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Operarios municipales retiran una de las palmeras infectada por el picudo en Juan Carlos I.
El picudo obliga al Ayuntamiento a talar palmeras en pleno casco urbano

El picudo obliga al Ayuntamiento a talar palmeras en pleno casco urbano

Las brigadas municipales retiran árboles centenarios en la Glorieta y cortan los ejemplares afectados de la Avenida Juan Pablo II

Fernando Amat

Jueves, 23 de octubre 2014, 01:40

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Las palmeras del centro urbano han quedado con un vestigio del pasado en Callosa de Segura después de que el picudo rojo ataque a la mayoría de ejemplares. Las brigadas municipales talaron ayer dos árboles centenarios en la Plaza Glorieta y retiraron una decena de ejemplares en la Avenida Juan Pablo II. La administración local ha perdido la batalla ante el escarabajo que ha soportado las fumigaciones y tratamientos que se han aplicado en los espacios públicos.

La Avenida Juan Pablo II es la zona del casco urbano que más se ha visto afectada por la aparición de esta plaga. De las cuarenta 'Phoenix canariensis' que se plantaron hace escasos años para adornar este vial solo quedan cinco en pie. Los trabajadores municipales talaron ayer las afectadas por el picudo para llevárselas al vertedero. La imagen de uno de los últimos paseos construidos en la ciudad ha quedado afeada ante la falta de árboles.

Y es que la Conselleria de Medio Ambiente hace tiempo que se olvidó de los jardines de los pequeños municipios y se centró en salvar solo los grandes palmerales. Así cada Ayuntamiento tiene ahora las competencias para eliminar los árboles afectados a diferencia de cuando se detectó la plaga hace unos años en la Vega Baja. Entonces, la Generalitat Valenciana era la encargada de retirar los árboles uno por uno para destruirse en un vertedero habilitado y sin el permiso de Medio Ambiente no se podía destruir ningún ejemplar.

Ahora los operarios municipales son los encargados de rasurar con una sierra mecánica los tallos afectados. La operación es sencilla; mientras que un trabajador corta por la base otro estira con una cuerda para evitar que la palmera caiga sobre algún vehículo estacionado. Una vez derribado el tallo se procede a cortar en varias partes para su posterior envío al vertedero. En la mayoría de árboles todavía salen algunos insectos de su interior y el olor putrefacto se mantiene, a pesar de que las palmeras están secas desde hace meses.

En Callosa no existen numerosos espacios públicos con palmeras, pero en cambio están afectadas todas las zonas verdes donde había plantadas este tipo de palmáceas. Las talas se han llevado a cabo en el Barrio de La Cruz, frente a la Guardia Civil, la Glorieta y ahora en la zona de expansión del municipio. En cualquier caso, las dos palmeras canarias que más solera tenían en el jardín Glorieta también se tuvieron que talar.

Desde el Consistorio callosino optaron por cambiar el tipo de árbol para ampliar esta avenida y se buscó otra especie que no se vea afectada por el escarabajo.

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