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Recreación del futuro Abraj Kudai.
La meca de los hoteles

La meca de los hoteles

En 2017 se abrirá en la ciudad más santa del islam el hotel de lujo más grande del mundo: 10.000 habitaciones, cuatro helipuertos y 70 restaurantes

mikel ayestaran

Viernes, 14 de agosto 2015, 19:19

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Mil trescientos ochenta y tres años después de la muerte de Mahoma, en La Meca no quedan ni las montañas que vio el Profeta. Después de que Dubái se llevara el premio a la torre más alta del mundo con el Burj Jalifa (828 metros), Arabia Saudí no se podía quedar atrás y en 2017 abrirá las puertas del que presentan como el hotel más grande del mundo. Los peregrinos que acudan al lugar más santo del islam podrán optar por alojarse en una de sus 10.000 habitaciones, aterrizar en uno de sus cuatro helipuertos o comer en uno de sus 70 restaurantes.

El establecimiento de cinco estrellas se llamará Abraj Kudai, la obra la financia el Ministerio de Economía y lo ha diseñado el estudio de arquitectura Dar al-Handasah -responsable del nuevo aeropuerto de Dubái- en una superficie de 60.000 metros cuadrados en el distrito de Manafia. Está situado a las puertas de una Gran Mezquita cada vez más pequeña ante la inmensidad del mar de cemento en que se ha convertido La Meca.

Se trata de un paso más en la desenfrenada modernización de un lugar santo que, según las voces más críticas, las autoridades saudíes han convertido en Mecca-hattan. Este es el nombre que le da Irfan al Alawi, director de la Islamic Heritage Research Foundation, que trata de salvar el poco legado histórico que los saudíes están dejando en los lugares santos. "Todo esta siendo arrasado para levantar hoteles de lujo que están acabando con la santidad del lugar y ahuyentando a los peregrinos normales", lamenta Al Alawi al diario británico The Guardian.

Este nuevo hotel competirá en lujo y tamaño con el Abraj al-Bait, otra mole visible en 30 kilómetros a la redonda y situada, también, a las puertas de la Gran Mezquita. En su caso se lleva el premio a la torre de reloj más alta del mundo (601 metros); y es que el edificio está coronado por un enorme reloj que imita al Big Ben de Londres. Tiene una sala de oración con capacidad para 10.000 personas. El precio por noche de una habitación con vistas a la Gran Mezquita puede llegar a los 6.000 euros.

El régimen saudí y el califato del Estado Islámico (EI) comparten pertenencia a la misma corriente wahabí, la más poderosa y severa del islam. Una corriente contraria a la idolatría en la que no les tiembla la mano a la hora de acabar con restos arqueológicos como Nimrud y Hatra, al norte de Irak, o con los vestigios de la época del Profeta en La Meca y Medina. La casa de Jadijah, esposa de Mahoma, fue derribada para construir unos servicios públicos y la de Abu Baker, compañero del Profeta, dejó su lugar a un hotel de la cadena Hilton. "Están convirtiendo el lugar santo en una máquina, una ciudad sin identidad, patrimonio y legado histórico. Hasta han alisado las montañas", denuncia en The Guardian el arquitecto Sami Angawi, fundador del Hajj Research Centre, que ha pasado los últimos treinta años estudiando los edificios históricos en las dos ciudades más santas del islam.

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