El efecto Trump

De todas las medidas anunciadas vía Twitter por el nuevo presidente de los Estados Unidos, las que atañen al mundo del automóvil están siendo las más comentadas y las que han tenido una más rápida respuesta. Pongámonos en contexto, porque el Tratado de Libre Comercio en América del Norte, TLCAN o NAFTA en sus siglas inglesas, firmado por Estados Unido, Mexico y Canadá, permite un intercambio comercial sin aranceles entre estos países, y su aceleración en los últimos años ha hecho que Mexico sea el país ideal para una fábrica de coches. Tanto es así que prácticamente todas las multinacionales tenían prevista o ya tienen en marcha una planta en Mexico, y todos los proveedores con ganas de crecer, entre ellos varios españoles y también valencianos, se han ubicado allí para atender la nueva demanda de producción. Mexico iba a pasar de 1.5 a más de tres millones de unidades producidas en muy pocos años.

El frenazo puede ser importante, y si bien Ford ha cancelado una nueva fábrica a cambio de ampliar la ya existente en Mexico por cuestiones de producto más que de política, el grupo Fiat-Chrysler ha anunciado cambios de producción que benefician a Estados Unidos, por lo que Trump ha abierto la caja de los truenos amenazando a BMW que, curiosamente, fabrica casi todos los SUVs en Carolina del Sur -USA- y es el principal exportador de coches del país.

El futuro del automóvil va a depender en buena medida de los aranceles que decida o no imponer el gobierno americano a los coches que se importen a su país, y aunque ello supone trabas a la competencia, y por tanto menos competitividad de las empresas en suelo americano, la agenda descuenta los minutos para saber a qué cambios nos enfrentamos y como van a afectar a la industria española del automóvil, donde Ford Almussafes es la principal exportadora de coches terminados a América. De momento, la caída de valor del peso mexicano ya está afectando a nuestra industria.