Borrar
UN HITO DE GUERRA Esta reproducción del UNL-35 está en el Museo de Medios Acorazados de 'El Goloso',en Madrid.
Titanes de acero fabricados en            la Unión Naval

Titanes de acero fabricados en la Unión Naval

La Unión Naval de Levante construyó más de un centenar de auto-ametralladoras UNL-35, considerado el mejor vehículo utilizado durante la Guerra Civil y empleado sobre todo por el bando republicano

BEATRIZ LLEDÓ

Sábado, 30 de mayo 2015, 00:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Enero de 1937. España está inmersa en la cruenta Guerra Civil, Valencia es la capital de la II República y las instalaciones de la Unión Naval de Levante han dejado de construir buques para dedicarse a la producción de vehículos blindados. De allí saldrán los UNL-35, considerados los mejores y más modernos vehículos de aquéllos combate tanto por su diseño como por su excelente construcción y acabado así como por su amplia producción.

A principios de aquel año los astilleros valencianos habían sido controlados por la Comisaría de Armamentos y Municiones y pasaron a denominarse Fábrica número 22. Allí se proyectó e hizo realidad el UNL-35. Para ello se contó con el asesoramiento del coronel ingeniero Nikolai N. Alimov, quien había trabajado en el proyecto del blindado ruso BA-20M de 1931. Con la documentación aportada y bajo la dirección del mando soviético, los ingenieros y proyectistas comenzaron a preparar el UNL-35, que mejoraba el original tanto táctica como técnicamente.

Todo estaba perfectamente ideado. «El UNL-35 no fue fruto de la improvisación ni de la urgencia del momento, sino concebido y diseñado por especialistas en una Oficina de Proyectos preparada», destaca Javier de Mazarrasa, autor de diversos libros sobre blindados del Ejército español. Se confeccionaron los planos de fabricación, las plantillas de madera para el corte de las chapas, construcción y montaje del casco. Las chapas blindadas dobles de acero eran fabricadas en los Altos Hornos de Sagunto bajo la dirección del ingeniero ruso A. Vorobiov.

Para su construcción se utilizó el chasis y el motor del camión ruso ZIS-5, cuyo bastidor se cortaba y volvía a soldar eléctricamente por el centro para reducir la distancia entre ejes a 2,5 metros. A este chasis se fijaban tres cuadernas de ángulo sobre las que se remachaban los elementos del casco, soldándose las juntas que eran reforzadas con perfil de acero remachado. El casco estaba formado por paredes inclinadas con los bajos en V para mejorar la protección contra balas y minas. «Sobre el techo montaba una torrecilla piramidal con escotilla superior que abría hacia delante. En su parte delantera se encastraba una ametralladora NAPO de 7,62 milímetros disponiendo de otra igual en la parte frontal del vehículo a la derecha del conductor», explica de Mazarrasa.

La producción arrancó en enero de 1937 a un ritmo de cinco UNL-35 al mes. Así se mantuvo de forma ininterrumpida hasta mediados de 1938, cuando los bombardeos de la aviación nacional obligaron al traslado de las instalaciones de los astilleros valencianos, socializados por la CNT, a la empresa Hermanos Amat en Elda. En septiembre de 1938 se reanudó la producción que concluyó en marzo de 1939. Durante esta segunda etapa fue necesario adaptar los chasis de otros camiones, principalmente Ford V8, Chevrolet y algún camión británico. En dos años, se fabricaron alrededor de 150 de estas auto ametralladoras blindadas ligera.

Estos titanes de acero se emplearon en todos los frentes excepto en el Norte. Sus primeras acciones fueron en Barcelona para sofocar los sucesos de mayo de 1937. Los blindados apoyaron a la Guardia de Asalto que llegó allí procedente de Valencia. También en la batalla de Brunete en Madrid, y posteriormente actuaron en localidades como Segovia, Belchite y Teruel hasta el final de la contienda.

En manos de las tropas nacionales

Estos acorazados no sólo sirvieron al Ejército Popular de República. Las tropas nacionales capturaron decenas de ellos, «creando unidades propias como la Agrupación de Carros del Sur organizada en noviembre de 1938 con los 17 UNL-35 incautados unos meses antes en Extremadura y Andalucía, a los que se añadirían los 21 cogidos en una sola jornada en Jaén en marzo de 1939», concreta el experto.

Tal y como recoge el primer volumen del libro 'Los medios blindados de ruedas en España', estos vehículos apresados por el Ejército Nacional fueron también empleados por la fuerza de combate italiana CTV, junto con los Chevrolet-1937. «Ambos modelos fueron ampliamente utilizados por las unidades del Ejército Español durante la postguerra, manteniéndose en servicio hasta bien entrada la década de los cincuenta. Un número indeterminado de ellos cruzó la frontera durante la retirada republicana de Cataluña, y algunos fueron retenidos por los franceses, cuya caballería los utilizó en junio de 1940, junto con los Chevrolet-1937, contra los alemanes», explica el libro, una recopilación de fascículos de la Revista Española de Historia Militar, y cuyos autores son Francisco Marín y José María Mata.

Pero ahí no acabó la relación de Valencia con la construcción de vehículos blindados. Ya en la segunda mitad del siglo XX, fue Macosa la que fabricó un vehículo para transporte de tropas. Se trata de un prototipo cuyo origen data de 1968 y se llamó BMU-2. Finalmente, y en el contexto de la Guerra Fría, fue descartado y se optó por la compra de modelos BRV de seis ruedas que se adaptaban mejor a las necesidades militares del momento. De este vehículo tan sólo existe un ejemplar que se conserva en el Museo Histórico Militar de Valencia y en él se observan las esquirlas de los proyectiles disparados para verificar la eficacia de su blindaje. Tiene capacidad para seis ocupantes. El acceso se realiza a través de dos puertas laterales y otra trasera. Partiendo de este prototipo se proyectaron tres versiones: como vehículo de reconocimiento con ametralladora MG-3, como antitanque con un cañón sin retroceso de 106 milímetros o como sanitario de evacuación.

«La industria bélica en la Comunitat une dos seculares tradiciones, la militar y la industrial. Por una parte, nuestra cultura laboriosa y emprendedora dio origen a un gran tejido industrial que se remonta al primer alto horno español, ubicado en Alcoi, y que llega hasta las más modernas industrias de automoción. Todo ello se suma a la gran raigambre bélico-militar del territorio valenciano a lo largo de su historia», director técnico del Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales de la Universidad Católica de Valencia, Jesús de Salvador.

En la actualidad, esa tradición prosigue con el mantenimiento de los Centauro, vehículos de recuperación que utiliza el Regimiento de Caballería Lusitania 8, en Marines. La empresa Oto Melara Ibérica S.A., ubicada en Loriguilla, se encarga de diversas tareas relacionadas con estos blindados. Pasado, presente y futuro se dan la mano en la Comunitat.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios