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Nuestro Padre Jesús de la Caída en la iglesia de San Gregorio. Foto Antonio Ballester.
Las otras sedes

Las otras sedes

ANTONIO LUIS GALIANO

Viernes, 27 de marzo 2015, 01:04

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A veces se añora el tiempo pasado, así como las vivencias y los lugares que tuvieron protagonismo en el mismo. Es posible que al referirnos a sede podamos pensar que lo hacemos citando el asiento o trono de un prelado con jurisdicción, o bien al territorio en cuya demarcación ostenta la autoridad un obispo. Incluso a la capital de su diócesis. De todos estos casos tendríamos ejemplos tales como el trono de Juan Elías Gómez de Terán, o el territorio que abarca nuestra Diócesis después de su última configuración, o bien Orihuela, como cabeza del Obispado. Sin embargo, también al referirnos a la citada sede podríamos entender como el lugar en el cual se ubica el domicilio de una entidad, como serían el de las cofradías y hermandades de Semana Santa.

En nuestro caso, en la ciudad de Orihuela recordamos el encanto de aquellas pasadas procesiones en las que cada cofradía salía desde un lugar distinto, hasta que la mano del hombre enarbolando las herramientas del derribo, dieron al traste con iglesias como la de San Gregorio, la de Capuchinos, la Merced, o la ermita de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Pilar. Así como la iglesia de San Agustín, tan necesitada de una total restauración por parte de sus propietarios. A partir de ahí todo fue un deambular por almacenes y lugares impropios donde eran cobijados los pasos de la Semana Santa, hasta que por fin fueron acogidos en la deseada Iglesia Museo, cuya primera piedra fue bendecida y colocada el 12 de marzo de 1982 e inaugurado oficialmente el 12 de mayo de 1988. Otras sedes que perviven y de las que aún vemos francas sus puertas para dejar libre la salida de las imágenes pasionarias, son las de la parroquia de Santiago y la de Santas Justa y Rufina, San Juan de la Penitencia, la de Santa Ana de los franciscanos y el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate, en la que se alberga a todos los pasos hasta el Viernes Santo en su tarde.

Algunas de estas sedes tienen su origen en la noche de los tiempos como la ermita del Pilar de la que antes de los años treinta del pasado siglo, salían los pasos de su Mayordomía, o la de la capilla de Loreto, de la que en siglos pasados comenzaba la procesión de la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Catedral, y que con los años únicamente quedó para que desde ella saliera 'la más corta' en palabras de José María Senén, que servía de traslado el Miércoles Santo de las imágenes del Santo Entierro hasta la Catedral, y que con el transcurrir de los años comenzó a celebrarse desde San Juan de la Penitencia hasta la parroquia de las Santas Justa y Rufina. Como decía, la iglesia de Santa Ana sigue dando cobijo a los pasos de la Tercera Orden Franciscana Seglar, antigua Venerable Orden Tercera y, desde allí, antes de la Guerra Civil se dirigían el Miércoles Santo en su tarde hasta el Santuario de la Patrona los pasos de La Samaritana, La Cena, La Oración en el Huerto, La Flagelación, La Negación de San Pedro, Nuestro Padre Jesús Nazareno, La Verónica, La Dolorosa y San Juan, El Cristo de la Agonía con la Magdalena abrazada a los pies de la Cruz y El Descendimiento.

Perviven algunos templos que eran sede y desde los que se iniciaba la procesión. Así, el Lunes Santo, la iglesia de San Sebastián de las agustinas, en la zona donde en la actualidad se conserva el coro de la antigua iglesia de San Pablo de los carmelitas, se custodiaban desde 1947 los pasos de la Hermandad del Prendimiento. Aunque, en muchas ocasiones, para su preparación y adorno eran introducidos en la Lonja. De la iglesia de las Salesas, durante muchos años se inició el desfile del Lavatorio el Miércoles Santo, y en otros lo efectuó desde la iglesia de San Agustín. De esta última el Lunes Santo, precediendo a la Hermandad del Prendimiento efectuaba su salida la Cofradía de La Samaritana, y de idéntica manera, a partir de 1988 comenzó su desfile la Hermandad de la Resurrección, la cual había sido fundada un año antes. De la iglesia del Carmen salía la Cofradía de la Flagelación desde 1944. Otras iglesias como la de San Juan de la Penitencia sigue abriendo sus puertas todas las noches del Domingo de Ramos a la Hermandad del Cristo de Zalamea.

Pero aquellas cofradías que estaban albergadas en iglesias que dejaron de existir, como la Merced, Capuchinos y San Gregorio, fueron las que más sufrieron los continuos viajes de un lugar a otro. La primera de ellas, desde su fundación en 1940, fue la sede de la Cofradía Ecce-Homo, cuya procesión a partir de 1942 iniciaba el recorrido desde la misma el Lunes Santo, hasta que, en 1948, comenzó a trasladar su paso a la iglesia de San Gregorio para desfilar junto a la Cofradía del Perdón el Martes Santo. Para ello, 'El Señor en el balcón' y después junto con La Sentencia, eran conducidos por los directivos, familiares y amigos la víspera, quedando en dicha iglesia alcantarina. Años después serían guardados en el taller de carrocerías de Daniel Sánchez. Al, derribarse San Gregorio comenzó un deambular de pasos del Perdón desde su sede canónica a la iglesia del Hospital, santuario de Monserrate, iglesia del Carmen, hasta el almacén de la VOT y después a la iglesia de la Merced, salvándose milagrosamente junto con los pasos del Ecce-Homo, al desplomarse la cúpula de dicha iglesia, el martes 26 de agosto de 1980. Por otro lado, el convento e iglesia de capuchinos pasó al olvido, y la Cofradía de la Santa Cena, tuvo que buscar otro lugar para sus imágenes de Enrique Galarza, encontrándolo en una nave próxima al Cuartel de la Guardia Civil.

Pero al final todo llega, y por fin todas estas obras de arte pasaron a ser conservadas en un lugar tan digno como el que antes habitaban en iglesias desaparecidas. Sin embargo, se perdió el encanto de las salidas de procesión desde diferentes lugares que aún perduran en el recuerdo y que se añoran en el paisaje urbano de nuestras procesiones de Semana Santa.

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