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JOSÉ MOLINS
VALENCIA.
Lunes, 27 de noviembre 2017, 00:38
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Le había costado mucho al Levante reponerse de la crisis que le mantuvo dos meses sin ganar, el equipo tuvo que lidiar con la falta de confianza y la inseguridad durante seis partidos, hasta que en Las Palmas consiguió recuperar la sonrisa. Pero el doloroso varapalo del sábado va a poner a prueba de nuevo a la plantilla. De la fortaleza mental de los jugadores y cómo gestione Muñiz este momento dependerá la reacción granota. El objetivo es que el 0-5 ante el Atlético suponga un tropiezo puntual y se olvide rápido, para que no provoque el daño de la última vez.
Porque todo cambió en el descanso del Villamarín el 25 de septiembre. En aquel vestuario el Levante se dejó su rocosidad, su fortaleza que le había permitido hacer un inicio de temporada fantástico y cayó goleado por 4-0 en la segunda parte. Después encadenó otra dura derrota ante el colista Alavés, empates ante Espanyol, Getafe y Eibar y perdió de nuevo en casa contra el Girona. Tres puntos de 18 que crearon dudas e inestabilidad en Orriols, incluso en la directiva, aunque en público Muñiz siempre destacó que la plantilla nunca había sentido nervios pese a los malos resultados.
Con el paréntesis del encuentro de Copa de mañana frente al Girona, en el que el equipo defiende la renta de 0-2 conseguida en la ida en Montilivi, el Levante tiene a partir de ahora cuatro jornadas para recuperarse de la goleada del sábado, con la intención de llegar a Navidad en la zona tranquila de la tabla, con un colchón amplio de puntos sobre el descenso. En ese sentido, la jornada ha sido benévola para los granotas, ya que pese a la derrota, también cayeron Málaga y Alavés, mientras que ayer Las Palmas sólo pudo empatar en Anoeta, lo que mantiene la distancia en los ochos puntos que habían.
Desde ahora y hasta el 19 de diciembre los azulgranas tienen cuatro compromisos para demostrar que esta vez la goleada no ha afectado mentalmente a la plantilla y que la reacción debe ser inmediata. El primero de ellos seguramente es el más importante, el próximo viernes en Málaga, ante el equipo que marca el límite del descenso y al que se podría dejar a once puntos de distancia con una victoria. Se trata de un encuentro con unas connotaciones casi idénticas al de Las Palmas, ya que marcará el futuro inmediato del equipo. O los valencianos se instalan en la tranquilidad de la zona media, o se meten de lleno en la lucha peligrosa. Después vendrá la visita al Ciutat del Athletic, que se ha convertido también en un rival directo, con dos puntos menos que los granotas, mientras que Sevilla y Leganés cerrarán el año 2017.
El vestuario granota quedó tocado el sábado por la noche y las caras de circunstancias de los futbolistas al abandonar el estadio mostraban la preocupación no sólo por el resultado, sino por la paupérrima imagen ofrecida ante el Atlético. Pero Muñiz quiso empezar a borrar los fantasmas desde el primer momento. «Esto no tiene que marcar nada de cara al futuro», dejó claro el entrenador, que tenía en mente las consecuencias del Villamarín y quiere que esta vez todo sea diferente. En la misma línea que Nano Mesa: «Esto es muy largo y hay que olvidarlo esta noche». La reacción ahora no puede tardar otros dos meses en ser efectiva.
Todos deben aprender del severo correctivo del Atlético, desde las erróneas decisiones de Muñiz, con una defensa adelantada que fue un regalo para Simeone, la inexperiencia de Shaq Moore, el desgobierno de Campaña, la desaparición de Doukouré, la falta de garra de Bardhi o la poca puntería de Unal, pero en especial el gran damnificado es Róber Pier. El central aún no se ha adaptado al nivel de Primera División y no se parece al que fue la revelación la temporada pasada. El sábado tuvo una de las peores actuaciones individuales que se recuerdan a un jugador del Levante en la máxima categoría.
Mientras tanto, Erick Cabaco no tiene la confianza de Muñiz, que le niega un sitio en el equipo, aunque mañana dispondrá de una ocasión para reivindicarse como tercer central en la Copa. El equipo está dando muestras de debilidad en su defensa, aunque la prioridad para el mercado de enero es un lateral derecho y no un central. Los granotas llevan ya 20 goles en contra (nueve en dos partidos) y necesitan recuperar su solidez defensiva, ya que sus tres victorias llegaron al dejar la portería a cero.
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