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JESÚS REINA
Martes, 10 de enero 2017, 23:39
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El suelo es un espacio no renovable, limitado y frágil, siendo en la ribera del mar, donde mayores tensiones especulativas se producen. Al menos es lo que hemos aprendido con la crisis, aunque conviene que no seamos tan olvidadizos.
El Parlamento Europeo ya advirtió en 2005 de los desmadres urbanísticos, redactando una misión de investigación dos años más tarde, convirtiendo a los ciudadanos y a la propiedad privada, en víctimas de tanto desenfreno, afirmando incluso, que los ayuntamientos impulsaron planes urbanísticos no tanto por las necesidades de crecimiento real, sino por mera ambición y avaricia.
Acostumbramos a buscar culpables en vez de soluciones, encontrando en el promotor inmobiliario al malvado brazo ejecutor ladrillil, eximiendo de aparente responsabilidad a alcaldes, concejales, y a la sociedad en general. Se hace necesario recuperar la función pública del urbanismo con el control municipal, pero también, priorizando la sostenibilidad y la política participativa.
El profesor de derecho administrativo de la Universidad de Alicante, Martín Mateo, ya publicó en su libro, "la gallina los huevos de cemento", que los políticos se han convertido en los Midas del mediterráneo, proponiendo el autor, el desarrollo de mecanismos de planificación transparente y participada para la implicación colectiva, y por tanto, democratizando el urbanismo.
En Dénia, ante la falta de Agenda 21 por decisión unilateral del actual equipo de gobierno, se promueven talleres aislados al son de obra y contrata, obviando el Plan de Acción del Litoral de la Generalitat durante los del PGE, lo que ha obligado a la Federación de Vecinos y al Círculo de Empresarios a tomar la iniciativa, especialmente por haber acotado la Conselleria los tiempos a la estricta exposición pública, como si la ideología fuera suficiente para marcar las líneas del futuro territorial y de la gobernanza.
Las playas son el principal tesoro de la economía turística, y considerando que las Naciones Unidas han designado 2017 como año internacional del turismo sostenible, espero que además del uso público, tengamos en cuenta que nuestra asignatura pendiente es la defensa de la costa y los ecosistemas litorales.
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