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La uva Moscatel, la reina sin trono

La uva Moscatel, la reina sin trono

Los expertos abogan por profesionalizar el sector vitivinícola en la comarca de la Marina Alta

José Iglesias

Viernes, 2 de junio 2017, 23:10

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Ni la gamba roja, ni el erizo de mar, ni la naranja. El producto gastronómico verdaderamente diferenciador de la comarca de la Marina Alta es el moscatel, una uva que en su variedad conocida como «de Alejandría» tiene en esta comarca características organolépticas únicas transferidas por la fertilidad de la tierra y el microclima que la mima. La uva moscatel se diferencia de otras de la misma variedad que se cultivan en el resto de España, porque la de la Marina Alta nace de una planta que aguanta prolongadas sequías, es fácil de cultivar y agradecida en sus frutos que hace que pueda producir grandes caldos pese a que no esté exenta de cierta complejidad para elaborarlos. Como lo hizo en forma de uva pasa a finales del siglo XIX y principios del XX, la uva moscatel está dispuesta a reconquistar su trono y volver a reinar en la Marina para convertirse en su estandarte más internacional. Sin embargo ahora pretende hacerlo en forma de excelentes caldos elaborados por los pequeños productores de siempre, y nuevos emprendedores que han hecho de la elaboración del vino su forma de vida.Pero todavía queda mucho camino por recorrer. Y así lo plantean los expertos.

Pese a ser conscientes de que cuentan con un producto de gran calidad, reconocen que hay que creer en el producto e inyectarle una gran dosis de pasión para que se convierta en un importante motor económico para la comarca. Porque la calidad de estos viñedos que implantaron hace más de 2000 años los romanos, queda patente en los grandes vinos que salen de esta tierra.Salvador Manjón, director de la publicación especializada Semana Vitivinícola, apuntó en Dénia ante los profesionales de hostelería de la comarca y sumillers, que aquí nunca se ha puesto en valor el cultivo de la vid, entre otras cosas porque el terreno de la costa deja más dinero para construir que para cultivar. A su juicio, la falta de profesionalización no deja evolucionar la elaboración de productos de calidad, y cada vez hay menos viñedos, aunque se aprecia una leve concienciación de los habitantes del lugar. Fue en Unidos por nuestro vino, una jornada celebrada en el CdT Dénia organizada por el Consejo Regulador de la DOP Alicante, donde se quiso colocar al moscatel en su sitio dentro de la gastronomía y cultura de la Marina Alta, y donde se probaron los caldos de 22 bodegas de la DO. Y en este foro lamentaron también que cada vez son menos las extensiones de viñedos en la Marina Alta. Solo en Teulada-Moraira, como aseguró el biólogo Jaume Soler, quedan 200 hectáreas de viñedo cultivadas, y en su mayoría las vides pertenecen a una variedad que se plantó en los años 70 con injertos para hacer uva de mesa. Estas plantas tienen una vida limitada de 45 años, ahora están muriendo, y en consecuencia, dejando infecundos los cultivos de vid en la población.

El bodeguero Pepe Mendoza defendió la internacionalidad del producto, pero para ello hay que ser «más local» y tienen que surgir las agrupaciones entorno al moscatel, unirse todo el sector productivo y trabajar con precios que sean competitivos. El futuro del moscatel es muy prometedor, pero también hay que escuchar a los clientes para seguir un camino diferenciador. En estos términos se explicó el reconocido chef Quique Dacosta, quien aseguró que existen vinos de prestigio que tienen menos calidad que el que se fabrica aquí, pero se saben vender mejor.Según Dacosta es necesario crear una armonía de vinos íntegra de la Comunidad Valenciana, que se diferencie del resto de DO españolas, y buscar un argumento que defina el producto, regular y hacer una gran reflexión para otorgarle un valor añadido.Y después, saber vender el producto. Poner en práctica eso que ahora todos llaman «marketing». Salir fuera para dar a conocer las excelencias del vino moscatel de la Marina y lo que aquí somos capaces de hacer. Porque el vino moscatel, aseguró Pepe Mendoza, es tan bueno que hasta lo que se desprecia de él saca un buen producto. El éxito de esta uva tiene que pasar por «creérnoslo», buscar el «apoyo y la complicidad» con el agricultor, darle «identidad», trabajar con «profesionalización» y condimentarlo con mucha «pasión». Solo así se alcanzará la excelencia y todos podremos gritar: ¡Larga vida a la reina, la uva moscatel!

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