¿Bares o templos?

Loquillo, Toulouse Lautrec, Kafka, Oscar Wilde, Picasso, Los Picapiedra y Dorian Gray tienen algo en común por difícil que parezca. Todos cuentan con un bar dedicado en Valencia, fruto de la admiración de sus dueños por sus figuras. La mayoría de ellos han pasado de ser simples pubs a convertirse en un lugar de reunión de fans de un artista o de un personajes de ficción concreto. Allí charlan y comparten su afición, mientras toman unas copas.

Kaf Café dedica hasta el nombre a su homenajeado, Franz Kafka. Nació en 2009 con la idea de retomar el espíritu de los cafés literarios de principios del siglo XX, época en la que el escritor checo desarrolló su obra. A la entrada del local ya se observa un cartel con la fotografía del literato que preside el espacio con su mirada misteriosa. Al fondo está la biblioteca en la que se pueden leer algunas de sus novelas como 'La metamorfosis' o 'El proceso' mientras se disfruta de una cerveza o de un té, eso va a gusto del consumidor. Kaf Café, situado en Benimaclet, también acoge exposiciones y actuaciones en directo. Otro referente de la literatura mundial con pub propio valenciano es Oscar Wilde. Aunque podría decirse que él realmente tiene dos. Ambos están situados en la localidad de Dénia. Uno es una terraza bautizada con el nombre del dramaturgo en la que se puede disfrutar de una gran selección de cócteles y ginebras de primeras marcas al aire libre. Las mesas están decoradas con frases de sus obras o algunas de las que pronunció en vida.

El otro rincón alicantino lleva el nombre de uno de sus personajes más famosos, Dorian Gray. Se trata de un pub especializado en gintonics y cervezas. Al cruzar el umbral de la puerta, al visitante le invade la sensación de haberse trasladado al Londres victoriano y, más concretamente, a la novela de Wilde. «El espacio está basado en la casa que habitaba el personaje, dispone de un hall de entrada, la sala de estar, la biblioteca, el salón de baile, el salón del cuadro, el patio de Dorian y la trastienda», comenta Sergio desde el local.

De la Inglaterra victoriana al Montmatre de París, de Dénia a Valencia. El barrio de Ruzafa ofrece uno de los rincones con más encanto de la ciudad. Es Café Tocado, un lugar dedicado al pintor que ilustró los años dorados del Moulin Rouge, Toulouse Lautrec. Las paredes del local están pintadas con algunos de sus cuadros, así como las mesas. Muestran la figura de las bailarinas que el autor inmortalizó con su pincel.

Muchas noches hay espectáculo en el pequeño escenario, pues el local está dentro del circuito de Café Teatro de Valencia.

Al lado del café se encuentra Le Moulin de Tocado, una terraza donde sumergirse en la capital francesa la mas cosmopolita de toda Europa y en los cuadros de Lautrec.

Picasso Café Tabac no toma en vano el nombre del genio malagueño, pues el arte rebosa por los cuatro costados de este bar situado en la avenida Blasco Ibañez. Llevan años ofreciendo exposiciones de jóvenes creadores que quieren mostrar sus obras y no encuentran lugar. Entre sus cuatro paredes o en la terraza se puede disfrutar del mundo del arte y de un buen café.

No sólo los grandes artistas universales han conseguido tener un espacio dedicado valenciano. Los Picapiedra han logrado tener uno de nombre homónimo en el barrio de El Carmen. La mascota de la familia, un dinosaurio, se eleva sobre las mesas del local. Aunque a diferencia del que aparece en la serie, el del bar no tiene aspecto de ser amistoso, más bien muestra sus fauces a los comensales. Lo bueno es que no muerde, forma parte de la ambientación.

Las mesas son de baja altura y la mayor parte del inmobiliario está fabricado a base de roca.

Además de copas y cervezas, en el local se puede cenar o pedir tapas para picar si entra el hambre.

Loquillo

En este paseo no podía faltar un bar dedicado a un músico. Suelen ser los que más pasiones desatan en la actualidad y más rincones de este tipo aglutinan.

En el barrio de Patraix se abrió hace unos años Nueve Tragos, título que hace referencia a uno de los discos de Loquillo y que es como un santuario dedicado a la figura del rockero. Funciona a modo de sede valenciana del artista que alberga algunos de sus objetos personales y donde se reúnen sus fans a menudo.

A través de los discos y cuadros de sus paredes se puede hacer un recorrido por la historia del rock español. Además, el bar acoge conciertos nocturnos.

Loquillo siempre visita este rincón cuando actúa en Valencia.