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GELLHORN Y LOS GÉNEROS

ESTHER ASPERILLA

Viernes, 16 de febrero 2018, 00:05

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Martha Gellhorn tenía la teoría de que «una puede ser en la vida lo que quiera, siempre que esté dispuesta a pagar un precio por ello». Escritora, viajera y periodista, la americana fue una fantástica reportera de guerra, lo que le llevó a recorrer gran cantidad de países durante su vida profesional. Su biografía es fascinante, aunque muchos la recuerdan únicamente porque mantuvo una tormentosa relación con Ernest Hemingway, con quien compartió la guerra civil española como corresponsal para el diario 'Collier's Weekly'.

Se dice de ella que para entrar en España cruzó a pie la frontera sin saber una palabra del idioma y con solo 50 dólares en el bolsillo. Asistió al bombardeo de Londres (el famoso 'Blitz') durante la Segunda Guerra Mundial y cuando las tropas aliadas liberaron el campo de concentración de Dachau, también estuvo allí para contarlo. Dicen que hasta se disfrazó de camillero para introducirse en la zona en la que tuvo lugar el desembarco de Normandía, convirtiéndose así en la única presencia femenina durante el día D.

Viajó incesantemente durante toda su vida. Escribió novelas. Se casó varias veces, una de ellas con el mismo Hemingway. Viajó, amó, escribió y vivió intensamente. Martha Gellhorn era una nómada incansable cuyo lema era «ir a otro país, otro cielo, otro idioma, otro escenario». Fue una de las corresponsales de guerra más importantes del siglo XX y sin embargo es otra de tantas mujeres brillantes que ha caído en el saco del olvido.

Yo la recuerdo ahora, absorta en mi café, mientras me pregunto si aparte de plantearnos si se puede diferenciar entre portavoces y portavozas (esto me ha dolido especialmente porque el término voz es femenino - la voz), no deberíamos recuperar esa misma voz en la memoria de mujeres que han sido importantes a lo largo de la historia. Valga este rinconcito para dedicarle un homenaje a todas las que como Gellhorn se supieron valer sobradamente en un mundo de hombres sin tener que mutilar el lenguaje en pos de esta tan deseada equidad.

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