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Operarios de la limpieza viaria trabajan en la vaguada de Campoamor a primera hora de la mañana para retirar los restos del 'botellón' .
Hartos de 'botellones' en Campoamor

Hartos de 'botellones' en Campoamor

Los vecinos denuncian que la mayoría de jóvenes se quedó fuera del recinto donde se celebró la fiesta

Joaquín Andreu Esteban

Viernes, 21 de agosto 2015, 01:00

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Cansados, con cara de haber dormido poco o nada y sobre todo hartos de haber tenido que soportar en dos semanas la celebración de dos 'macrobotellones' los vecinos de Campoamor, una de las urbanizaciones más pobladas durante el verano de toda la costa oriolana, bajaron ayer hasta la Playa de La Glea, la rambla y la zona donde se celebró la fiesta promovida por una discoteca para comprobar los efectos de la misma.

Representantes de las comunidades de vecinos de la urbanización, en muchos casos con sus presidentes al frente, se dedicaron a tomar nota desde la noche anterior de todo lo acontecido en la reunión masiva de jóvenes que acudieron al evento y el enojo era la tónica dominante. Con ellos estuvieron representantes del partido de la costa Claro y también el presidente de la Federación de Asociaciones de Orihuela Costa (Faoc), Joaquín Capel, quienes asistieron a los trabajos de limpieza de todo el entorno, un dispositivo especial de los servicios municipales que dejó en condiciones el entorno tras varias horas de trabajo.

Según la organización del festival a la cita acudieron millar y medio de jóvenes que compraron sus entradas de forma anticipada y otros tantos en taquilla. Destacaron que no hubo incidentes porque se contó con 25 agentes privados de seguridad y sus promotores acotaron la zona de la vaguada con vallas para evitar la presencia masiva de participantes en el 'botellón'.

Pero estas cifras contrastan con las críticas de los vecinos ya que indicaron que «dentro no había ni la cuarta parte de los que estaban por las calles y las inmediaciones del recinto y han dejado todo el entorno asqueroso, por segunda vez en quince días», aseguró la presidenta de la comunidad Miño III, Nuchi Morcillo. Esta aseguró que la noche «ha sido un infierno para los que veraneamos aquí desde hace décadas» y reprochó que el volumen de la música era audible en toda la urbanización incluso cuando a altas horas de la madrugada no había en el recinto más que unas decenas de asistentes. Una opinión similar dio el representante del Residencial Montemar, Jesús Gil, uno de los más pegados al recinto con 120 viviendas. «Hemos tenido que contratar para las dos noches de juerga de jóvenes seguridad privada porque se meten en las zonas comunes y causan destrozos o ensucian lo que pagamos entre todos los vecinos», manifestó. De hecho ayer por la mañana esta comunidad celebró una junta de propietarios en la que, entre otros temas, pensaban reclamar daños al Ayuntamiento por el concierto del pasado 5 de agosto.

Si todos coincidieron en que en esta segunda convocatoria la afluencia fue menor el impacto fue el mismo en cuanto a suciedad, basura, desechos por todas las calles desde la entrada por la Nacional 332 y, sobre todo, en las circundantes al recinto. Otros vecinos aseguraron que incluso los atascos de la hilera de coches queriendo acceder hasta la parte de la rambla fueron la nota dominante «y cortaron calles al aparcar en cualquier sitio o en vados y muchos residentes optaron por volver a sus casas habituales en Murcia, Cartagena y otras localidades de la comarca porque gran parte trabajaban al día siguiente y era imposible soportar dos veces seguidas estos botellones», lamentaron los dueños de bungalós en Lo Puente, también pegados al área donde se hizo el festival.

Otra de las cuestiones que resaltaron es que pese a que han tenido que aguantar dos fiestas de grandes dimensiones «todos los fines de semana del verano se celebran este tipo de reuniones con gente bebiendo alcohol en la misma zona y llegan incluso desde otras partes de la costa y nos tenemos que aguantar. Los restos siguen en zonas de la rambla que no se ven con el consiguiente riesgo que supone que se tapone con basura o se provoque un incendio», alertaron los afectados.

Ante estos hechos los vecinos ya piensan en tomar medidas para que el año que viene este tipo de concentraciones juveniles de verano no se vuelvan a repetir y quieren articular una plataforma que aglutine a todas las comunidades de vecinos para expresar su rechazo a que el Ayuntamiento dé permisos a los organizadores de este tipo de fiestas «porque son muchos años soportando las molestias y hemos llegado a un punto en el que incluso nos planteamos vender nuestras casas y buscarnos otro lugar más tranquilo porque el Ayuntamiento solo nos tiene como contribuyentes y no atiende nuestras quejas porque si votáramos sería otra cosa».

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