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M. COSTA
Martes, 30 de septiembre 2014, 23:47
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Urko tiene cuatro años y procede de Huesca, de la Unidad de Rescate de la Guardia Civil. Su actual adiestrador y propietario lo adquirió con once meses. Desde entonces, forman un buen equipo y se han vuelto inseparables. Comparten ocho horas diarias de trabajo, dos horas de entrenamiento y «el tiempo de descanso y recompensa, cuando nos vamos a casa».
Los cuidados que necesita un perro de estas características no son los de un can habitual. El perro recibe mimos en función de su labor policial. «Hay que cepillarlo siempre antes de venir al trabajo, porque no puede ir soltando pelos durante el registro de un coche, por ejemplo. Hay que asearlo y tenerlo siempre a punto». Urko acude a revisiones frecuentes y se alimenta con pienso de calidad para fortalecer articulaciones y evitar enfermedades.
Los juegos, la actividad muscular y la obediencia básica se combinan con búsquedas a diario de droga. Una curiosidad es que su adiestrador dispone de una cantidad limitada de sustancias ilícitas que solicita a farmacia de subdelegación de Gobierno y a los juzgados para que el perro policía siga entrenando.
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