Deportivo de carácter único
Prueba | Nissan GT-R 2017 ·
Nissan mejora su mítico modelo con 570 CV de pura diversión al volanteSecciones
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Prueba | Nissan GT-R 2017 ·
Nissan mejora su mítico modelo con 570 CV de pura diversión al volanteCARLOS RODRIGO
Miércoles, 30 de agosto 2017, 11:51
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Cuando el Nissan GT-R salió a la venta en Europa en 2009, redefinió el mercado y la categoría de supercoches. Se trataba de un producto capaz de dejar obsoleto al reconocido Porsche 911 Turbo de entonces, que montaba un cambio automático Tiptronic nada deportivo, obligando a la firma alemana a sacar la segunda generación Turbo de la carrocería 997 en el año 2009, con cambio de doble embrague y una profunda revisión de su sistema de tracción. Mientras que su otro competidor, un Audi R8 en principio vinculado a un motor V8 de 420 CV -luego pasó al actual V10-, quedaba ensombrecido por prestaciones por el GT-R, que establecía nuevos récords de aceleración y en circuito para la categoría y, lo mejor de todo, con 485 CV de potencia y un precio de venta muy inferior a sus competidores.
En todo este tiempo Nissan no ha cambiado su producto estrella, sino que ha ido evolucionando año a año este monstruo que equipa un motor V6 biturbo dispuesto a propulsar el que, posiblemente, sea el sistema de tracción integral más avanzado del mundo, vinculado a un cambio de marchas de doble embrague. Además, los ingenieros de Nissan han aprovechado la oportunidad para introducir todo tipo de sutiles cambios, que van desde aumentar la potencia a los 570 CV que ahora proporciona, a mejorar sus calidades y afinar su suspensión. Con todo ello, y para sorpresa de muchos, sigue plenamente en forma y capaz de mirar de tú a tú a los todopoderosos nuevos Porsche 911 Turbo, Audi R8 V10 o Mercedes-AMG GT.
Impresionante es un adjetivo que se queda corto para expresar la capacidad de aceleración de este aparato, que de 0 a 100 por hora solo emplea 2,7 segundos. Una experiencia impactante para todo el que lo prueba, y es que son muchos los deportivos que hemos probado, pero prácticamente ninguno -quizá el 911 Turbo-, acelera desde parado como el GTR lo hace, con una velocidad, facilidad y eficacia abrumadoras.
A todo ello se suma un interior que, en la versión de este año, ha recibido muchas mejoras, con paneles de puertas y salpicadero tapizados en cuero, y un ajuste notable de todos los elementos, aunque no llega al nivel de acabado de las propuestas alemanas. Su extenso equipamiento de serie, que prácticamente no deja nada en la lista de opciones, hace la vida más fácil. El nivel de información que nos facilita su sistema de telemetría no lo iguala nadie, presentando datos tan dispares como temperatura del aceite del cambio, presión de turbo o reparto de par, todos ellos habituales en un coche de competición pero poco habituales en superdeportivos de calle.
Su uso en ciudad no difiere del de un berlina grande, por suavidad de la dirección y manejo. Además de contar con un par de pequeños asientos en la parte trasera que, para un uso ocasional, resultan prácticos.
Para poder explorar la capacidad rutera del GT-R 2017, decidimos hacer una de las rutas con más atractivo de la comarca de la Marina Baja: viajar desde Valencia hasta Alcoy, para desviarnos por la CV-70 dirección a Guadalest, visitando su castillo y pantano.
La primera parte de la ruta es de autovía, donde nuestro Nissan, en su modo más tranquilo de motor y con la suspensión en el programa confort, permite disfrutar relajadamente del pasar de los kilómetros con un nivel sonoro bastante contenido y unas suspensiones que no resultan incómodas. Pero se trata de un coche que, por naturaleza, pide curvas, cambios de dirección, aceleraciones y frenadas, aunque en la calle no permite explorar ni la mitad de su potencial.
Cambiando suspensión y motor a modo 'R' y haciendo uso de las levas del cambio, el coche se transforma en un uno de los aparatos más rápidos que hayamos probado. Las salidas de las curvas en segunda son de catapulta, el paso por curva rapidísimo y los límites, no aptos para ser explorados fuera de un circuito. Menos mal que tenemos referencia de lo que puede dar de sí en trazados cerrados, terreno en el que hace sombra a todos los deportivos de su precio y pone contra las cuerdas a casi todos los que le doblan en la factura final. Su avanzadísimo sistema de tracción total, funciona mejor cuando más gas damos a la salida de las curvas, gestionando el reparto de potencia en cada rueda de manera individual, para que, con un pequeño gesto, el coche gestione con un mínimo derrapaje del eje trasero la potencia y obtengamos la mejor salida posible. Cuesta acostumbrase a tal nivel de eficacia, pero es demoledor, sus frenos, soberbios y el cambio, instantáneo.
Quizá el único pero de este coche sea que es demasiado perfecto en su manera de correr, que cuando mejor suena su motor es cuando va a tope, que su cambio de marchas es impecable en manual pero algo lento en automático, y que es un coche que brilla cuando se trata de explorar sus límites, pero que son tan altos que resultan inalcanzables.
El precio de esta obra maestra de la ingeniería japonesa apenas supera los 100.000 euros, poco para un coche de estas prestaciones.
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