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Mariano Rajoy, junto al primer ministro italiano, Paolo Gentiloni; el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro de Malta y presidente de turno de la UE, Joseph Muscat.
Los líderes de la UE reiteran en Roma su unión pese al divorcio de Gran Bretaña

Los líderes de la UE reiteran en Roma su unión pese al divorcio de Gran Bretaña

Rajoy considera que esta declaración reafirma el cumplimiento de la legalidad ante la actitud de los independentistas catalanes

COLPISA / Agencias

Sábado, 25 de marzo 2017, 10:20

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Los 27 líderes de la Unión Europea reiteran este sábado en Roma su compromiso a favor de la unión, pactada hace 60 años en la capital italiana, pese al reciente y doloroso divorcio del Reino Unido. Para sus bodas de diamante, los mandatarios de los 27 países europeos vuelven a reafirmar su proyecto de integración en el imponente Capitolio de Roma, en la misma sala decorada con frescos del siglo XVI, donde se firmó el tratado constitutivo el 25 de de marzo de 1957.

Por su parte, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha considerado que la declaración firmada hoy en Roma por los líderes de la UE reafirma como valor esencial europeo el respeto al Estado de Derecho y, por tanto, al cumplimiento de la legalidad al que él apela ante la actitud de los independentistas catalanes.

Rajoy ha destacado la reafirmación de ese valor en la conferencia de prensa que ha ofrecido en la embajada de España en Roma tras la cumbre de la UE. El jefe del Ejecutivo ha precisado que en la declaración firmada hoy no se habla de la situación concreta de nadie (en referencia a Cataluña), pero ha subrayado que en el texto queda bien claro que todos en Europa deben atenerse al cumplimiento de la legalidad.

May, la gran ausente

La ceremonia se desarrolla sin la primera ministra británica, Theresa May, quien anunció que el miércoles notificará oficialmente la decisión de Reino Unido de abandonar a sus 27 socios, dando paso a un complejo proceso de divorcio de dos años. Hace 60 años, los mandatarios de Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo sentaron las bases de una vida económica común en la sala de los Horacios y los Curiacios con el fin de dejar atrás décadas de guerras en el continente.

Pese a la actual crisis que atraviesa, los líderes de la UE firmarán una declaración en la que aseguran que la "Unión es una e indivisible", según el borrador del documento final obtenido por la agencia Afp. "Europa es nuestro futuro común", concluye la declaración solemne. La conmemoración de la Unión Europea resulta también una ocasión para reflexionar ante la discordia, las dudas y la desconfianza popular que genera actualmente el proyecto. "Corre el riesgo de morir" si deja de defender los ideales de los padres fundadores, advirtió el papa Francisco al recibir la víspera a los líderes europeos en el Vaticano. "Europa vuelve a encontrar esperanza en la solidaridad, que es también el antídoto más eficaz contra los modernos populismos", instó el pontífice.

Incluso la administración del presidente estadounidense Donald Trump, encarnación del triunfo del populismo y partidario de Brexit, felicitó a la Unión Europea con motivo de sus 60 años e hizo hincapié en el compromiso común de promover la "libertad, la democracia y el Estado de derecho". "Roma debe marcar el inicio de un nuevo capítulo" de una "Europa unida a 27", adelantó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Del 'Brexit' a la crisis migratoria

El homenaje a una nueva unidad deberá tener en cuenta la difícil realidad, desde el Brexit a la crisis migratoria, pasando por los ataques yihadistas, y en un contexto de recuperación económica moderada tras el crash financiero de 2008. Más allá de las "bonitas palabras" y las promesas solemnes, los líderes europeos saben que para salvar a la UE tiene que "acercase a los ciudadanos", apuntó el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. Otro reto será contrarrestar el discurso de los movimientos ultraderechistas y antieuropeos en auge en el bloque, como el Frente Nacional (FN) francés que denuncia en nombre del "pueblo" las "derivas totalitarias" de la UE.

Entre las vías para evitar la desintegración de la UE resulta inevitable aceptar que la construcción de Europa debe tener diferentes grados de integración. Esa vía ganó progresivamente terreno en la discusiones sobre la declaración, defendida principalmente por las grandes economías del bloque: Alemania, Francia, Italia y España. La Europa a "varias velocidades", el litigio más controvertido, se convirtió en la Declaración de Roma en una Europa con "ritmos diferentes", pero con la "puerta abierta" a aquellos países que deseen unirse "más adelante" al grupo de países miembros más avanzados.

Un párrafo que fue escrito cuidadosamente para tratar de tranquilizar a los países de la ex órbita soviética, como Polonia, que temen quedar relegados a miembros de segunda de este "club", después de oponerse en los últimos años a los proyectos de Bruselas sobre la crisis migratoria.

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