El precedente escocés

Tres el doble fracaso del referéndum de Quebec en Canadá, los independentismos europeos esperan con expectación el resultado de la consulta del día 18 en Escocia. Incluso en caso de derrota, muchos de ellos verán en el plebiscito un importante precedente con el que reforzar sus reivindicaciones.

Hasta ahora el modelo favorito de los independentistas europeos era la provincia francófona canadiense de Quebec. Sin embargo, hasta ahora todas las esperanzas de que se abriera paso un proceso de secesión se han visto truncadas. Tanto en 1980 como en 1995, el 'sí' no consiguió superar la decisiva barrera del 50% de las papeletas. En la última ocasión se quedaron muy cerca con un 49,6%. La victoria parecía cercana y en ella confiaba la primera ministra y líder del Partido Quebequés, Pauline Maurois, cuando a principios de año adelantó las elecciones con la firme convicción de obtener una mayoría absoluta que le abriera las puertas a una nueva convocatoria de referéndum. La estrategia no resultó precisamente un éxito, ya que Maurois sufrió una severa derrota que la obligó a dimitir.

Apartada temporalmente en el congelador de la causa la aventura quebequesa, Escocia ha tomado el relevo. Sin duda, será España el país donde más impacto tendrá lo que suceda el próximo jueves con la convocatoria de Artur Mas fijada de forma unilateral para el 9 de noviembre. El triunfo les daría un importante refuerzo propagandístico no solo de carácter interno sino especialmente para su campaña hacia la Unión Europea. El nacionalismo vasco también sigue con suma atención la consulta y hará su interpretación para consumo interno, aunque el Gobierno del PNV mantenga solo una discreta y distante solidaridad con la estrategia de Artur Mas.

Otros dos países que seguirán muy de cerca lo que suceda en tierras escocesas serán Bélgica e Italia. En las pasadas elecciones federales belgas de mayo, el partido independentista flamenco Nueva alianza Flamenca (NVA) consiguió el mayor número de votos con el 20%. A estos habría que añadir el 3,07% del Vlaams Belang, también nacionalista, pero de extrema derecha y con unos planteamientos radicales que reclaman la secesión pura y dura. El NVA prefiere una solución confederal y centra sus mensajes en temas económicos más que en reivindicaciones identitarias.

En Italia, el independentismo de la Liga Norte no pasa por sus mejores momentos, desacreditado por los escándalos de corrupción y sus posturas directamente racistas y xenófobas. Si líder y artífice, Umberto Bossi, tuvo que salir del partido de forma vergonzante tras verse implicado en un desvío de fondos del partido hacia sus familiares. En las pasadas elecciones europeas los liguistas apenas superaron el 6% cuando en la cita anterior obtuvieron el 10%.

Es indudable que el referéndum escocés va a sentar un importante precedente para los nacionalismos independentistas. Convendría, sin embargo, hacer hincapié en dos diferencias clave que distinguen al proceso de Escocia del de Cataluña, en palabras de primer ministro escocés, Alex Salmond: la consulta en Escocia es "legal" y tiene el visto bueno tanto de Edimburgo como de Londres. Lo malo es que ya parece demasiado tarde para que el presidente Artur Mas escoja el camino del consenso de Salmond y que los catalanes pudieran un día ejercer su derecho indiscutible a expresar su voluntad dentro de la legalidad democrática. Como ha señalado estos días el profesor de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, la estrategia de Convergencia de "paciencia e independencia" ha dado paso a "¿adelante, adelante, sin idea y sin plan!".