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Nigel Farage.
Golpes para Farage y Corbyn en las elecciones británicas

Golpes para Farage y Corbyn en las elecciones británicas

El UKIP se enfrenta al riesgo de desaparecer de la vida pública cuando sus eurodiputados pierdan sus escaños tras el 'Brexit'

Iñigo Gurruchaga

Viernes, 24 de febrero 2017, 10:12

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Nigel Farage, exlíder del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), dijo hace una semana, en la conferencia anual de su grupo, que ha promovido la eurofobia y el temor a la inmigración, que la elección de Stoke-on-Trent era 'fundamental' para su futuro. Pero el UKIP no ganó el escaño en la elección celebrada ayer y se enfrenta al riesgo de desaparecer de la vida pública cuando sus eurodiputados pierdan sus escaños tras el 'Brexit'.

La elección de Stoke era fundamental porque los electores de la ciudad industrial en decadencia- su especialidad es la cerámica- han elegido siempre un diputado laborista y el 'Brexit' ganó en el referéndum de 2017 con el 70% de los votos. Ayer, algo menos que el 37% de los electores de Stoke acudió a las urnas- en el referéndum la participación fue superior en cerca de treinta puntos porcentuales- y eligió de nuevo un diputado laborista, Gareth Snell.

El candidato del UKIP, Paul Nuttall, es el nuevo líder del partido y encarnaba personalmente esa ambición de ganar a los laboristas en el norte de Inglaterra. Nacido en Bootle, al norte de Liverpool, ha tenido una campaña espantosa, en la que rectificó varias mentiras: que hizo un doctorado, que fue futbolista profesional, que perdió amigos íntimos en la tragedia del estadio de Hillsborough. Pero se ha quedado a 2.500 votos del ganador laborista.

Nuclear

La elección de Stoke se producía porque el diputado local, el historiador Tristram Hunt, decidió abandonar la política y aceptar la oferta de dirigir el museo Victoria & Albert de Londres. En la circunscripción de Copeland, en el noroeste de Inglaterra, James Reed dimitió como diputado laborista cuando le ofrecieron empleo en el departamento de relaciones públicas de la central nuclear establecida en la comarca.

Hunt y Reed eran seguidores de la estela centrista de Tony Blair y abandonaron la política porque no veían posibilidad de avance del partido o de sus carreras bajo el liderazgo del izquierdista Jeremy Corbyn. En Copeland, el partido perdió el escaño que tenía desde hace ocho décadas. Es inusual en la historia política británica que el partido del Gobierno, el conservador en este caso, arrebate un escaño a la oposición en este tipo de elecciones locales para reemplazar a dimitidos o fallecidos.

La participación fue más alta en Copeland que en Stoke y la nueva diputada conservadora, Trudy Harrison, ha insistido en su campaña, apoyada ocasionalmente por Theresa May, en que Corbyn se opone a la energía nuclear. El líder laborista se ha opuesto a la renovación de los submarinos nucleares, que en parte se construyen en la misma región, Cumbria, y guió al partido a concentrar su campaña en el mal estado de los servicios públicos.

Si la elección de Stoke deja al UKIP con un diputado en Westminster que no se habla con la dirección del partido y con su gran estrategia para crecer muy dañada, la de Copeland renueva las dudas sobre si Corbyn y sus seguidores, que quieren 'reconectar' con votantes laboristas que habrían desertado las filas por su desencanto con Blair y su legado, actúan con un sentido agudo de la realidad social británica.

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