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La pitonisa gerundense Pilar Abel no supo adivinar el resultado negativo de la prueba de ADN. afp
Pilar Abel: «No me creo nada»

Pilar Abel: «No me creo nada»

Las pruebas de ADN que descartan que Pilar Abel sea hija de Dalí no convencen a la pitonisa, que amenaza con llegar a Estrasburgo.El fiscal pide que se le condene a pagar las costas por actuar «de forma caprichosa e infundada»

P. MUÑOZ

Martes, 19 de septiembre 2017, 00:02

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Las pruebas de ADN que obligaron a exhumar a Salvador Dalí este verano han demostrado que no es su hija, pero Pilar Abel no tira la toalla: «No me creo nada», dijo ayer la pitonisa gerundense, que puso en duda la fiabilidad de ese análisis y amenazó con seguir litigando en Estrasburgo. Su actitud ha acabado con la paciencia del fiscal, que ayer pidió, en la vista oral del caso, que se le condene en costas por actuar de manera «caprichosa e infundada» y poner en duda la independencia del Instituto de Toxicología.

«Se ha actuado de manera caprichosa e infundada y no se ha probado nada que pueda poner en duda la seriedad del Instituto Nacional de Toxicología», abroncó el fiscal en el Juzgado de Primera Instancia número 11 de Madrid, donde se celebraba la vista, a la demandante y a su abogado, Enrique Blánquez. Este pidió hasta en dos ocasiones la suspensión de la vista cuestionando la imparcialidad y objetividad de las pruebas biológicas practicadas por el Instituto de Toxicología y también por incomparecencia de tres de sus cuatro testigos. El letrado de Pilar Abel llegó a asegurar que el Instituto no es un órgano imparcial y exigió «un informe riguroso y por horas» de la cadena de custodia de los restos de Dalí, ya que «se podrían haber cambiado por otros».

Su alegato fue contestado por la Fundación Galá-Dalí y por el fiscal, que defendieron la fiabilidad del «cien por cien» que ofrece la prueba biológica, practicada por duplicado para evitar toda sospecha de parcialidad.

En su intervención, el fiscal afirmó que Pilar Abel «ha actuado caprichosamente», sin aportar fotografías ni la máscara mortuoria de Dalí que asegura tener, por lo que «no se puede pensar en su buena fe». Tachó de «inconsistente» la demanda de la pitionisa gerundense y apostilló, en una velada crítica a la juez que autorizó la exhumación: «No es sostenible que no se defienda la memoria de los muertos. Dalí está donde tiene que estar, y no se puede exhumar así como así el cadáver de la persona, porque ofende a su propia intimidad y a los que valoramos la figura de Salvador Dalí».

La Abogacía del Estado, que también defendió la «independencia» del Instituto de Toxicología al acreditar que Pilar Abel «no tenía relación de filiación con Dalí», acusó a ésta de «actuar con temeridad». Más contundente fue la Fundación Gala-Dalí, cuya letrada dijo que «la demanda es fruto de la abundante imaginación» de Pilar Abel, a quien interesaba «atraer el foco de los medios de comunicación».

Estos varapalos no parecieron amedrentar a la demandante, quien al término de la vista aseguró a los medios sentirse «muy bien aunque decepcionada» por las «mentiras» que en su opinión se dijeron en la Sala, al tiempo que volvió a cuestionar las pruebas de ADN que desacreditan su demanda. «Después de lo que he visto hoy, no me creo nada», aseveró.

Pese a que no se atrevió a defender con absoluta seguridad que es hija de Dalí, sí anunció su intención de «seguir luchando» e incluso, proclamó, no descarta acudir al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos para recurrir la sentencia, dando por hecho que será contraria a sus intereses.

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