el siglo XVI y que en la actualidad es la sede del museo Fortificaciones de Cabanes. El inmueble amenazaba ruina, aunque su restauración ha permitido que se mantenga en muy buenas condiciones.

Cualquiera de los curiosos que hayan decidido embarcarse en la ruta de las torres deberá detenerse unos minutos para observar otra fortificación que aparece muy cerca. A espaldas de la misma ermita, se encuentran las ruinas del Castillo de Albalat, conocido antiguamente como el Castell dels Anecs. De posible, aunque no documentado origen musulmán, las ruinas de esta clásica fortaleza de montaña indican que el edificio que aún se mantiene en pie fue ideado por los cristianos. Como dato curioso, la palabra Albalat llega directamente del árabe al-balát (el camino), un topónimo muy repetido a lo largo de la geografía española y que, en el caso de este castillo, hace alusión a un camino romano de comunicación con la Vía Augusta.

Se ha de seguir en dirección al mar. Hay que tener muy en cuenta las señalizaciones que indican el camino. La ruta continúa por debajo de la autopista. Nada más pasarla, se debe girar a la derecha en ángulo recto y después a la izquierda. Se han recorrido 1.300 metros desde que se abandonó la ermita. En ese momento, se debe cruzar El Ventorrillo, un caserío situado junto a la carretera N-340. Prácticamente después, hay que pasar por un puente sobre el tendido del ferrocarril. Tras un giro a la derecha, a la izquierda aparece la Torre del Carme.

El aroma del mar comienza a intuirse. Un olor tan característico que conduce a la Torre de la Sal. Continuando por la izquierda, aparece un camino agrícola. Es estrecho, pero permite circular sin problemas. Hay que seguir unos 300 metros para llegar a una pequeña carretera trasversal que se recorrerá por la derecha. A 2,4 kilómetros está instalada una rotonda y un espacioso aparcamiento. No es de extrañar si se tiene en cuenta que ahí está ubicado el Centro de Interpretación del Parque Natural. Justo al lado, se encuentra el caserío Torre de la Sal. Hay que atravesarlo para llegar a la última de las torres de esta ruta. Aislada y rodeada de vegetación, se mantiene en buen estado de conservación. Está restaurada y resulta la más visitada por su proximidad al mar, apenas a unos 100 metros. En ella se encontraron ánforas y otros utensilios que evidencian que en la Torre de la Sal recalaban numerosas embarcaciones.

Y fin del recorrido. Se puede aprovechar para pasar el resto del día en la playa, después de haber descubierto las torres vigías que se esconden en Cabanes.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios