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El Edge es un 4x4 grande de diseño deportivo.
Ciudadano europeo
PRUEBA

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Ford importa desde Estados Unidos el 4x4 de gama alta Edge, bien adaptado a nuestros gustos y carreteras y con una tarifa muy atractiva

A. ADALID

Viernes, 16 de septiembre 2016, 23:47

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Hace unos años Ford decidió que su gama de modelos fuera global, de modo que un coche diseñado y fabricado en cualquier país y continente pudiera venderse en todo el mundo. La economía valenciana se ha beneficiado mucho de esta decisión, ya que cada año más de 60.000 unidades del furgón ligero Transit Connect se envían desde Almussafes a Estados Unidos pero, economía aparte, los que más ganan son los clientes. En España por ejemplo se puede disponer -por fin- tanto del Ford Mustang como del nuevo Ford Edge, ambos con garantía oficial y todas las facilidades de compra y financiación de la marca, y no sólo eso: su ingeniería está a la altura de la competencia europea y ambos coches se sienten muy a gusto en nuestras calles.

CONCLUSIÓN

  • Ford acierta importando un producto americano que, como el Mustang, encaja como un guante en los gustos europeos. Se van a vender muchos y bien, ya que es un coche con muchas virtudes y ningún reproche.

Gran tamaño y espacio

El Edge es un SUV de 4,8 metros de largo que compite tanto con modelos como con otros como el Volkswagen Touareg o el Audi Q5. A España llega equipado con un motor diesel 2.2 litros turbo con dos versiones, de 180 ó 210 CV, equipado siempre con un cambio automático de doble embrague 'Powershift' de seis marchas, con tracción total y un amplio nivel de equipamiento. Hay cuatro versiones: Trend, Titanium, Sport y el lujoso Vignale, y el más vendido es el Sport de 210 CV, que llega a nuestra prueba gracias al concesionario Vedat Mediterráneo, de Valencia, que cuenta con una unidad disponible para los clientes que deseen probarlo.

Las ventas del modelo van mejor de lo esperado, y el público elige la versión más potente, que cuenta con el equipamiento Sport, y un precio que ronda los 52.000 euros, una tarifa alta para un Ford, pero razonable en este sector del mercado.

Es un coche de líneas rotundas pero que también resulta deportivo. La gran parrilla delantera, los faros rodeados de luz LED, la trasera con enormes pilotos o las también grandes llantas nos hacen llega a una primera conclusión: el Edge no sólo parece un coche grande, lo es y le gusta mostrarlo, y aunque la longitud no es problema, su anchura si que puede dificultar el parking en las plazas más estrechas de garajes con algunos años.

En el interior se respira un buen ambiente con un alto nivel de equipamiento. La entrada y el arranque se hacen con la llave en el bolsillo. Los asientos son de clase business, con buen agarre, y tienen calefacción y ventilación, y delante nuestro aparece un cuadro de mandos similar al de los Ford Mondeo y S-Max. El volante también es similar, de modo que nos sentimos 'como en casa'. En la parte trasera hay mucho espacio, y aunque cuesta un poco subir, una vez dentro hasta tres pasajeros viajarán cómodos. El Edge se ofrece sólo con cinco plazas, lo que permite tener un maletero de más de 600 litros. Cuenta con apertura eléctrica, aunque el piso del maletero está algo alto.

Nos ponemos en marcha y destaca un importante detalle: la dirección con asistencia progresiva, que permite un fácil giro en las maniobras pero también una gran precisión circulando rápido, donde con poco giro del volante el coche mantiene su trayectoria de forma precisa. Es su punto más destacado, aunque el cambio también funciona muy bien, cuenta con levas tras el volante y permite reducir con facilidad si, por ejemplo, llegamos a una rotonda y no queremos aplicar toda la retención sobre los frenos. Estos son grandes y fuertes, pero preferimos no probarlos a fondo. El Edge cuenta con una pisada firme, aunque la suspensión podría ser algo más refinada.

El motor rinde con fuerza una vez pasamos las dos mil revoluciones. Hasta ese momento, en el que los turbos -equipa dos- empiezan a ofrecer todo su empuje, le cuesta un poco moverse, por lo que no es un coche ágil en ciudad, sobre todo comparado con la carretera en la que, una vez lanzados, hay que ir muy atentos al velocímetro.

Con un equipamiento a tope, que incluye techo solar panorámico, cámara de visión trasera y todo tipo de conexiones para móvil, tablets, etcétera, el Edge tiene un precio base de 43.500 euros, que en esta versión Sport sube hasta los 51.500. Se queda situado en el mercado entre las opciones más económicas, que no ofrecen mecánicas tan potentes, y los modelos de gama premium, de mejor rendimiento pero más caros.

Exclusivo y de alta calidad

El Edge nos parece un coche muy bien hecho, con una buena respuesta y una gran calidad mecánica y de interiores. Nos gustaría que se ofreciera también con siete plazas, pero aun con cinco pasajeros, si buscamos un SUV con tracción 4x4 de gama alta y este coche encaja dentro de nuestros parámetros, se convierte en uno de los más atractivos y recomendables, más aún en este color cobre metalizado tan atractivo.

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